I marcha BTT Ufones. Ruta de los castros.

Pues una pena que el tiempo no nos haya acompañado del todo hoy. Cuando salí de casa y vi la tremenda niebla que había por el camino me estaba arrepintiendo de ir, pero al llegar a Alcañices, el sol empezó a brillar (e incluso calentaba cuando llegué a Ufones). Hasta el quilómetro 14 nos acompañó, pero después la niebla se hizo fuerte y no desapareció del todo (lo hizo a ratos a partir del quilómetro 45). Para mí es un gran problema porque me obliga a ir sin gafas y -como buen miope- no sé por dónde voy en las bajadas, con el riesgo que eso conlleva. En cuanto a la ruta en sí, es bonita porque la zona lo es, con bosques de robles, regatos y praderas verdes. Empezamos fuerte, con una subida pronunciada que se me atragantó porque el cuerpo estaba frío del todo. Decidí ir cómodo, más despacio, y enseguida empecé a encontrarme bien. Alcancé a Miguel (el bombero con el que fui a Trabazos) y continuamos juntos a un ritmo muy bueno (19 km/h). También venía con nosotros una chica -Isabel- con una bici sin suspensión, sin piñones adecuados y sin buenos frenos (una locura, vamos) y de vez en cuando teníamos que parar para esperarla (normal con ese cacharro). Al pasar por primera vez un arroyo, cargado de agua, se me empaparon los pies (como era el km 13 y en el 14 empezó la niebla, os podéis imaginar el frío que sentía), pero me encontraba fuerte y no tenía problemas. Disfrutamos lo que pudimos de las bajadas (con Miguel haciendo de guía para poder seguir su trazada) y de las subidas (que no eran demasiado pronunciadas). En el avituallamiento (km. 33) me comí dos barritas de esas malas de arroz inflado y me quedé frío, así que decidí hacer el camino en solitario sin esperar más. Arrancar después del parón fue lo peor. Las barritas se me quedaron en la garganta y tenía ganas de vomitarlas. A eso se unía el terreno, ahora lleno de barro o de praderas encharcadas, por donde pedalear cuesta un triunfo. Sin duda, ese fue el momento crítico. Después quedaban 10 quilómetros de subida, que me costaron porque las piernas ya no tenían la frescura del principio, pero que subí bastante bien. A 4 km. de la llegada, la rueda delantera empezó a perder aire y me toco parar a hinchar (lo hice de mala gana e hinché poco, porque me daba muchísima pereza), pero era ya casi todo bajada y con un poco de cuidado llegué sin problemas a Ufones donde me esperaba…el coche para cambiarme y secarme los pies, porque duchas no había… Comimos (un guiso muy rico de ternera con setas) en una casona y para casa. Contento y cansado.