I ruta del contrabando. Ceadea de Aliste

Pues hoy, el motor Perkins este que me ha dado Dios (o mis padres) ha funcionado bastante mejor que el miércoles. La ruta ha estado muy bien, con un recorrido bonito y no demasiado duro en cuanto a las subidas. Sí que es verdad que el campo está muy húmedo, así que sueles encontrar barro y charcos (que cansan) y praderas encharcadas (que cansan más). El caso es que nos fuimos Sergio y yo para allá y las 9:30 comenzó la cosa. En el primer charco la gente se paró formando tapón (me pregunto si pensaban que no se iban a manchar después) y me quedé rezagado hasta que conseguí pasar. No llegó la sangre al río y pude juntarme con mi compañero enseguida para disfrutar de la primera bajada interesante y divertida hasta las cercanías de Fornillos. A continuación, Moveros y luego un camino que separa España de Portugal (la raya). Lo recorrimos durante seis km., aunque en el primero tuvimos parada obligatoria porque había avituallamiento. Comimos y bebimos de todo un poco (porque lo había): hornazo, fruta, dulces, Aquarius, queso, embutido... muy bien. Continuamos con un ritmo muy alto para mí (21,2 km/h) pero ya se sabe que al principio las fuerzas parece que no se van a acabar. En ese tramo (y un poco antes, pero no me acuerdo desde dónde) ya éramos tres: Sergio, Miguel el bombero y yo. Ninguno de los otros dos parecía dispuesto a bajar el pistón, así que ajo y agua y a seguir (ya os digo que podía, pero me daba miedo por lo que nos quedaba por delante). Disfrutamos entonces de una bajada muy rápida (velocidad máxima 50 km/h) donde gocé nuevamente con mi Manolón (se nota muuuuucho en ese terreno) y con los derrapes de mi rueda trasera. Lo siguiente eran unos toboganes también muy rápidos, porque las bajadas te permitían coger velocidad y hacer las subidas casi sin esfuerzo. Hasta ahí genial. Después pasamos por Castro de Alcañices y poco a continuación comenzamos a subir. Sin problemas, todo iba bien. Avituallamiento en Fonfría (también muy bien). 40 km y la media seguía siendo alta para mí (19,2 km/h). A esas alturas ya estábamos cubiertos de barro hasta las orejas y con los pies mojados por los innumerables charcos, pero la temperatura era ideal y no pasábamos frío. Además, el paisaje era muy bonito, con sus jaras, sus robles... Saliendo de Fonfría rampón tremendo (de asfalto) y bajada hasta Bermillo de Alba. Ahí ya éramos cuatro, porque se vino con nosotros otro chaval. Yo ya empezaba a notar el cansancio en mis piernas, pero el ritmo no bajaba. Seguíamos igual. Más sube y baja, más praderas y más barro. Afortunadamente, en el km. 55 teníamos otro avituallamiento en Fornillos. Además de todo lo demás también había tortilla. Buenísima. Al salir de allí las piernas ya me dolían bastante, y me costaba seguir el ritmo (sobre todo en las zonas más llanas). No me quedó más remedio que chutarme un gel y sufrir un rato, aunque, por suerte para mí y desgracia para él, Miguel empezó a quejarse de la rodilla y no le quedó otra que ir más despacio. Yo me quede con él (mitad por solidaridad y mitad por interés) y perdimos a Sergio y al otro chico. Para terminar nos premiaron con unas cuantas cuestas duras, pero el gel había hecho su magia y estaba recuperado. En una de ellas nos esperaba Sergio (km 64,6), así que llegamos en amor y compañía a la meta. Nos esperaban cervezas, sí, pero la ducha era heladora. En fin, no se puede tener todo. El caso es que llegamos todos más o menos enteros a la comida, donde me volvió a no tocar nada. Ya la próxima será en Ponferrada el sábado que viene (tengo miedo).