IBP 149, LUGROS-PIEDRA SOLDADOS-POSTERO ALTO-TIZNÁ-JÉREZ (GRANADA MTB)

Rutón muy exigente en lo físico y que califico como "moderada" en lo relativo a técnica aunque hay algunos tramos en los que podría elevarse a "difícil".

Se siguen abundantes postes y marcas en piedras y troncos en rojo/blanco hasta la piedra de los Soldados aproximadamente y, después, en amarillo/blanco.

Debido a limitaciones de wikiloc, no he podido subir los 62 waypoints que he marcado, así que en la descripción hablaré de ciertos puntos que no aparecerán marcados aquí. Una pena...

Salgo de Granada con el coche bien temprano para echar el día entero si hace falta con la bici y evitar el calor en lo posible, aunque sé que buena parte del recorrido discurre a una altitud considerable.

Comienzo la ruta en Lugros para hacer lo subida lo más temprano posible, sabiendo que el tramo Jérez-Lugros se me iba a hacer duro a última hora.

Salgo de Lugros y, enseguida, me meto en la PRIMERA VEREDA de la jornada que me lleva por el corral Nuevo hacia la acequia de Guadix, que corre a media altura sobre el río Alhama en dirección al Horcajo del Camarate.

Retomo la pista en continuo ascenso pasando por el tentadero bajo con el sol aun sin calentar demasiado. Al llegar a los 1.700m el bosque desaparece como por arte de magia, quedando sólo algunos árboles aislados. Al fondo ya se divisa la piedra de los Soldados entre algunos neveros.

Me adelanta un nissan patrol, única compañía en mis primeras 3 horas de ruta, que luego me encuentro aparcado en la piedra, supongo que para iniciar la caminata a los Lavaderos de la Reina.

Al llegar a un segundo tentadero (el Alto) la pista desaparece para dar paso a vereda más o menos ancha, pero bastante rota. Toca apretar los dientes y dar molinillo durante un buen trecho.

Enseguida llego a unos prados llenos de vacas regados por una acequia de generoso caudal. La vegetación es ya de alta montaña.

Tras unos últimos repechos corono la piedra de los Soldados, a casi 2.200m. Justo a su pie hay una estación metereológica y una cancela que me lleva llaneando al sendero Sulayr (que rodea Sierra Nevada) y a unas chorreras donde dan ganas de quedarse hasta que anochezca. De hecho hay un par de tiendas de campaña montadas cerca de la vereda.

Abandono la acequia para subir un tramo en el que hay que alternar el pateo durante unos 100m. Enseguida la SEGUNDA VEREDA se aclara y se permite un pedaleo divertido esquivando algunas piedras y curvas reviradas en leve subida.

Finalmente llego a la segunda cancela (otra vez entre grandes y afiladas peñas) desde donde una cabra me mira con recelo. Aquí acaba la subida dura del día, empezando la TERCERA VEREDA que me lleva con bastante pendiente y con lascas de piedra sueltas (ojo) a la linde del bosque a 2.000m.

Tras alcanzar un prado espectacular dominada por una gran pared de piedra oscura, comienza la CUARTA VEREDA de bajada vertiginosa entre pinos. Tiene su punto de dificultad en algunos puntos, pero es bastante asequible y rápida en general.

Paso por un corral con una manguera con un caudal potente de agua fresca. Echo un largo trago y relleno el botellín... para darme cuenta de la gran cantidad de posos que trae. Decido filtrar el agua con el pañuelo de cabeza y llenar los dos botellines. No obstante espero no tener que beberla puesto que el refugio del Postero Alto se ve en la distancia y espero poder repostar.

Continuo la bajada a todo trapo sin apenas poner pie a tierra, cruzo el barranco del Alhorín por un puente que da miedo cruzar por el ímpetu de las aguas que bajan muy bravas. Justo después, en la casa del Guarda, me salgo de la vereda para coger un sendero apenas visible pero señalizado. Me lleva entre fuertes subidas hasta un cortafuegos con solo un tramo de pateo de unos 20m por desnivel y firme suelto.

Desde el cortafuegos me dejo caer al Postero Alto, impresionante refugio de piedra y pizarra... pero sin fuente. Además estaba cerrado, por lo que tuve que aguantar la sed hasta el area recreativa de la Tizná. Aquí me encuentro con un grupo de unos 5-6 ciclistas con los que comento las rutas respectivas, muy apañados.

Ahora toca la QUINTA VEREDA pero de bajada, de nuevo muy muy rápida entre pinos buscando el barranco de los Ciruelillos. Es corta, puesto que me lleva a una pista en apenas un kilómetro, pero intensa.

Cuando pienso que la pista me va a llevar a la Tizná, al cruzar un arroyo veo que asoma una acequia inmensa de una loma a mi izquierda. Dicho y hecho la señalización me lleva hacia ella y allá que me tiro por la SEXTA VEREDA.

Un poco más adelante hay un punto peligroso por caídas a la derecha así que OJO.

El resto de la vereda es asequible al llanear hasta alcanzar el cortijo del Hornillo, donde parece que el agua de la acequia embalsada se dejaba caer para producir electricidad. Un sitio curioso que ya conocía de una jornada en la Tizná hace un par de años con las familias.

Desde aquí la vereda se pone seria y baja mucho y a lo grande hasta el área recreativa. Cuando llego abajo las pastillas de frenos casi echan humo.

Busco desesperadamente la fuente de agua que un cartel cercano anuncia... pero nada, no hay pilar. Estoy tentado por beber directamente de los arroyos que allí confluyen, pero puedo aguantar la sed y siempre tengo el agua "medio guarra" de las botellas.

Sigo por pista hacia Jérez en leve ascenso para, en un quiebro de la misma, encontrar otra señalización para coger la SÉPTIMA VEREDA. Es amplia, despejada y con firme "cascanueces" pero técnicamente es asequible. Me lleva a media ladera entre el barranco del Alcázar a mi izquierda (oeste) y la pista principal arriba a mi derecha (este).

Al alcanzar un corral se convierte en pista hasta alcanzar Jérez del Marquesado donde, por fin, consigo cambiar el agua de los botellines.

Ahora hay que llegar a Lugros siguiendo el camino de Santiago Mozárabe, así que toca seguir flechas amarillas.

Tras un tramo de vega lleno de acequias y cruzar dos arroyos caudalosos que me refrescan todas las piernas, alcanzo la mina de Santa Constanza (en ruinas pero de gran belleza) donde comienza el OCTAVO TRAMO de vereda. Apenas tiene desnivel y va sin perder altura a caballo de unas fincas y, después, de una "acequia" que descubro es el aliviadero del embalse de Cogollos de Guadix.

Tras rodear el embalse y llegar a Cogollos, retomo el asfalto hasta Lugros.

Este tramo, como estaba previsto, es bastante penoso. Pero no por el calor (apenas 25º) si no por lo deslucido del paisaje y por los tres rampones que tengo que superar ya con el depósito de fuerzas casi en reserva.

Finalmente llego a Lugros con la satisfacción de haber podido completar la ruta planeada sin imprevistos.

Resumen: ruta ESPECTACULAR, tanto por los paisajes como por los rincones idílicos que se visitan. Si a eso añadimos las ¡¡OCHO!! veredas que se recorren, cada una diferente a la anterior y con características muy distintas, vemos que esta ruta es MUY RECOMENDABLE.

Apenas se toca asfalto (rojo) y las veredas abundan (verde). Pistas en azul.



Eso sí, la escasez de puntos de agua fiables (pese a que el agua nos acompaña en prácticamente todo el recorrido) hace que haya que cargarse bien, especialmente cuando las temperaturas suben.

¡Nos vemos en el campo!