IV Marcha del arroz a la zamorana. Carbajales.

Muy bien. Ha sido un día estupendo. Llegamos a Carbajales a las 8:30 y recogimos los dorsales (las chicas, unas valientes, se apuntaron a la marcha a pie -17km-). Tras un chocolate caliente (ellas, yo no que da mucho ardor de estómago) se inició la marcha. La polvareda era tremenda, porque 400 ciclistas por un camino de 2,5 m parecen más bien los ñus del Masai Mara. La sensación se confirmó tan sólo tras un par de quilómetros, cuando tuvimos que cruzar un regato poniendo pie a tierra y después subir la primera cuesta. Ahí ya empezaron a bajarse de la bici algunos. Era sólo el aperitivo para una ruta muy bonita de continuo sube y baja siempre cerca del embalse. El avituallamiento llegó en la plaza de salida en el quilómetro 28, tras una buena paliza. Me encontraba muy bien, salvo por una sensación de ardor en el pecho (seguramente por la medicación y el polvo que había tragado). Enseguida retomé el camino y volvimos a lo mismo: subidas y bajadas concatenadas. La bici me ha ayudado muchísimo. En las subidas por la ligereza y los dos platos que simplifican el asunto (definitivamente creo que es buena idea) y en las bajadas por la doble suspensión que te da una seguridad tremenda (adelanté a varias rígidas en las bajadas más pronunciadas). Los frenos, que son bruscos para mi gusto, me han ayudado mucho hoy, para mantenerme en el camino, ya me van gustando más. En el quilómetro 36 estuve a punto de decantarme por la ruta larga (70km) porque me encontraba muy bien, pero decidí ser conservador por sí me daba el bajón más adelante. Los últimos 7 km. fueron los más aburridos para mí, por caminos rectos y más o menos llanos. Llegué a meta sin problemas, y allí mismo me tomé un par de pinchos con su cañita mientras esperaba a las damas. Cerca de las 15:00 ducha (qué fría estaba el agua) y a comer. Perfecto.