Kubota y otras hierbas

Primera incursión por la zona, siguiendo un track confeccionado a partir de otras rutas de wikiloc, que la verdad es que ha quedado muy muy bien. Seguro que hay formas de mejorarlo más aún, pero para ser una primera toma de contacto es muy bueno. Como viene siendo tradición, busco el campo de fútbol del pueblo como base de operaciones, ya que suelen contar con zona de parking relativamente tranquilas. Y en este caso, además encontramos un limpiabicis y un circuito de dirt jump aparentemente abandonado, pero que da una idea de a qué se dedican los chavales del pueblo en sus ratos libres. Garmendikamp, según el cartel oficial del ayuntamiento. Mola, pero no hay huevos para darle, mucha inclinación en esos saltos.

Del mismo parking sale un bidegorri que nos sacará del pueblo para cruzar el río, la carretera por la que hemos llegado, y empezar a ganar altura en dirección a Kubota, el plato fuerte del día y la razón principal por la que estamos aquí. Pero antes, a media subida, tenemos un aperitivo que nos confirma que los locales llevan mucho tiempo dándole a la azada en los alrededores del pueblo. Haremos un pequeño lazo para volver de nuevo luego a la subida, pero antes tenemos la bajada Txernohill, donde aparecen señalizadas dos líneas: una roja y otra negra. Visto cómo se las gastan por aquí, elegimos la roja y nos encontramos con una bajada con un flow brutal y trufada de saltos y peraltazos que nos hacen parar a mirar algunos de los saltos y remontar para darle con seguridad. Alguno es largo y con mucho cocodrilo, nos hacemos los locos en esos, pero a otros se les da muy a gusto. Hay momentos en los que aparecen líneas alternativas de bajada, la verdad es que hay mucho curro aquí y se le podrían dar varias pasadas.

De nuevo en la subida original, volvemos a retomarla y y a no pararemos de subir hasta el inicio de Kubota. A pesar de estar relativamente lejos del mar, desde arriba tenemos unas vistas espectaculares con el horizonte azul de fondo y el monte Erlo a nuestra izquierda. Kubota comienza con un flow brutal por un bosque talado, intercalando suaves curvas con saltos asequibles y perdiendo altura poco a poco. De cuando en cuando, cruzamos alguna pista forestal y a veces cuesta un poco intuir por donde sigue la bajada, al menos hasta que se adentra en zonas de bosque que no están taladas. Aquí es donde de verdad entendemos cómo ha tenido que ser la bajada antes de que talasen la parte superior, con árboles es todo más bonito, y el terreno tiene también más humedad. Los peraltes, saltos, switches y mesetas se hacen aún más grandes y es difícil no bajar sin dar gritos de alegría... Tras una última parte de sendero más estrecho, la bajada muere en las vías del tren, que tendremos que cruzar con cuidado para salir al bidegorri que rodea el río. Un auténtico espectáculo de bajada, más de 2,5km de puro gozo, top 5 de Euskadi.

Toca remontar de nuevo, atravesando de nuevo la carretera y haciendo un par de subeybajas por pistas en los que lamentamos cada metro de altura perdidos. Tras pasar por una fuente tenemos un último tramo de subida por sendero donde tendremos que empujar la bici brevemente, llegando así al inicio de la tercera bajada del día, la senda Ezkerretegi. Un inicio natural por hayedo para luego volver a ver manos de azadas de nuevo. Una bajada más light, de disfrutar, que acaba en el pueblo de nuevo.

Esta era el plan inicial, pero tenemos un rato más y, entre tomar una cerveza o hacer una última bajada, elegimos esto último (mentira, la birra caerá igualmente al final). Pasamos por las inmediaciones de la basílica de San Ignacio de Loyola, una construcción impresionante que llama la atención en un pueblo relativamente pequeño como Azpeitia. El bonus consiste en unos 8km y unos 300m+ en los que hacemos un acercamiento por carretera sin tráfico hasta llegar a un punto donde atravesamos una cancela y subimos por pista hasta el inicio de la bajada. Encontramos un par de árboles cruzados que tenemos que saltar con la bici en la mano, para llegar a una pista hormigonada en el punto más alto. La abandonamos y empezamos a perder altura por una pista que poco a poco se transforma en sendero y donde van apareciendo de nuevo apoyos, peraltes y algún salto asequible. De nuevo, como en la primera bajada, vemos líneas paralelas, no sé si hemos bajado por la mejor, seguir aquí el instinto.

Aterrizamos en la carretera que nos ha traído hasta aquí y volvemos sobre nuestros pasos hacia el pueblo. Antes de llegar a la basílica, tomamos el bidegorri que nos devolverá sin más novedad al aparcamiento, donde podemos limpiar las bicis, y tomar una merecida cerveza en un bar juste frente al parking. Cuando todo sale bien, aunque sea de casualidad, es una gozada.

Espectacular ruta con bajadas curradísimas, que merece totalmente la pena una visita. Las subidas son en general por carreteras vecinales o pistas en buen estado, por lo que no desgastan excesivamente. Aún así, son 1300m+ para una tarde laboral, no está mal. Técnicamente, depende de la velocidad a la que haga cada uno las bajadas: hay pocos tramos técnicos, y el curro que tienen las bajadas hace que se ruede prácticamente todo con un nivel técnico medio. Otra historia es bajar a muerte...