La Bolera, Nava de San Pedro, Poyos de La Mesa. Tornillos del Gualay, Calar de Juana, Zalamanco

No voy a descubrir hoy otra vez, el encantamiento y celo que siento por este Parque Natural. Tampoco voy a descubrir (valga la redundancia) la joya que es, y representa para todos los amantes de la naturaleza.

En mi agenda tengo previsto una serie de actividades de primavera por el Parque. Algunas diseñadas más o menos por mí, otras un poco de esta, otro poco de otra, y otras directamente de otros (como esta en concreto), los cuales se merecen mi gratitud y consideración por mostrar y enseñarnos lo que desconocemos. No hay nada mejor que enseñar al que no sabe, y el que no sabe aprender del que enseña y sabe.

Así que la ruta de hoy, es fruto de: Fernan2g y IUM (tampoco vamos a descubrir ahora estos grandes maestros) así que esto ha sido lo de hoy:

Es una ruta un tanto exigente, más bien larga, añadiendo además el desplazamiento al Embalse de La Bolera, así que toca madrugar (como es mi costumbre) y bien temprano estoy en ruta. Conforme hago kilómetros, llevo un "compañero" un tanto pesado que va aullando. El viento se ha unido a la fiesta. (espero que se quede por el camino).

Son las siete y media de la mañana, en la entrada al Camping, (el viento no se ha quedado por el camino. Ha venido para quedarse) prepara bici, organizo bartulos, me organizo yo. A ver....lo tengo todo?... me falta algo?....a priori esta todo, así que.....

En soledad, pero con mi querida "compañera" apretándole las tuercas, voy comiéndome el tramo de carril de la Dehesa del Rincón. Esta está súper verde. Sus encinas junto con la claridad del día, aún tamizada por el velo del alba, le da un toque virginal, mientras llego al Arroyo del Guazalamanco.

En el cortijo del Molinillo, continúan los cerdos negros, y las correspondientes ovejas acompañadas de gallinas cacareando y una vez más, el pastor, sin aparecer...

Puente de la Cerrá. El portillo hoy está cerrado. Por tanto toca abrir, pasar, cerrar y enfilar la cañada del Mesto. Poco a poco la subida de la cañada me va poniendo en mi sitio, y en el lugar que nos rodea que no es poco. Salvados los primeros tramos de subida, llaneamos por la Cañada de Castril, previo a la suave bajada al encuentro con el primer Río de hoy: El Guadalentin.

El paso del Vado de Las Carretas, no presenta dificultad, dando inicio a la subida a la Nava de San Pedro dejando atrás el Río Guadalentin y más adelante el Arroyo de San Pedro mientras vamos adentrándonos en un maravilloso encinar. Los rayos de sol filtrándose entre encinas chaparros y quejigos reflejados en el verdor de la pradera es una imagen para el deleite, aunque la sorpresa que me espera más adelante, es de cuento......

A mi izquierda, no sé de dónde ha salido,....un zorro me mira fijamente y me gruñe mostrándome levemente los dientes, y sale a mi encuentro. ¡¡Que pasa aquí, que le pasa a este!!. Mi primer impulso es dar pedales, mientras giro la cabeza hacia atrás. El zorro detrás de mi... desmonto con cierta incertidumbre. Este tiene hambre; seguro. Me quito la mochila, y busco algo de comida. Barrita energética y a trozos voy dándole, y abro la segunda barrita, que también cae. Sigue ahí, esperando algo más. Que le doy?....tampoco llevo mucho... A ver, ¿le gustará el chocolate?.....Sí. Si le gusta. El último trozo me arriesgué y lo comió de mi mano....¡¡¡que flipe!!!.

He tenido encuentros con zorros, pero como este, ninguno, ni creo que vuelva a tener

Repuesto de la sorpresa, paso el Arroyo de La Rambla y La Nava de San Pedro me recibe con ese esplendor teñido de verde cromático que tanto gusta, y a aguar a la impresionante fuente de la Garganta, pasando por el Arroyo del mismo nombre y continuar la pista en dirección a La Nava del Espino (donde abandonaremos el carril que subimos) y a Los Poyos de La Mesa. (a todo esto, el viento no se quedó en el Camping de La Bolera, sigue presente y molestando bastante).

Desde la antigua caseta Forestal Nava del Espino, el camino a Los Poyos es un carril que en suave ascenso, entre bosque de pinar va ganando altura, hasta la gran pradera del Collado del Cerro Galán, vestida esta de un gran manto verde vegetal. Aquí tengo un encuentro inesperado con seis enormes muflones con esa cabeza y cuernos tal cual dama de Elche, que mi presencia les incomoda. No me han venteado por el fuerte viento que llevo en contra. Antes de salir de mi sorpresa, han desaparecido como el que ve al diablo. El porte, la hidalguía y presencia de estos animales es majestuosa. La primera vez que los observo en libertad. El día va de sorpresas, pero no acaba aquí.....

Ni quinientos metros después del encuentro con los muflones, ahora son ciervos tan grandes como una burra con sus enormes cornamentas.

Estoy en Los Poyos de La Mesa, un macizo con una característica planicie o meseta circular en su parte más alta. Se trata de un "Poyo", denominación que en el habla serrana consiste en una amplia planicie que acaba en un brusco cortado desde la que se suelen divisar hermosas panorámicas, y a fe que lo son, pero hoy no puedo pararme en contemplar tanta belleza como ofrece el alto valle de nuestro gran río, el río Guadalquivir ni las cumbres que se asoman a él. Aquí arriba el viento no me deja "vivir, lo que estoy viviendo" no puedo soltar la bicicleta por el miedo de las fuertes rachas, es más, tengo que salir cuanto antes. En el cielo cuento quince buitres leonados riéndose de Eolo como si tal cosa. Este característico lugar se hizo famoso por la serie FAUNA IBERICA del malogrado Félix Rodríguez de La Fuente. La famosa imagen del Águila con un corderillo entre sus garras, se rodó aquí.

Este macizo, que alcanza una altitud máxima de 1.641 m, es un tipo de formación geológica muy característica de estas sierras, Apenas unos metros más adelante nos encontramos inmersos en una plataforma elevada, repleta de dolinas y socavones con grandes claros de bosque muy rica en pasto fresco un singular altiplano que acaba cayendo ladera abajo de forma abrupta, originando los roquedos característicos que el paso del tiempo y los elementos han ido moldeando, para hacerlo después de forma más suave, justo en donde comienza la línea del bosque.

Desando parte del camino, en dirección al Arroyo de Los Habares por la pista que se pega al farallón en zigzag dando vistas a la Peña de Los Alcones. Esta pista está muy poco transitada y en su plataforma gran cantidad de piñas, y madera muerta, pero es un placer descender por ella. Al terminar la pendiente, en un falso llano hay que abandonarla a nuestra derecha por otra que está totalmente perdida, que tras un breve trecho se convierte en una vereda "enmatojada" y con mucha vegetación. Las aulagas, romeros, pinos silvestres y demás arbustos espinosos nos van a acompañar un buen trecho. Las piernas se van a depilar solas. Aquí hay que patear el sendero y tomarlo con calma. Tanto, que quieto parao!!. Apenas a treinta metros más abajo, hay una piara de Jabalís. Aparte de los adultos, cuento ocho rayones del tamaño de un gato. Si la madre siente que sus crías pueden estar en peligro, el que va a estar en peligro, soy yo. El viento sigue estando presente, lo tengo en contra y gracias a eso no me han "venteado". Con sumo cuidado y lleno de nervios consigo hacer una foto después de no sé cuanto rato estar quieto.

Pasado el "encuentro" casi al final del sendero pasado las ruinas del cortijo de Los Habares, llegamos a la unión de la pista que asciende desde el Puente de Las Herrerías y al Arroyo de Habares, el cual cruzamos y comenzamos un larga cuesta por un carril estupendo al Pino de las Tres Cruces. A lo largo del camino encontraremos miradores y paneles informativos del Parque. En continua ascensión daremos con el Arroyo Amarillo y Arroyo de Las Varas, y pasados estos, nos incorporamos al carril principal del Parque, el cual abandonamos a nuestra izquierda por el carril que nos lleva al Arroyo de Los Tornillos de Gualay y la antigua Casa Forestal de Gualay.

Tras pasar el Arroyo de Los Tornillos de Gualay vamos hacía Puerto Pinillo, en el Calar de Juana por un antiguo sendero de arrieros. Al principio se cicla bien, pero eso es un espejismo que va a durar bien poco. Lo que va a durar bastante es la dureza del mismo, sobre todo en la parte final. Lo que no es un espejismo, sino algo muy real, es la absoluta belleza de los parajes por los que se hace el camino. El mismo sendero ya de por sí, es encantador, esos tramos hechos con muros de mampostería, piedra a piedra, es asombroso el trabajo que dedicaron para el paso de las bestias. En muchos tramos la vegetación se ha apoderado del mismo. Hay pinos que han brotado en la misma plataforma del sendero, hay que ir esquivándolos y saliendo del curso para avanzar, y cuanto más avanzas, más te cuesta. Todo es un continuo ascenso entre piedras en la parte final, resbalando mientras empujas la bici, o te la hechas a la espalda.

Coronado Puerto Pinillo, las vistas en el horizonte son inabarcables. Los ojos no pueden ver tanto como hay que ver....

Desde el mismo puerto, junto al antiguo refugio, toca bajar un sendero de cine, por lo que se disfruta bajando. Salvo alguna que otra bajada de peana, tenemos casi doce kilómetros cuesta abajo y setecientos metros de desnivel. Vamos, una montaña rusa hacía abajo con la cuerda del Cabañas a nuestra derecha. ¡¡¡Es alucinante!!! y me quedo corto. Pasaremos Arroyo Frio, la Cerra de Las Caracolas, Collado de Las Huesas, Collado de La Cruz, Collado de Los Arredraeros, Arroyo del Guazalamanco, La Dehesa del Rincón, y otra vez en el Camping de La Bolera.

Un día de cine (otro más por este paraíso). Comentar que todos los Arroyos llevan agua, que el verde domina lo pardo, y que no recomiendo que se haga esta ruta en soledad, como ha sido mi caso. El compañero previsto, ha tenido un contratiempo inesperado y mis ganas irrefrenables de volver al paraíso han pesado más que la prudencia.

No puedo olvidar y agradecer a mi fiel compañera, su comprensión y comportamiento por el mal trato y dolor que a veces le causo. Me lo perdona todo, nada me echa en cara, ni me reprocha. Me refiero a mi gran súper "machine" un autentico pepinaco de bici, una maravilla que me lo demuestra en rutas como esta. ¿A donde iría yo sin ella?...