Landa y el Flow 2020

Vuelta a la zona de Landa, el paraíso del flow donde disfrutar como un gorrino en el barro de sus maravillosos senderos. Esta vez, a diferencia de las anteriores visitas a la zona, en verano, con lo que en teoría no aseguramos un terreno en mejores condiciones. Y a diferencia de las anteriores visitas, salimos de Legutiano, con el fin de conocer la bajada íntegra desde el Albertia sin tener que remontar luego de vuelta. Que sea el postre antes de caer al coche, vaya.

Como digo, aparcamos en Legutiano sin problema y comenzamos el primer remonte que da un pequeño rodeo siguiendo un track de suattukun (si no recuerdo mal). El remonte no está mal, casi siempre por pista a través de hayedo, pero hay un momento en el que se sube para luego bajar que sospecho que se podría evitar. Es al principio del día y no escuece, pero si volviese quizás lo evitaría. Tras llegar al punto más alto del primer remonte, perdemos algo de altura por pista hasta localizar la entrada a la primera bajada de renombre del día: la ruta de las Hojas. Había rumores de que estaba cerrada, pero la encontramos en perfectas condiciones, solo tocada al reentrar en el sendero tras una pista en un punto por los trabajos de extracción de madera. Retiramos algunas ramas y troncos para permitir el camino. Nadie hará un KOM con esto así, pero se puede pasar perfectamente.

Cruzamos la carretera y subimos al inicio de la senda del Druída. Es una pena que sea tan corta, porque me parece absolutamente espectacular esta bajada, vairadísima y con mucho flow. Caemos a la pista y comenzamos a ganar altura por pista hacia la cumbre del Troke, de donde nace la tercera bajada del día: la cláisca Calavera. Esta bajada no la hice la última vez que vine por aquí allá por Noviembre, por lo que la tenía un poco olvidada... y no entiendo porqué, porque es espectacular. También la recordaba más sencilla, pero tiene un par de pasos verticales complicadillos. Algunos saltos, peraltes,... una maravilla.

La pega que tiene es que hacer la Calavera completa te obliga a bajar hasta la carretera, donde las opciones de remonte son ya limitadas y obligan a dar un buen rodeo. Analizando un track de Jziri me doy cuenta de que toma un senderillo que remonta hasta la cumbre del Galbarrain, donde comienza Whistler. Esta subida no es apta para el endurero típico, acostumbrado a bajar a fuego y subir al trantrán por pistas fáciles. Aquí tienemos un sendero de subida muy exigente, con curvas de horquilla donde hay que hacer verdaderos equilibrios para no caer y pasos en los que tirar de la bici con fuerza. Tras cruzar la pista la tónica sigue siendo parecida, quizás menos retorcido, pero hay que apretar con fuerza los pedales igualmente.... o tener un motor entre las piernas! Yo he disfrutado como un enano con el reto, pero me consta que no a todos los bikers les gusta sufrir así subiendo. Ah, y es un sendero que de bajada tampoco desmerece absolutamente nada, tiene que ser muy divertido bajar por aquí también.

Con Whistler tenía una cuenta pendiente. Solo la había bajado una vez, en Noviembre tras una noche lluviosa, por lo que se puede decir que en lugar de bajarla la sobreviví. Y vaya si he saldado la cuenta, he disfrutado como un enano, las horquillas cerradísimas y con pendiente se negocian mucho mejor con el terreno seco, y en general la bajada se disfruta muchísimo más y he bajado dando palmas con las orejas. Una maravilla, oiga.

Tras caer en la vía verde, remontamos de nuevo para dar cuenta de las bajadas (y subidas) de la senda de los Conejos e Isuskitza. La primer ha sido también ligeramente afectada por trabajos forestales que han abierto una pista que yo no recordaba y que nos ha despistado un poco al cruzar el sendero. La segunda se me sigue atragantando un poco la primera mitad, plagada de raíces cruzadas en el camino que me hacen bajar rebotando de una a otra.

Llegamos así a la última subida, que da acceso a la séptima y última bajada del día, para lo que tenemos que remontar nada más y nada menos que hasta la cumbre del Albertia, unos nada despreciables 300m+ que a estas alturas de la mañana se hacen cuesta arriba, nunca mejor dicho. Además, el tramo que va paralelo al arroyo Nebera tiene un par de vadeos técnicos en los que hay que tirar de boost para pasarlos montados. Por lo menos no hay zonas totalmente embarradas, como en noviembre. Dejamos el monumento a la izquierda y seguimos, esta vez si, por el sendero que se dirige a la cumbre del Albertia. La última vez lo evité porque me pareció una trialera muy rota, pero lo vería con ojos cansados, ya que es un senderillo muy bonito que enseguida se mete en el hayedo cimero.

En la cumbre hay un monumento a los gudaris de la guerra civil, donde nos colocamos las protes por última vez y tratamos de recordar las palabras de un biker local que en la subida nos recomienda "bajar por el sendero de la derecha, que lo acaban de arreglar". Pues con ese mensaje grabado comenzamos un descenso que inicialmente serpentea de forma divertida por el hayedo, pero que luego se transforma que un sendero ancho y recto que baja a toda velocidad por el hayedo mientras buscamos con el rabillo del ojo sin éxito un "sendero a la derecha". Yo recordaba que la segunda parte de la bajada es el DH Legutio y era muy chula, por lo que en cuanto lo pillamos, nos olvidamos de todo y disfrutamos como enanos de los cambios de rasante y las curvas peraltadas a toda velocidad. Tanto, que nos pasamos la entrada al último tramo de bajada, que acorta la última curva. La verdad es que ninguno de los dos tuvimos la menor duda de que estábamos bajando por el sitio correcto, pero supongo que nos pasaríamos el desvío.

Este último tramo del DH (un tanto pretencioso considerarlo DH... es un enduro light), es divertido, pero no sé si tanto como para salir de Legutiano y "comerse" la subida inicial y la final hasta la cumbre. Dudo de si resultaría más completa la ruta saliendo de Landa y volviendo por la última bajada, un clasicazo facilón y lleno de flow que te hace llegar al coche con una sonrisa de oreja a oreja. Para otra visita.

Ruta exigente, con 7 bajadas muy chulas y disfrutonas, con algunos tramos verticales concentrados en Whistler y la Calavera, pero no tan exigente técnicamente como otras zonas endureras que rayan el DH (Arrieta, por ejemplo). Eso si, pegarse la pechada de las 7 bajadas en un solo día está reservado solo para ebikers y endureros con capacidad de sufrimiento. La mayor parte de los endureros preferirán dividirla en dos rutas diferentes y tomarse el día con más calma.