Lanzarote. Etapa 4. (Ruta 9). Caleta de Famara-Yaiza. Parque Nacional de Timanfaya. 13-ENE-2015

Recorrido circular de seis días por Lanzarote siguiendo la ruta 9 que bordea la isla y que ha utilizado la organización de los "pedales de" para montar su particular pedales de lava. Seguimos varios recorridos bajados de wikiloc, sobre todo de Fartet y de Apátrida, y vamos improvisando según las circunstancias y el antojo y alojamiento de cada día.
La ruta en conjunto se hace bien, pero no es fácil, salvo la etapa segunda por la isla Graciosa. Las demás son un sube y baja continuo por pistas o senderos que muchas veces son difíciles por la pendiente o por el firme arenoso o de escorias volcánicas cortantes como cuchillos o de piedra suelta que el viento en contra puede hacer imposibles de seguir y hay que desmontar arrastrando la bici.
Los parajes por los que se pasa son de lo más variado, desde multitudinarias y urbanas aglomeraciones de playa a las soledades telúricas de los escenarios volcánicos que con vientos furiosos impresionan aún más al viajero atento. Hay pocos kilómetros de carretera con poco tránsito y mucha pista y sendero solitario, ideales para la contemplación y el sosiego.
La cuarta etapa la iniciamos en la Caleta de Famara y la terminamos en Yaiza, visitando el Parque Nacional de Timanfaya. Desde el inicio se sale por pistas arenosas que a ratos hacen muy difícil la progresión y si le sumamos las ráfagas de viento componen un buen comienzo para calentar las piernas. Siempre en sentido ascendente se llega a la urbanización de Club La Santa, un centro deportivo, y después al pueblo de La Santa con servicios de restauración a precios isleños. Después vamos hacia el parque Nacional de los volcanes o de Timanfaya siguiendo pistas que discurren por materiales volcánicos dejados por la gran erupción del Timanfaya que en el siglo XVIII arrasó una gran parte del extremo sur de la isla. Llegamos a la entrada del Parque y hay que pagar 9 € para que te dejen entrar y te sometan a un recorrido de 14 km encerrados en un autobús sin posibilidad de salir en ningún momento. Los parajes que se observan son soberbios, con grandes alineaciones de volcanes de colores y formas variados. Una lástima que no se pueda visitar el parque más que en estas penosas condiciones, indignas de las expectativas que uno se hace cuando acude. El final de la etapa es Yaiza, un armónico y cuidado pueblo en donde hay que medir mucho la restauración porque te pueden cobrar impuestos sin avisar.