Las sierras de Riotinto

DESCRIPCIÓN DE LA RUTA
Con esta ruta, y ya por enésima vez, vuelven a sorprenderme los paisajes de la provincia de Huelva.
De nuevo me apunto a la ruta del sábado del "lado claro" de los Agonías, acudiendo poco convencido por la zona a visitar, aunque principalmente por el mal tiempo que se preveía.
Y de nuevo me encuentro con zonas por las que había pasado en coche sin que me llamara la atención, pero que al salirme de la carretera y alejarnos de los núcleos urbanos te diluye en la inmensidad de los paisajes, no sólo deshabitados sino además sin ningún rastro de explotación intensiva, más que la forestal. Todo ello aderezado con el clásico regustillo histórico-minero que dejan las antiguas infraestructuras de esta actividad en decadencia.
La ruta sale de La Dehesa, para plantarse por el camino más rápido y sencillo en la Mina de Peña del Hierro, la cual se rodea por completo incluyendo una buena subida, pero con buen trazado y tendida (101 metros de desnivel en 2,7 km; 3,7%, pero alternando rampas duras en revueltas con zonas llanas), y una bajada ligeramente más peligrosa (cuidado con alguna cadena en zona rápida, creo recordar). Buenas vistas de la corta.
Tras la bajada, se pasa junto al ya conocido nacimiento del Rio Tinto, que no tiene más que lo simbólico, y se toma la antigua vía férrea de la mina arriba mencionada, hasta poco antes de la Rivera del Jarrama, momento en que se toma una pista que asciende hasta un puertecillo con alguna rampa curiosa y firme regular, pero tendido en general (169 m desnivel, 2,8 km, 6%), para luego tomar un desvío que de nuevo baja hacia el valle, ya no del Jarrama sino de Las Majadillas, entrando en la zona más recóndita de la ruta, por riveras muy encajonadas entre altos cerros.
Finalmente, nos topamos con la antigua carretera de Nerva a Riotinto, ahora pista, que tras poco rato en ligero sube y baja, nos lleva hasta el inicio de la última subida de la jornada, esta algo más seria, pero con trazado de carretera y buen firme, aunque este día por el barro se hacía algo más dura de lo normal (242 m desnivel, 3,8 km, 6,4%). Desde el puerto descenso directa bueno hasta Peña del Hierro, y rehacemos el camino para llegar hasta los coches por zona de pequeñas subidas y bajadas sin importancia.
Según cálculos de http://web.ibpindex.com/es/analizar, desnivel acumulado de 930 m.
Analizando la ruta a posteriori, aparte de haberla alargado hacia La Granada de Riotinto y por la Rivera del Jarrama, quizá se podría intentar crestear incluso la sierra completa, desde casi el mismo inicio del descenso a la Rivera del Jarrama hasta el embalse de Campofrío, pues en Google Earth sale un cortafuegos por todo este recorrido, con aparentemente diversas bajadas en cortafuegos o en pequeñas pistas hacia ambos lados de la sierra y distintos puntos, como hacia el poblado minero de Sierra de la Gargantilla, por ejemplo, o pasando muy cerca de la cima de la corta de Peña del Hierra, desde la que además vimos una pista que sale hacia arriba y podría conectar. Esto sería interesante de explorar porque en el plano de TodoHispania, en la cima más alta de la sierra (Pico Padre Caro, 690 m de altitud) se indican unos restos romanos, que pueden completar una bonita vista y una exigente subida, si los caminos lo permiten.
Si alguien conoce esta parte, que lo diga, por favor.

CRÓNICA DEL DÍA EN CONCRETO
En lo que se refiere a la crónica de la jornada, la publico aquí en lugar de en el foro habitual.
Así, a las 8 am, y con puntualidad más asombrosa incluso de lo habitual, quedamos en uno de los puntos habituales en Huelva, repartimos bicis y coches, y salimos hacia La Dehesa de Riotinto sin ninguna baja sobre lo previsto: José Luis, Jesús, Michel, Fran, Dani, otro Agonía (lo siento, no recuerdo el nombre; Juan Pablo quizá) y el intruso, que soy yo, como único representante de Los Tropezones, que nuevamente andábamos dispersos.
En fin, que me quito la bufanda Tropezónica, me olvido de la cámara de fotos, dejo el dinero en el coche, cojo todo el aire que pueda porque luego faltará, y planifico la comida que llevo y cuándo la comeré en las escasas paradas que haremos. Vamos, cambio el chip, y me preparo para exprimirme físicamente, que también apetece.
Nada más salir de Huelva, se empieza a mojar el parabrisas … y conforme nos adentramos hacia el Norte en la provincia, más y más. Con la charla del coche se te va olvidando, pero cuando llegamos a La Dehesa, ya llueve seriamente. Jesús anda muy vivo, y antes de que entren las dudas, con el coche casi en marcha, se baja y empieza a preparar la bici, sin buscar siquiera cobijo para esta tarea. Algunos intentamos seguirle el ritmo, pero menos radicalmente, buscando el abrigo del portón de la furgoneta (qué gran invento!!!). Al final , menos dudas de las que cabría esperar, y salimos todos, aunque más de uno manifestó las dudas que todos teníamos dentro, pero que no tenía sentido plantear, tras casi 1 hora de coche.
Iniciamos la ruta sin contemplaciones, ya mojados, alabados por algunos vecinos de la localidad, a los que Fran les aclara que aunque no lo parezca, no nos pagan ni nada. Poco tardamos en dejar de evitar los charcos, y poco más en empezar la subida a Cerro del Hierro, que afrontamos sin dudar, en previsión de que nos permita coger algo de calor. Alguna parada en los miradores, pero la verdad es que se ve poco, y moja mucho, así que seguimos sin más.
Nos adentramos en la antigua vía, poblada de los esperados charcos, pero la situación no era tan mala como podríamos temer … hasta que nos toca el primer y único reventón de la jornada, justo bajo un pino que tiraba agua a rabiar. Al mal tiempo buena cara, ambiente cordial, muchas bromas y risa floja. Calados hasta las orejas, y parados, nos empieza a invadir el frío, y de nuevo vuelve alguna que otra duda. Caen chuzos de punta. Cada uno se entretiene como puede; diciendo tonterías, lavando las gafas en una escorrentía, alguna que otra necesidad, contando viejas batallas, comer algo, riendo por no llorar, … Dani y el Agonía sin nombrar, manos a la obra, que no era fácil: una “raja perfecta”, con lo que ello conlleva en semejante ambiente de broma sostenida, para no dejar paso a las dudas.
Por fin retomamos ruta, con bastante frío, y todo para abajo durante un buen rato. Caen chuzos de punta. Yo por lo menos, ya empiezo a perder sensibilidad en los dedos de los pies, y los brazos son como de otro. Menos mal que empezamos una subida que afrontamos con más ganas de lo normal, aunque debemos interrumpirla por alguna dificultad técnica del cambio de Dani que nos acompañará levemente durante gran parte de la ruta.
Nos sigue acompañando la lluvia a rabiar, viento, agua bajando a raudales por el camino, pero un intenso olor a jara y romero mojado, de lo más agradable.
Terminamos el ascenso al puertecillo y tomamos una pequeña pista a derecha, bajando hacia la Rivera de las Majadillas, pasando a la otra cara de la sierra, y parando bastante la lluvia y el viento. Menos mal, porque hemos recuperado algo de temperatura y nos hace falta, porque hay que cruzar la Rivera, donde el agua nos llega bien por encima de las rodillas, y viene con fuerza. Atravesamos una curiosa portezuela abatible verticalmente para permitir evacuar los materiales que arrastran las torrenteras, que deben ser habituales en esta zona encajonada entre grandes cerros, y seguimos cercanos a la Rivera, rodeando por el norte la sierra que antes bordeamos por el sur, por zonas de paisaje agradable, con poca lluvia ya, y sin grandes dificultades, por zona de pinos.
Tomamos la antigua carretera de Nerva a Riotinto para afrontar la última subida, alternando zonas de dehesas abajo, con zonas más explotadas (eucaliptos) conforme subimos, acompañados frecuentemente de ruidosas torrenteras y cruzando por un puente de nuevo la Rivera de las Majadillas, que en ese momento más que rivera parecía un arroyo del Pirineo en época de deshielo. La subida la acompañan, al inicio, varios madroños con frutos en pleno apogeo, aunque no paro porque queda lo que queda, y el ritmo es el que marcan (con las ganas me quedo, pues). Subida, como el resto de la ruta, muy agrupada, aunque quedando claro quién va sobrado, quien no tiene un buen día, etc.
La bajada del puerto es un barrizal tremendo, que nos tiñe la cara y cubre las gafas, justo para llegar bien guapetes a los coches, donde cada uno se asea como puede, guardamos las bicis, cerveza rápida estilo Agonía y para casa.
Una buena jornada de bici, inmejorable para como estaba el tiempo, y una zona prometedora que habré de explorar más.