Loranca de Tajuña-Ambite-Orusco-Mondejar-Escariche-Loranca de Tajuña

Nuevo itinerario de btt por la Alcarria y la vega del Tajuña.
Practicamente todo por pistas, la mayoría autoctonas compactadas por el uso, alguna remozada discretamente, algun tramo con mucho barro y amplios charcos y un tramo pavimentado como via verde, pero en general apto para híbridas pues solo hay dos cuestas importantes, el resto es llano o de cortas, suaves y tendidas colinas.
Comenzamos en Loranca de Tajuña y tomamos direción vega abajo, por pistas continuas paralelas al arroyo, anchas para ir en paralelo, aunque con algo de barro esponjoso de primeras horas de la mañana.
Atención al cruce de la primera carretera, la que baja de Pezuela de las Torres, pues la pista se acaba justo antes y hay que atrochar por cuneta, saltar el quitamiedos y despues: o seguir carretera arriba 500 metros hasta coger pista que sale a la izquierda, o la opción purista salir tras cruzar la carretera y paralelo a ella por barbecho de cereal y olivo encontrar la misma pista que continua valle abajo, entre el monte y la vega, hasta llegar a las Casas del Bosque, que circunvalamos pegados al rio por pista autóctona muy bonita, viendo el cauce pero en esta ocasión con mucho barro, despues continua por camino en desuso con una sola banda de rodadura y despues se complica un poquito por grandes charcos y barro espeso, hasta llegar a la casa de Fuentenovilla, con su hístórico puente de cuando reinaba Carolo. A partir de aquí la pista mejora mucho incluso la han remozado con grabilla fina muy bien compactada, ayudandonos a soltar el barro y acelerar el ritmo, llegando en seguida a Ambite, entrando en la población a un nivel ligeramente superior al de la misma vega,
Bajamos por calle directa hasta el puente de la carretera y ermita del santo angel y aquí tomamos pista agrícola pasando por huertas privilegiadas. En breve conectamos con la via pavimentada, que, tras parada troglodita en unas cuevas y boulders al lado de la via, nos lleva a las proximidades de Orusco, donde viramos rumbo e iniciamos la ascensión, con duras rampas al principio, hasta el altiplano alcarreño. Motivandonos con la ganancia de altura y sus recompensas panorámicas, y con el reto de no apearnos de la bici a pesar de las rampas, guijarros y roderas, llegamos enseguida al alto, con un cambio radical de paisaje, con cereales, olivos y viñas, y horizontes lejanos y ondulados, divisando en la lejania tanto el Guadarrama como los montes del Tajo.
Rodamos ahora por pistas apelmazadas por tractores y aveces calzadas con una suave capa de fina zahorra caliza, con algun tramo de leves aguaderas en las cuestas y pequeños charcos y barrizales esquibables en los llanos.
Tras varias ondulaciones arribamos a Mondejar, entrando por la calle del cementerio, alineada con la calle principal y mayor, con el hito intermedio de los ultramarinos locales, donde aprovisionamos un humilde caldo de la localidad, para maridarlo con el bocata, pasando el nucleo urbano, a la salida de la via verde, en una reciente area merendera cerca de la ermita del cristo.
Tras el avituallamiento continuamos por la via verde, pero en seguida, a la altura de la citada ermita, la rodeamos y cojemos pistas agricolas rumbo lo más directo posible a escariche, repitiendose las suaves ondulaciones, con pistas agricolas, un tramo de pista cañada y la bajada a Escariche por pista remozada pero algo erosionada ya.
Cruzamos Escariche hasta la plaza, y despues recuperamos el altiplano por las empinadas y estrechas calles y por pistas agricolas, y arriba cogemos una pista ancha compactada con varias ondulaciones largas, cruzando el mar de cereales, guijarros, tierras rojas y encinas. Asi hasta asomarnos de nuevo al tajuña, haciendo una pausa meditativa en el balcón, contemplando con las últimas luces el humilde pero fertil y hermoso valle del Tajuña, y alargando la vista hasta el ocaso por el Oeste de Guadarrama.
Antes de que haga más fró nos tiramos por la pista tobogán de curvas rápida y amplias ideal para tumbar, recortar y frenar sostenidamente.
Llegamos en un plis plas al punto de inicio, en un pueblo invernante, recogemos y y conducimos hasta la urbe, tras un dia donde comprobamos lo solitarios y frios que son los entornos rurales, y a la vez de donde proviene lo que nos alimenta y da calor.