Los 10.000 del Soplao BTT 2015

Quisiera con este relato dar rienda suelta a todas las sensaciones y emociones vividas durante un año y medio, cuando decidí que mi gran reto del año 2015 sería terminar esta prueba referente del tesón y de la autoestima en grado superlativo.

Todo comenzó en Enero de 2014, cuando tras una serie de infortunados hechos, por fin logro que el médico me autorice a practicar bicicleta de montaña tras recuperarme de dos hernias discales; es entonces cuando me decido a bajar peso y a ponerme en forma para este reto, que significaría la demostración palpable de “si quieres, puedes”.

Es en esa fecha cuando hablo con Adrián, mi entrenador del gimnasio y le digo lo que quiero hacer y ni corto ni perezoso me dice, “OK, mañana te espero en la sala de entrenamiento a las 06:30” y ahí empezó un muy largo año y medio, casi, de entrenamiento, bicicleta, dieta y sufrimiento. Tampoco os quiero aburrir mucho con esta fase, solo decir que en media he entrenado 4 días a la semana, que en los últimos seis meses, hacía 2 días de gimnasio combinando entrenamiento de fuerza máxima, spinning y TRX, salía dos tardes entresemana a hacer fondo en llano y salía con mis amigos de MTB Málaga los fines de semana a hacer rutas de montaña de entre 90 y 120 Kms y que en este tiempo logré “arrojar fuera” 32 kilos de lastre.

En esas estaba cuando llegó el 1 de Septiembre de 2014 y a las 8:23 de la mañana recibo mi mail de confirmación.

“¡¡¡ENHORABUENA!!!, usted ha sido inscrito con el DNI XXXXXXXX para la IX MARCHA LOS 10.000 DEL SOPLAO BTT correctamente.
El dorsal que se le ha asignado para su participación es el 46 “

Ya no hay vuelta atrás, ESTOY INSCRITO; y salvo desastre natural grave allí estaré.

Y llegó el día, dos días antes habíamos cargado nuestro coche con las bicicletas, el equipaje y sobre todo, toneladas de ilusión. Eran las 07:00 del día 23 de Mayo de 2015 y un servidor y ocho compañeros más, Adrián, Juan, Diego, José Manuel, Jesús, Juanjo, Fabiola y Fran, que nos autodenominamos “Los Insensatos del Soplao” estábamos en las calles de Cabezón dispuestos a demostrar que en Málaga también hay montaña.

Muchos nervios y muchas ganas, pero sobre todo mucha cabeza, en el Soplao la necesitas, si no el abandono está cantado.

No vemos la salida, solo que llegan las ocho y la marea de ruedas empieza a moverse, EMPIEZA EL SOPLAO 2015, logro subirme a la bici y comienzo a pedalear, no me lo puedo creer, estoy allí, en La Meca del BTT, en el gran objetivo, mi sueño empieza a hacerse realidad, paso por el arco de meta a las 08:10 y pongo en marcha mi Garmin, Adrián a mi lado, en su bici, animando con su presencia y una camiseta muy especial en la mochila, mi mejor gel, mi gran motor y mi Pepito Grillo que en mi hombro me dice, “tranquilo hermano, voy contigo, esto lo acabamos juntos”, ese día hacía 10 años exactos que se había muerto mi hermano, todo se conjugaba a mi favor, era como una señal del cielo que me indicaba el camino.

Hacemos despacito los 3 primeros kilómetros y llega el primer tapón, la subida a San Cibrián, subes como puedes, el gentío es inmenso, nunca había visto tantas bicis juntas, pero entre caminata y bicicleta llegas arriba sin más percance, me quito el cortavientos, saludo a una lugareña que nos amenizaba el paso con una vieja canción de Baccara en su Ford Orion y así transcurren los primeros 22 Kms hasta la Cocina, primera subida durilla de la ruta, ahí sufro una pequeña caída sin importancia aparente hasta que me doy cuenta que acabo de pelar la camisa del cambio trasero e iré los siguientes 140 Kms sin los dos piñones pequeños, no importa, no son los grandes.

Corono la Cocina y después de una pequeña bajadita comienza la subida a El Soplao, la vista es espectacular, una carretera en zigzag y una fila de “hormiguitas” de colores que la plagan, es una maravilla, llegamos al alto y parada para hablar por teléfono con las chicas, estamos arriba y nos esperan en Ruente, “bajadita” peligrosa de 3 Kms hasta Celis, tachuela hasta Puentenansa y segundo escollo reseñable, el Monte AA, lo subimos a ritmo diésel y lo coronamos sin más trance y bajada muy disfrutona hasta Ruente, ahí están las chicas y el niño de Adrián, besito de ánimo y salimos deprisa que son las 13:00 y hay que pasar el control de Juzmeana en tres horas. Nos dirigimos hacia el avituallamiento de Uceda y de camino empiezo a ver gente en contra, llego a pensar que me he confundido y pregunto, “No, tu vas bien, mucho ánimo”, coño se están retirando por decenas y solo van 60 Kms, veo un cartel que reza “Alto del Moral 13Kms” y empiezo a tirar para arriba, este puerto es mortal, 13 Kms sin descanso ninguno, con cuestas que no pasan del 13%, pero que no bajan del 8%, se hace duro, largo, tedioso, cansino; y ya llegando casi al final lo único que te compensa es la maravillosa vista desde arriba, es de poner los pelos de punta.

Son las 15:20 y empezamos a bajar, miro el reloj y pienso, no llego, el control está en el Km 88 y después de Juzmeana me quedan 5 Kms para llegar, va a estar muy justo, me pongo de pie en la bici y pienso, “Miguel es ahora o nunca, o entras en tiempo o despiertas del sueño”, es hora de correr y de poner en valor mis 110 kilos hacia abajo; bajo a todo lo que puedo y la prudencia permite, no en vano hacía 4 semanas justas me había arreado una leche del quince en Huelva y no quería “repetir curso”.

Bajo, bajo, bajo y cuando llego a Juzmeana me viene un flash a la cabeza, esta zona la conozco, la vi en la segunda película del Soplao cuando pasa Chuchi en el coche y le dice al voluntario de protección civil que en ese paso se corta a las cuatro, entonces desde la bici oigo el bip-bip del control del chip y pregunto a voces ¿ese es el control de paso del corte? Y me dicen “SI”, miro el reloj y voy 13 minutos por delante del tiempo y 23 por delante de “mi tiempo” ya que el tiempo de retraso en la salida, luego te lo descuentan. Aprieto el puño izquierdo, lo agito con rabia y rompo a llorar, he pasado el control ahora ya sé que salvo avería o caída, acabo, tengo 5:30 horas para llegar al Km 135, puedo hacerlo y así, llorando y dándole gracias a mi hermano por el empujón llego a Bárcena Mayor, otra vez están las chicas, un abrazo de ánimo, un bocatita y un poco de descanso y a eso de las 16:15 en la bicicleta listos para subir Fuentes, este puerto es el más largo de la ruta, si bien está dividido en dos partes, una primera de 12 Kms bastante llevadera si no fuera porque ya llevas 90 Kms en el alma y una segunda de unos seis un pelín más dura; comenzamos a subir y la subida la hacemos casi solos y charlando de nuestras cosas para que sea más llevadero. Llegada a Fuentes y otra vez hacia abajo, 6 Kms bastante peligrosos y sin transición ninguna, 6 Kms de subida hacia Ozcava. Las piernas pesan, los kilómetros y el acumulado ya se hacen notar y todavía quedan 62 Kms por delante. Ahí Adrián y yo nos separamos, cada uno va a su suerte, ya le he retrasado suficiente.

Llego a Ozcava y comienzo a subir hacia Venta Vieja entre un paisaje muy bonito y rebaños de vacas y manadas de caballos que están por los prados, algún pastor dando ánimo y descontando kilómetros, cuando estoy a unos dos kilómetros del alto se empina el puerto y teniendo en cuenta lo que me queda decido bajarme de la bici y caminar un poco para no agotarme, son las 20:20 aproximadamente cuando se me acerca un vehículo de protección civil y me dice “sabes que hay control de tiempo ¿verdad?”, si, a la 21:30, respondo, no, a las 21:00, pienso que no puede ser que hay un error pero por si acaso me subo a la bici y empiezo a pedalear como si no hubiera un mañana, como si mi vida dependiera de ello, y Toño me empuja, “vamos campeón, tú puedes, me tienes que llevar a meta”, llego a la cima y empieza “LA BAJADA”, la más larga y rápida del Soplao, casi 16 Kms de tierra al principio y asfalto al final en un camino zigzagueante que es una preciosidad, donde alcanzo una punta de velocidad de 72,25 Kms/h, y el más mínimo error te lleva al suelo con consecuencias desastrosas. Llego a Correpoco y la Guardia Civil me desvía diciendo que habían cortado el tramo de tierra por seguridad debido a algunos accidente “feos” y llego al Negreo, son las 21:02, no me querían dejar pasar porque decían que ya estaba cortado, pero me niego, acudo a la hora de corte según el reglamento y empiezo LA BESTIA, el Señor Negreo. Llego al avituallamiento, me tomo un café caliente y dos bollos, monto luces, me abrigo y comienzo a subir, andando, sin prisa, tengo casi tres horas para llegar y no es plan de “cagarla” tan cerquita.

Cuando llevo un kilómetro subiendo se acaba la batería del Garmin, llega el coche médico, se pone detrás y me sigue, al cabo de unos 20 minutos, Mercedes, que iba en el coche médico decide acompañarme en mi subida y “pasear” conmigo, no sabéis cuanto se lo agradezco que paseíto más bueno echamos juntos, al rato llega Dani, el creador del Soplao junto con Chuchi y se nos une, que conversación más amena y cuanto aprendí del Soplao en esa subida; les cuento mi historia y la de mi hermano y se me pasa el tiempo volando cuando a eso de las 23:15 llegamos arriba, en ese momento caigo en cuenta que llevo cinco o seis coches detrás de mi acompañándome en mi aventura.

Una vez arriba me enfundo “mi camiseta”, la que me empujó, nos hacemos las fotos de rigor y me dice Dani “me voy a poner detrás de ti y con la megafonía te voy a guiar, que la bajada es un poco peligrosa y hay alguna rampa del 30%”. Perfecto, pensé, voy a bajar a lo grande, como los campeones. Me subo en la burra y Dani desde el coche, curva a la izquierda, curva a la derecha, cuidado con la grava, en esa rampa hay dos baches, que os voy a contar, un lujo, es como llevar un GPS que habla con acento cántabro y que se sabe todas las piedras del camino, y en esas llegamos a Ruente, a todo esto para amenizarme la bajada íbamos con música en la megafonía, la gallina turureta, érase una vez el circo, mambrú se fue a la guerra y montón de canciones infantiles que inevitablemente me recordaban a cuando mi hermano y yo éramos pequeños como efecto secundario.

Pero en fin no nos desviemos del relato, estamos en Ruente, 5 Kms de asfalto y estoy en Cabezón, esto ya está hecho, me paro siguiendo instrucciones de Dani donde la Guardia Civil y cuando se reagrupan todos los vehículos detrás de mi me dan la instrucción de salida hacia Cabezón, empiezo a pedalear a todo lo que doy y Dani animando desde atrás, “dale campeón, vas muy bien, ¿quién quiere ver a Contador pudiendo verte a ti?” y perlas similares y a todo esto con la sirena a todo meter, y todos los pueblos en la calle aplaudiendo, que sensación, estoy acabando El Soplao, no me lo puedo creer, las emociones se agolpan y veo nublado por las lágrimas. “Cabezón de la Sal 1”, Dani me adelanta y entro en el pueblo detrás de él son casi las 12 de la noche y medio pueblo de Cabezón está aún en la calle para recibir al último participante en llegar, que sensación, entro entre las vallas de llegada y parece un final de etapa del Tour, o del Giro, o de la Vuelta, de mi Vuelta particular, la que empezó en mi cabeza hacía año y medio y ahora se cumplía, entro exhausto pero feliz, contento, llorando con mi camiseta, con mi hermano empujando y abrazándome, “lo conseguimos hermano, estamos en meta, me trajiste sano y salvo.” Me espera mi mujer, Adrián y su familia, Mari Carmen y Alejandro. Que alegría, llegan Dani y Mercedes a darme un abrazo, cuanto agradecimiento tengo hacia ellos, esa deuda no la podré pagar nunca, es la deuda de gente buena y desinteresada cuya única recompensa es verte pasando por meta con una sonrisa. GRACIAS, si os vale os diré que gracias a personas como vosotros el Soplao es lo que es y que si Dios me da fuerza y no hay nada raro, el próximo dia 1 de Junio empezaré de nuevo a entrenar para la X edición la del 2016 donde espero llegar con 25 kilos menos y llegar a meta aunque sea otra vez el último.

NOS VEMOS EN LA X MARCHA LOS 10.000 DEL SOPLAO BTT 2016.