Los trabajos y los días. (el río)

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El Parque Natural y Nacional de Sierra Nevada abarca parte de las provincias de Granada y Almería, si exceptuamos los Alpes, representa el macizo montañoso mas elevado de Europa, en el que una veintena de cimas rebasan los 3.000 metros sobre el nivel del mar; destacando en la parte granadina, el Mulhacén (3.483 m.) y el Veleta (3.394 m.) como máximas cotas, mientras que en la almeriense lo son, El Chullo (2.608 m.) y el Almirez (2.519 m.). Un pasado glaciar y un relieve caracterizado por alomadas cimas en la cara sur y agrestes en la norte, conforman la orografía de esta colosal montaña penibética.
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La singularidad de la flora de Sierra Nevada queda marcada esencialmente por su pasado climático, como bien es sabido, durante la última glaciación ocurrida hace mas de millón y medio de años, la gran montaña andaluza se vio cubierta de hielo al igual que la mayor parte de otras montañas del viejo continente. A medida que los hielos y el frío se extendieron hacia el sur, la flora ártica conquistó igualmente dichos territorios, llegando a alcanzar la gran montaña nevadense.

Con el posterior retroceso hacia el norte de la glaciación, Sierra Nevada actuó a modo de una gran isla biológica, donde quedaron atrapadas gran parte de una flora que poco a poco, iba recuperando sus latitudes anteriores.

A las especies recién llegadas del norte, Sierra Nevada les iba proporcionando una variada gama de hábitats diferentes; desde cimas azotadas permanentemente por la ventisca, hasta fértiles valles, pasando por prados de montaña o laderas umbrosas. Poco a poco, esta sierra fue ofreciendo cobijo a todas y cada una de las especies avanzaron hacia el sur, como consecuencia de la expansión de la glaciación.

Por otra parte, la posición geográfica, la geología y la orografía de esta imponente montaña, han contribuido de manera significativa a crear un pequeño museo donde fueron acoplándose las distintas especies; del mismo modo, esta "isla botánica" proporcionó los moldes necesarios a la evolución para la formación de nuevas especies.

Todos estos factores, otorgan a Sierra Nevada la más rica y variada flora del mediterráneo occidental, atesorando en sus entrañas algo mas de 2.000 especies de plantas, de las 8.000 que componen la flora peninsular. No obstante, la importancia de la flora nevadense no radica tanto en el numero total de plantas, sino en sus 86 especies endémicas, es decir, plantas que tan sólo existen en Sierra Nevada y que no pueden encontrarse en ningún otro lugar del planeta.