Mancha Real-Peña Águila-Fuenmayor-Gamellones-M.Real

Febrero de 2022

En esta ocasión, el amigo Jesús y yo nos vamos a hacer una ruta mítica por los caminos de Torres, además, Jesús no conoce todavía la vereda de los Gamellones, y hoy vamos a corregir esa anomalía cósmica. ¿Cómo?, ¿no te crees que Jesús no conozca aún los Gamellones? Sí, hijo, sí, todavía hay gente que no conoce los Gamellones, pero hoy tiene el alma, el cuerpo y la máquina preparados para su gran día.
Como somos dos sexagenarios y no nos gusta llegar muy tarde a casa, nos vamos con los coches a Mancha Real, y desde allí comienza nuestra singladura. Con todo y con eso, nos salen unos 45 kms, lo que tampoco está nada mal.
Arrancamos y de buenas a primeras nos encontramos subiendo por la Peña del Águila, que, si conoces este terreno, sabes son unos 5 kms. con un desnivel entre el 10 y el 15%, lo que no está nada mal. ¡Vaya arranque! Hasta que el motorcillo se calienta, el cuerpo se entona, el corazón coge ritmo y las arterias y venas se dilatan y comienza a llegar sangre fresca en cantidades industriales a los pulmones y las piernas, pasamos un rato de ahogo, por lo que no hay más remedio que ir poco a poco. La verdad es que esta cuesta la hemos subido varias veces en las últimas semanas y ya es como una vieja amiga nuestra, como el patio de nuestra casa, por lo que la llevamos bien, y cuando menos te lo piensas, estás arriba.
Pasamos La Mesa del Almadén y la bajada hasta el camino de Navaparís, donde tenemos un tramo de carretera de unos 3 kms. hasta la Fuenmayor. Si conoces la Fuenmayor, ¿alguna vez la has visto seca? Yo he pasado por allí decenas de veces y nunca la había visto tan decaída. Sólo echaba un hilillo de agua que chorreaba por la pared abajo y no pudimos ni llenar los botes. Es desolador ver esta magnífica fuente de esta manera debido a la larga sequía que, si Dios no lo remedia, nos pondrá las cosas muy complicadas cuando llegue el verano. Por favor, que llueva ya.
Seguimos para arriba y pasamos por la Cascada del Zurreón, que sí echa un poco agua. Nos da mucha alegría oír el chorro que cae desde lo alto en aquel bonito rincón y pensamos que algo es algo.
Bajamos, subimos y llegamos a los Gamellones, como decía, terreno desconocido para Jesús. Lo más curioso de todo es que antes de comenzar la vereda hay una fuentecilla que jamás he visto echar agua y, curiosamente, ¡¡echa un magnífico chorro de agua limpia y fresca!! Lo nunca visto: la Fuenmayor seca y la fuentecilla de los Gamellones echando agua. Ver para creer.
Nos enfilamos la bajada primera y resulta que la fuentecilla, acostumbrada a no tener agua, no sabe lo que hacer con ella cuando está llena, y resulta que la tira por un rebosadero que va a parar ¡a la misma vereda!, por lo que esta bajada, que está bastante pendiente, está inundada y el chorrito de agua pasa por el centro de la misma, formando barro escurridizo que no da mucha confianza, así que bajamos con mucho cuidado, procurando no pisar el barro y acabar en el fondo del barranco. Pero como somos gente que cree en el bien común, nos paramos cuando podemos, y con unos palitos y unas piedras, hacemos como unos pequeños desagües para que el agua se vaya por un lado a los pinos y no siga vereda abajo. No hemos hecho mucho, pero nos sentimos contentos con nuestra gran aportación a la humanidad, aunque solo haya sido un pequeño paso para nosotros. Y esta vereda es tan extraordinaria, que recorrersa es una especie de experiencia mística para cualquier amante de la naturaleza y mucho más si tiene la suerte de ser ciclista de montaña y disfrutar esta belleza.
No me extiendo más. Si esta ruta la hubiéramos hecho en junio o julio, nos habríamos hartado de cerezas, pero en esta época no hay nada, así que vamos deprisa donde podemos, y despacio en las cuestas arriba, disfrutando del paisaje.
Cuando llegamos a la carretera, tiramos para Mancha Real y un poco más adelante nos metemos por el camino viejo de Torres, para que Jesús lo conozca, porque, aunque te parezca mentira, querido lector, Jesús no lo ha pasado nunca.
Cogemos los coches y nos vamos para Jaén. En la Yuca nos vamos por la carretera vieja de Granada hasta un barecito que hay en una redonda, y allí nos paramos y nos refrescamos el polvo del camino. Nos tratan bien y nos ponen una tapa bastante decente. Si las ocasiones especiales no se celebran, es como si no hubieran ocurrido.