Marcha de los pollos de corral (summer edition). Andavías, Montamarta, San Pedro de las Cuevas, Santa Eufemia del Barco, Manza

Pues empezamos a retomar poco a poco lo del deporte tras un parón de unas tres semanas (y tras un verano relajado). ¿Y qué mejor manera de hacerlo que con una nueva edición de la 'Marcha de los polllos de corral'? Os recuerdo que es el equivalente a una pachanga futbolera pero con bici: salimos unos cuantos amigos vinculados de una u otra manera a Andavías, damos una vuelta a ritmo tranquilo para que la gente no sufra demasiado y acabamos comiendo en alguno de los tres bares que tiene el pueblo. Esta vez nos juntamos once ciclistas y un quad de apoyo (ya como los profesionales). Y hemos hecho una de las rutas más bonitas que se pueden recorrer por la zona, descubriendo rincones francamente bonitos. Empezamos (sobre las 9,15) en llano hacia Montamarta -interés cero por esa zona, pero sirve de calentamiento-, llegamos al pueblo y nos desviamos a la izquierda hasta encontrarnos con las obras del tren. Mi propuesta era seguir el Camino de Santiago por la carretera un par de quilómetros y cruzar el embalse (o lo que queda de él) por el viejo Puente de la Estrella. Sin embargo, para evitar carreteras, Luis Carlos nos guió por la traza del AVE. La recorrimos durante 4 km. y nos volvimos a salir en el nuevo viaducto, que ni siquiera figura todavía en los mapas de San Google. A partir de ahí viene la parte divertida y bonita del recorrido. Primero hasta San Pedro de las Cuevas, un pueblito perdido en el que apenas viven 5 personas durante el año. Hasta entonces apenas habíamos tenido subidas potentes, empezarían un poco después. La primera cuando nos acercamos a Santa Eufemia del Barco (aunque tampoco nos dejamos el hígado ¿eh? no vayais a pensar). Las siguientes rampas (un poco más duras) nos llevaron por una zona muy bonita hasta el viaducto de Martín Gil, donde hicimos parada obligatoria a contemplar las vistas y hacernos unas fotos. Desde ahí hasta la vía hay una bajada rápida y muy divertida que hicimos todos, icluido el quad. Precisamente este último nos iba a dar el susto de la mañana cuando, al intentar cruzar la vía, se le enganchó una pletina de la rueda con el raíl y no había manera de sacarlo de ahí. Así que una bici, un quad y 6 o 7 personas estuvieron un par de minutos en mitad de la única vía que comunica Zamora con Galicia... Finalmente liberaron a Willy (o sea, al quad) y pudimos seguir. Nos quedaba la parte más dura en cuanto a subidas (un par de rampas antes de Manzanal y la que va desde el embalse hasta el bosque que lleva a Palacios). Subimos cada uno a nuestro ritmo y nos reagrupamos en el embalse, donde pasamos por el puente viejo. No por el viejo de las plataformas, sino por el primitivo que sirvió de paso a carros y animales (quizás a algún coche) y que está sepultado en las aguas del embalse (que hoy, ya os he dicho que es más bien un regato). El tramo final, ya con piernas algo cansadas por la falta de costumbre, nos llevó por el bosque (precioso) a la izquierda de la carretera hasta Palacios. Cruzamos el pueblo y el puente de nuevo sobre el embalse para entrar en Andavías por la parte de abajo. Nos esperaba un baño en la piscina (superrelajante pese a la pereza inicial) y una comilona con amigos allí mismo. Lo pasamos estupendamente recordando anécdotas de juventud. Es lo que tiene hacerse viejo...