Marcha del Arroz a la Zamorana. IX edición. Mucho por mejorar.

Bueno, pues un año más acudimos a la cita con la marcha de Carbajales -ahora Losilla de Alba por problemas entre el ayuntamiento y los organizadores-. Me dio bastante pereza, pero ya se sabe que todo es ponerse y finalmente me animé a hacer la ruta larga (Sergio hizo la corta y Javier la mediana, que estuve tentado de hacer yo también). La ruta ha estado bien y yo me he encontrado en buena forma de principio a fin yendo aceptablemente rápido (mucho más lento que los buenos, pero cómodo y sin desfallecer). Como va creciendo de un año a otro, esta vez nos hemos juntado 1000 ciclistas en Losilla para hacer los tres recorridos. El largo está bien, pero no me parece nada espectacular porque es bastante llano y con una par de subidas cortas y potentes. Comprendo que a lo mejor la zona no da más de sí, pero tanto camino de concentración y tanta pradera me resultan aburridos. De todas formas es algo subjetivo. Iniciamos la marcha en paralelo a las vías del tren en dirección al viaducto de Martín Gil. La cosa parecía una estampida de bisontes levantando polvo (muy importante llevar una braga del cuello tapando la nariz y la boca como los pistoleros del oeste). Pese a ser tantos, como los caminos son anchos, cada uno podía encontrar fácilmente su sitio y su ritmo (en eso hay que reconocer que la organización ha acertado porque solo hemos tenido un par de tapones y de segundos de duración. Muy bien). Total que adelanté a muchos y otros tantos me adelantaron a mí. Subimos a los aerogeneradores y bajamos al embalse. Desde allí, de nuevo hacia arriba hasta Santa Eufemia y luego Navianos de Alba donde estaba situado el primer avituallamiento. Nos habíamos hecho mas de un tercio de la ruta casi sin enterarnos con subidas y bajadas fáciles. Tres kilómetros después (km. 33) nos meten un rampón imposible por la cantidad de piedras sueltas que tiene. Ni las tres bicicletas eléctricas que lo intentaron consiguieron subir. Así que pie a tierra durante apenas 50 metros y seguimos. Lo siguiente es el tramo más bonito e interesante (km. 35 a 55) por las estribaciones de la Sierra de la Culebra. Subidas y bajadas algo más largas, paisajes bonitos que nos llevarán por Escober y Sesnández de Tábara. Hay algunas bajadas peligrosas (y alguna muy peligrosa) por lo mismo que antes en la subida: piedras. Piedras con aristas afiladas que tienen el doble peligro de poderte tirar al suelo o hacerte una bonita raja en la cubierta. Ninguna de las dos es una buena opción. En Sesnández, segundo, último y pobre avituallamiento. Apenas paro a beber un poco porque me he tomado por mi cuenta una barrita y un gel y no necesito más. De Sesnández a Ferreruela tenemos el último tramo interesante con una subida y el paso -creo que fue allí, no lo recuerdo muy bien- por un senderito atravesando un bosque. Y una vez en Ferreruela de Tábara se acabó la diversión. Quedaban 17 kilómetros para mí muy aburridos, equivalentes a los minutos de la basura de los partidos de baloncesto, en los que el único aliciente era llegar a la meta. Casi todo llano o en ligera bajada y con mucha, mucha pradera. Siempre paralelos a la vía. Soy mal rodador, lo sabéis, así que no me empeñé en dejarme las fuerzas en ese tramo. Solo a 5 kilómetros de meta apreté lo que pude. Entré muy contento por haberme mantenido entero. Quizás, como Óscar Schindler en la mítica película "podía haber hecho más", pero aun así, contento.