Montealegre del castillo, subida al monte Arabí, cueva de la horadada, casa del guarda y regreso. Caminos, ramblas y sendas.

No me canso de decir que en este deporte la ruta es importante, pero disfrutarla con amigos es fundamental. Por eso disfruto especialmente estos días en los que nos juntamos varias peñas y vamos a visitar los dominios de algún amigo que con dedicación y esfuerzo nos preparan ruta por lo mejor de sus tierras.
En esta ocasión los Pura Vida¡¡ junto con nuestro amigo Daniel de Almansa, nos desplazamos a Montealegre del Castillo, donde nos espera Felipe con su nutrida peña. Nos juntamos al final 15 ciclistas de diferente condición y perfil, pero todos dispuestos a disfrutar del monte, de la bici y de lo amigos.
Antes de comentar el recorrido de la ruta quiero agradecer especialmente a Felipe su invitación y su dedicación a lo largo de toda la ruta, preocupándose por los rezagados, indicando los pasos comprometidos, y pendiente de posibles caídas. Todo un anfitrión derrochando generosidad de la que de verdad es valiosa.
Salimos de Montealegre a buen ritmo marcado por Felipe, deseoso de enseñarnos las primeras estribaciones del famoso monte Arabí. Tenemos primero un tramo de caminos abiertos ideal para ir calentando piernas y charlar un poco con los nuevos compañeros, que como Felipe nos van indicando lo que tenemos por delante, así como algunos puntos de interés ruinas etc. Buena gente estos chicos de Montealegre.
Sin darnos cuenta entramos en zona de monte bajo y senda y enlazamos con la rambla del morteruelo, donde como es lógico debemos tener cuidado con los pasos de firme rocoso a los depósitos de arena. Primeros metros de diversión solventados sin problemas con pericia y buena trazada…La que alguno de los compañeros nos indicaba desde atrás. Así da gusto.
Dejamos la rambla por la izquierda y comenzamos con las primeras rampas del monte Arabí.
Se trata de una elevación montañosa aislada situada en el municipio de Yecla, Murcia. Su altitud es de 1068 metros.
El monte Arabí es un destacado enclave arqueológico, biológico y geológico, debido a sus restos culturales, a su gran biodiversidad y a la belleza de su peculiar orografía esculpida por el agua y el viento
Esto lo notamos en nuestra horquilla, que no deja de trabajar subiendo pequeños escalones rocosos que nos obligan a trazar con inteligencia y a tensar los músculos. Después tenemos una zona abierta en la que vemos una primera cornisa rocosa a la que accedemos por una rampa de arena, precioso tramo. Una vez llegamos a esta cornisa vemos que nos queda mucha subida y que nos adentramos en zona boscosa con pino y carrasca como vegetación predominante. El camino siempre pide nuestra atención, con continuas afloraciones rocosas, algunas de ellas exigentes con gran inclinación e irregularidades, que nos piden tirar del manillar con fuerza para intentar sortearlas y acompañar con las piernas. En definitiva, fuerza y equilibrio para hacerse con una subida que los más preparados podrán hacer sin poner el pié, el resto poco a poco iremos llegando a la cima.
Impresionantes vistas desde el punto geodésico, con 360 grados de horizonte a nuestros pies y con un monte que nos muestra su abrupta cara Este. Tras las fotos la algarabía y el almuerzo, bajada por la misma senda por la que hemos subido y encontrando ahora deliciosas esas irregulares afloraciones rocosas que nos piden fina trazada. Continuaremos senda a la derecha, para buscar por el Norte esa cara Este que vimos desde la cima. En sus faldas hay restos arqueológicos que datan desde el II milenio a. C, hasta la etapa de la romanización, tales como cazoletas, petroglifos, etc. Pero sin duda alguna, el tesoro más valioso que guarda este espacio natural es el arte prehistórico: arte levantino con 10.000 años de antigüedad y arte esquemático datado hace 6.500 años, declarados Patrimonio de la Humanidad por la Unesco en 1998. Se encuentran en dos abrigos rocosos que a día de hoy están vallados y para visitarlos hay que pedir permiso, pero si podemos visitar la cueva de la horadada.
Toda la cara Este del monte es un claro ejemplo de paisaje kárstico, con grandes rocas calizas y graníticas modeladas por la erosión del viento y el agua. Uno de los más impactantes es la cueva de la horadada.
Se trata de una gran cueva escavada en la roca con una abertura en su techo por donde se cuela el agua y el viento, dando como resultado una suave concavidad con vistosas muestras de erosión alveolar en las paredes. Absolutamente sobrecogedor. Da la sensación de que estemos en el útero de la naturaleza, a su resguardo.
Fotos de rigor del grupo y seguimos por senda en dirección a la casa del guarda, donde tomamos camino de regreso. Pasamos junto a varios yacimientos arqueológicos que no tenemos tiempo de visitar, por lo que la zona sugiere una visita a pié en la que poder disfrutar de parajes como la cueva de las pinturas, los abrigos del medio día, o el cerro de los santos.
Seguimos por caminos comentando los pormenores de la etapa y pensando en las frescas cervezas y la buena charla final, que fue distendida y alegre, como corresponde tras un buen día de montaña, amigos y bici. No tardaremos en repetir.
Pura Vida¡¡