Montequinto - Lagos del Serrano - Montequinto
near El Cerro del Águila, Andalucía (España)
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Trail photos
Itinerary description
Larga ruta que combina el llano de la primera parte, hasta Guillena, con la larga subida hasta los Lagos del Serra. Decir que los tiempos que véis reflejados corresponde una persona que pesa en torno a los 115 kilos (o sea yo), por lo que no los toméis como referencia.
En cuanto a la rauta no tiene mayor dificultad que los kilómetros y la subida a los Lagos. Cuando pasé el arroyo de los Molinos, en la larga recta que va a Guillena, aún tenía bastante agua, eso lo deswcubrí una vez que me metí y el agua cubrio el plato, así que toco pedalear y chapotear a la vez, menos mal que el fondo era piedra.
No hizo excesivo calor y el campo sigue en gran plenitud de plantas, flores e insectos, que tienen la mala educación de meterse entre las gafas y tus ojos, o querer entrar por la nariz o los oidos, y si estas bostezando seguro te tragas dos o tres, pero nada sin importancia.
En la cuesta de los Toros me encontré un buen puñao de ellos, algunos muuuu negros, pero utilice el lenguaje vacuno que me enseño mi buen amigo Ignacio: ¡Vaacuuuu! ¡Aaaammooooosss! ¡Iaaa, iaaaa, vacuuuuuu! y otras expresiones dífíciles de transcribir, pero que fueron efectivas ya que muy amablemente se quitaron del camino y me dejaron pasar, eso si, sin quitarme ojo de encima y alguno que otro con cara de quererse arrancar.
Con las últimas lluvias los pantanos están a tope y así lo pude comprobar tanto en el del Gergal como en el de Cala.
Feliz y agotado, muy agotado, llegue a casa no sin antes tomarme las correspondientes cervecitas.
Más pedales y menos tocino.
En cuanto a la rauta no tiene mayor dificultad que los kilómetros y la subida a los Lagos. Cuando pasé el arroyo de los Molinos, en la larga recta que va a Guillena, aún tenía bastante agua, eso lo deswcubrí una vez que me metí y el agua cubrio el plato, así que toco pedalear y chapotear a la vez, menos mal que el fondo era piedra.
No hizo excesivo calor y el campo sigue en gran plenitud de plantas, flores e insectos, que tienen la mala educación de meterse entre las gafas y tus ojos, o querer entrar por la nariz o los oidos, y si estas bostezando seguro te tragas dos o tres, pero nada sin importancia.
En la cuesta de los Toros me encontré un buen puñao de ellos, algunos muuuu negros, pero utilice el lenguaje vacuno que me enseño mi buen amigo Ignacio: ¡Vaacuuuu! ¡Aaaammooooosss! ¡Iaaa, iaaaa, vacuuuuuu! y otras expresiones dífíciles de transcribir, pero que fueron efectivas ya que muy amablemente se quitaron del camino y me dejaron pasar, eso si, sin quitarme ojo de encima y alguno que otro con cara de quererse arrancar.
Con las últimas lluvias los pantanos están a tope y así lo pude comprobar tanto en el del Gergal como en el de Cala.
Feliz y agotado, muy agotado, llegue a casa no sin antes tomarme las correspondientes cervecitas.
Más pedales y menos tocino.
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