Palazuelo-Viana-pantano-salinas romanas (40km, Guadalajara, España)

Ruta: Palazuelos-Viana de Jadraque-Huércemes del Cerro-Atance-Embalse-Cañón-Cirueches-Las Salinas
Mapas: 461-Sigüenza

Lujo de ruta rápida por bosques de encinas, robles y tierras de labor. Se recomienda hacer en sentido antihorario por motivos que diré luego. La ruta se recomienda de Julio a Diciembre, informándose en www.embalses.net para ver si el embalse de Atance está por debajo del 38%.
Comencé la ruta en sentido horario desde la plaza de Palazuelos, recomiendo aparcar después de la puerta aunque es difícil pasar el coche, tras una fuerte pero breve pendiente subí a la torta, arriba la vista del valle era casi completa, el camino era casi llano ciclando con velocidad entre encinas y robles ya secos por ser invierno, el camino era fenomenal con zanjas a los lados y sin barro, pero giré a la izquierda y luego me desvié por camino aún más pequeño a fin de rodear la torta por la izquierda, se me cruzaron algunos corzos, más adelante guié a la izquierda por sitio malo, pues de haber girado más adelante es más fácil (lo marqué con el gps), luego de un largo trayecto por tan bonitos parajes inicié el descenso por valle con pendiente suave no sin antes ir a ver casona para las ovejas cerrado con candado, abajo me desvié a la derecha por valle encajonado donde hablé con unos escaladores, una vez hechas las fotos volví sobre mis pasos para bajar a Viana de Jadraque, ahí hay una buena fuente, seguí por carretera hacia Huércemes del Cerro, antes de llegar hay una curiosa fuente romana reparada por los vecinos, una vez pasado por el pueblo, por el bar bajo una gran casona y seguir adelante debía cruzar un enorme tramo de río, me disponía a quitarme las botas cuando descubrí que poco antes había un puente con cadenas que lleva al campo de fútbol, por allí empalmé con el camino por el margen derecho del río salado hasta llegar otra vez a la carretera que lleva al embalse, me decidí asomarme a la presa viendo que estaba casi lleno, y que no había marcas de haber estado más alto, eso es un horror pues debía subir por camino por la cola del pantano que sería infranqueable con el pantano lleno, cogí el camino por el margen derecho del pantano El Atance, llegando al pueblo del mismo nombre donde habían dos todoterrenos, seguí bajando cada vez más hacia la lengua de agua viendo angustiadamente que no había alternativa para subir por la derecha, entonces bajé del todo pero por suerte el agua no llega allí, subiendo por el camino todo por dentro de un impresionante cañón que pasaba sobre un puente y no tuve que mojarme, más adelante hay un enorme charco congelado, y más arriba me crucé con un tractor y un todoterreno poco antes de llegar al pueblo privado de Cirueches normalmente cerrado a cal y canto, sin embargo había gente trabajando dentro, por suerte era día de puertas abiertas (o sea, que se dejaron la puerta abierta), me colé dentro ¡por fin!, dentro había una pareja con una niña y una mujer mayor, me entretuve hablando descaradamente con ellos, los cuales fueron muy amables conmigo y me dejaron entrar en el patio con casas con carteles que ponían Bodega, y otras casas más, hay una detrás junto a un jardín muy suntuosa de dos plantas. Según me dijeron el camino puede estar cubierto por el pantano si llueve mucho. Según lo ví yo, me informé que estaba el pantano al 37.5% y aún podría subir un par de metros o más para tapar el camino, normalmente está al 25% (eso les pasa por mendrugos y construir un pantano en piedra caliza), seguí hacia las salinas romanas que aún están en funcionamiento, allí traté de orientar a unos turistas que buscaban Jadraque, me colé en la salina e hice las fotos que pude, dentro había un montón de como 200 kilos de sal sucia, seguí entonces por el camino del llano por el que empezaba ha hacer calor (por ello en verano mejor hacerlo a primera hora) seguí hacia Palazuelos a toda pastilla, pero al llegar me atacaron cuatro perros furiosos, dos de ellos grandes, con la pierna derecha peladeaba y con la izquierda les pegaba patadas, al cabo de cincuenta metros le dí una buena al perro grande y se retiraron, yo estaba reventado de la carrera. Metí la bici en el coche y al volver me encontré con los perros que venían detrás mía, traté de atropellarlos pero al final me arrepentí, me fuí a Sigüenza donde en el bar de la derecha no pude resistirme a unos Judiones reales, ¡ni se os ocurra pasar por allí sin comerlos!