Pedales de León. Etapa 2/5. Crémenes-Oseja de Sajambre

Ruta de Crémenes a Oseja de Sajambre pasando por:
- Collado de las Camperas (8.0 km)
- Collado de Viego (15.1 km)
- Catedral de la Montaña (25.4 km)
- Collado de Lois (29.3 km)
- Cabaña ganadera (31.2 km)
- Liegos Fuente (36.2 km)
- Fuente Polvoredo (41.5 km)
- Collada de Jian (47.9 km)

Segundo día de cinco. Salimos del hotel rural “El Sabinar” en Crémedes, donde pasamos la noche, por la carretera LE-3709. Un tramo asfaltado de 2,8 km que, sin grandes pendientes, que nos deja en Corniero donde dejamos el asfalto pasando por un área recreativa justo a la salida del pueblo para subir por una agradable pista junto al arroyo Primajinas que, con porcentajes asequibles y muy homogéneamente y tras dejar atrás unas ruinas, nos lleva hasta el collado de Las Camperas.

Arriba disfrutamos de las magníficas vistas a la otra vertiente, con Primajas y al fondo a la derecha, Viego y su collada.

Bajamos por pista ancha, rápida y peligrosa por la cantidad de piedras sueltas hasta Primajas. En esta aldea de apenas 15 habitantes tomamos la carretera LE-3627 que nos lleva, en bajada, hacia Reyero. Tras 1,5 km aproximadamente encontramos un cruce de carreteras y tomamos a nuestra derecha la LE-3626 hasta Viego.

Viego es otro claro ejemplo de la despoblación tremenda que está sufriendo toda esta región, del año 2000 a la actualidad ha pasado de tener 30 habitantes a menos de la mitad. Bar no sé si tendrá, pero fuente al menos si, por lo que podemos reponer agua.

Salimos de la localidad en dirección Este por el camino de Viego a Valbuena de Roblo que en una dura ascensión, en algunos puntos con rampas del 20%, nos lleva al collado de Viego.

Superado el collado tenemos una bonita bajada hasta Valbuena de Roblo en la que nos encontramos primero un curioso abrevadero redondo y, posteriormente, un refugio. Unos cientos de metros antes de entrar en esta población podemos disfrutar de unas magníficas vistas de Salamón.

Valbuena es uno de los pueblos más recónditos de las Montañas del Alto Esla y, como la mayoría de los pueblos y aldeas de la comarca, cuenta con unos escasísimos 17 habitantes.

La palabra Valbuena viene de otras dos latinas, que son «vallis» (valle) y «bona» que es el femenino del adjetivo «bonus» y significa «bueno, propicio», «formidable». Valbuena, por lo tanto, puede ser el valle bueno o propicio, sobre todo, para pastos y cultivos, debido a estar muy abrigado y protegido de los vientos más lóbregos.

El sobrenombre de «Roblo» le viene de un pueblecito aledaño, ya desaparecido, y del que no prevalece más que la Ermita de Nuestra Señora de Roblo, reconstruida y trasladada a la margen opuesta del río Dueñas.

De Valbuena salimos por la carretera Le-3714 que, en un abrir y cerrar de ojos, nos deja en Salamón.

Salamón es una de estos pequeños pueblos de la Montaña Oriental Leonesa situados en un lugar realmente privilegiado, rodeado por alta peñas de roca caliza, bosques de hayas y praderas de montaña.

Desde diciembre 2019 el pueblo cuenta con un ecomuseo sito en la rehabilitada antigua casa Consistorial del Concejo. El Ecomuseo de la Lana Merina Trashumante (Lanalión) nace como un museo interactivo en el que ver, tocar y sentir este modo de vida casi extinto de los antepasados alionenses.

Para continuar hacia Lois, no queda más remedio que seguir la estrecha y sinuosa carretera vecinal que proporciona comunicación a esta localidad montañesa a través del desfiladero del río Dueñas.

Es un tramo muy bonito, siempre a orillas del cauce y entre altos paredones de caliza. En mitad de la hoz, en un ligero ensanchamiento localizado en la confluencia del valle de Ciguera encontramos un molino de dos rodeznos, que fue utilizado antaño tanto para moler grano, como para producir energía eléctrica. Serán aproximadamente 7 km de asfalto que tras un sinfín de curvas y cambios de orilla nos llevarán a Lois.

En Lois se puede parar para recuperar fuerzas y aprovisionarnos de agua, así como para admirar su gran iglesia de mármol rosado conocida como “la Catedral de la Montaña”, un edificio religioso un tanto desproporcionado en un pueblo tan pequeño que da muestras de un pasado más rico en que se construyeron numerosas casas señoriales e incluso funcionaba una cátedra de latín.

Salimos del pueblo por el Este y tomamos una pista, el camino de Lois a Liego, que se adentra en otro valle con cumbres escarpadas a ambos lados. Tras unas cuantas subidas (no muy fuertes) llegamos a la collada de Lois.

Después de la collada tenemos otro largo tramo favorable que avanzará por el valle de San Pelayo junto al río Belluco. El valle de San Pelayo destaca por la riqueza y frondosidad del hayedo que alberga gran número de especies como rebecos, corzos, jabalís, lobos, ardillas, o gatos monteses. La pista abandona el valle girando a la izquierda y empiezan unas rampas no muy largas. Cuando llegamos arriba, otra perspectiva totalmente distinta se abre ante nuestros ojos. Una llanura tremenda y Liegos abajo un poco a la izquierda. Si no tuviéramos una loma tapándolo, veríamos a la derecha el pantano de Riaño muy cerca.

Bajamos cómodamente hacia Liegos, donde también hay fuente. En Liegos destaca la iglesia parroquial de la Virgen de la Asunción, construida entre los siglos XIV y XVI en la parte más alta del pueblo, siendo reformada posteriormente en varias ocasiones pero que conserva su estructura original.

La importancia del pasado de villa queda patente en los numerosos escudos y blasones que están grabados en las paredes de las casas del pueblo.

Salimos del pueblo por la carretera LE-2704 que, tras atravesar una zona de merenderos y cruzar el río Esla, desemboca en la N-625. Unos 2 km de asfalto nos llevan a Lario donde tendremos que sellar en libro de ruta (Casa Rural La Era) e hicimos la parada de rigor para comer.

Con los sellos puestos y bien comidos nos dirigimos, también por asfalto, a Polvoredo de nuevo picando para arriba. En este pueblo hay una fuente en la que debemos recargar a tope ya que, hasta dentro de bastante rato, en Oseja de Sajambre, no encontraremos más fuentes.

Nada más dejar Polvoredo tomamos una pista (que serviría de camino hacia Pio de Sajambre) y que se adentra en los barrancos por los que discurre el rio Becenes.

El terreno comienza roto y, aunque parece que mejorará más adelante, realmente no es así. Pese a que las rampas no son demasiado terribles salvo, como siempre, tramos muy concretos, se hace larga la subida. Cuando llegamos a una curva cerrada arriba, campo a través nos dirigimos a una cabaña de ganado.

La pista lógicamente termina y para llegar a la cumbre solo queda un sendero, muy empinado al principio pero ciclable y luego una última planicie rematada por otro repecho muy estrecho entre vegetación hasta coronar en la collada de Jian o también llamado Puerta del Zalambral.

La puerta, más que puerta son simplemente un par de hitos de montaña, da paso a una bajada solo apta para gladia-bikers, la senda se interna en el hayedo de El Zalambral.

Nos tenemos que bajar de la bici, como indica la normativa del Parque Nacional, y caminar entre árboles de troncos retorcidos, helechos y profundos cortados.

El primer tramo de bosque desciende un desnivel apreciable y llega hasta un arroyo donde, te hayas saltado antes las normas o no, ya no queda otra que patear. Al principio aparece un prado totalmente encharcado y, a tramos, el camino es un fluir de agua entre piedras, como si fuera el cauce de un arroyo, y no hay alternativas de paso.

Tras un par de kilómetros de equilibrios y resbalones, el hayedo queda atrás y podemos volver a montar.

Al final el sendero se aclara y llegamos a la central eléctrica de Pio de Sajambre. A partir de la central, una pista paralela al río Zalambral nos lleva, por laderas con vegetación tupida, al pueblo de Pio de Sajambre. El pueblo actualmente tiene 36 habitantes, habiendo perdido aproximadamente la mitad de su población en los últimos 25 años, pero entre los meses de junio y septiembre su población aumenta notablemente debido al regreso de gente que por motivos laborales tuvo que abandonar el pueblo pero que sigue teniendo propiedades o familiares en él y debido al turismo rural.

Desde allí tomamos carretera asfaltada que termina su bajada cruzando el arroyo de Fonsella. De aquí al pueblo de Oseja de Sajambre, donde finaliza nuestra etapa (Hostal Les Bedules), tenemos una subida que, aunque se hará algo más cómoda por el firme asfaltado, ya duele.