Pedales de Leon - Picos de Europa. Etapa 2-4 Salamon-Posada de Valdeon

Segunda etapa de nuestra Pedales de León. Aunque todas lo son, seguramente esta sea la más bonita de las 4 pero también la más dura. Nos metemos en el corazón de los Picos de Europa llegando a Posada de Valdeón, lugar idílico muy cerquita de la ruta del Cares, y nos esperan 3 ascensiones entre las que destacan sobre todo el mítico y durísimo Panderruedas y también la collada de Jian que sirve de puerta de entrada al hayedo del Zalambral, lugar místico y protegido que solo se puede cruzar con autorización y sin ciclar. Imaginaos qué parajes.

Ojo! Esta ruta es MTB en el más amplio sentido de la palabra. Gente que no tenga una filosofía de naturaleza y le fastidie patear (por ejemplo) no la disfrutará. Avisados estáis. Comenzamos…



Salimos desde Salamon remontando el rio Dueñas por la carretera. Viene bien este tramo en subida de 6 km hasta Lois para ir calentando suavemente las piernas y desperezar el cuerpo. La mañana es fría ya que el sol todavía no ha remontado los peñascos que nos rodean por todos los lados. Por supuesto la carretera no tiene nada de tráfico a estas horas. Tan solo algún paseante que nos cruzamos y nos anima. El rio tiene por todos los lados curiosas torres de piedra hechas improvisadamente que no pudimos evitar fotografiar.

Llegados a Lois (ver waypoint) entenderemos el motivo de llamar a su iglesia “La Catedral de la Montaña”. Pedazo de edificio desproporcionado respecto a las dimensiones del pueblo y que hace preguntarnos como y quien construiría semejante edificio y con qué medios. El pueblo en sí se ve cuidado y con bonitas casas. Y por supuesto las fuentes que no fallan y que nos permiten recargar ya que justo ahora vendrá un tramo precioso y despoblado de civilización.

Salimos del pueblo por el Este y tomamos una pista, el camino de Lois a Liego, que se adentra en otro valle con cumbres escarpadas a ambos lados. Paisaje diferente con el que nos deleitamos y sobre todo un entorno silencioso sobrecogedor. Tan solo algunos caballos pastando por las laderas y un grupo muy numeroso de vacas que caminaban en la misma dirección que nosotros y tuvimos que rebasar poco a poco. Tras unas cuantas subidas (no muy fuertes) llegamos a la collada de Lois con lo cual después nos toca otro largo tramo favorable (cuidado con confiarse en las curvas ya que el terreno esta duro y suelto) avanzando por ese mismo valle que se va abriendo y sin nada a la vista. La pista irá finalmente girando a la izquierda y ahora toca subir unas rampas no muy largas. Cuando lleguemos arriba, otra perspectiva totalmente distinta se abre ante nuestros ojos. Una llanura tremenda y Liegos abajo un poco a la izda. Si no tuviéramos una loma tapándolo, veríamos a la derecha el pantano de Riaño cerquita. Adiós a nuestro valle anterior desprovisto de civilización.

Bajamos comodamente hacia Liegos pero, aunque hay fuente, no pararemos ya que muy cerca tomando la N-625 hacia la izda esta Lario y tenemos el Punto de Control nº3 (ver waypoint). Además, también en Lario y en el cruce casi con la carretera que va a Polvoredo, tenemos una farmacia que nos sirvió para comprar alguna cosilla que necesitábamos.

Tomamos una cocacola rápidamente (por capricho) y sellamos el libro de ruta. Nos dirigimos también por asfalto a Polvoredo de nuevo picando para arriba y con cero tráfico. El rio va resbalando pegado a la cuneta izquierda y la subida se recuerda agradable. En Polvoredo (ver waypoint) justo en una plazuela donde paramos tenemos una fuente que recomiendo uséis y recarguéis a tope ya que, hasta dentro de bastante rato en Oseja de Sajambre no encontrareis mas fuentes aunque sí agua en arroyos, etc. También es buen sitio para comer algo de la mochila ya que la subida hasta el collado nos va a ocupar un buen rato y unas cuantas energías.

Como apreciareis en las fotos, nada más dejar Polvoredo tomamos una pista (que serviría de camino hacia Pio de Sajambre) y que se adentra en los barrancos por los que discurre el rio Becenes. La niebla se ve muy cerca encajada arriba del valle y proveniente del norte. Ya sabíamos que el día no iba a ser benigno en cuanto cruzáramos el collado pero el ambiente que tendremos arriba del collado y la bajada compensará la ausencia de panorámicas.
El terreno comienza roto y botoso y aunque parece que mejorará más adelante, realmente no es así. Pese a que las rampas no son demasiado terribles salvo, como siempre, tramos muy concretos, se hará larga la subida. Es ciclable, si, pero son casi 7 km con terreno pesado, humedad, niebla, etc. Cuando ya llegamos a una curva cerrada arriba, campo a través nos dirigiremos a una cabaña de ganado. La pista lógicamente termina y para llegar a la cumbre solo queda un sendero, muy empinado al principio pero satisfactoriamente ciclable y luego una última planicie rematada por otro repecho muy estrecho entre vegetación. La niebla nos está empapando de forma silenciosa pero hemos coronado (ver waypoint “Collada de Jian”)

Atención! Llega la bajada hecha a medida de los auténticos bikers de toda la vida. Si te gusta la naturaleza y eres un MTB biker en el mas amplio sentido de la palabra no te importará patear y ponerte hecho unos zorros. Si no, no hagas esta ruta. Nosotros 2, como somos de los primeros, la hemos disfrutado al 100%.

El comienzo es por un sendero a tramos parecería que expuesto (por la estrechez) y con dificultades tipo árboles caídos de cuajo, raíces arrancadas incluidas, a su lado, que te dejan de piedra. Describe alguna zeta y enseguida llegaremos a la parte más limpia del hayedo. Un bosque espectacular, con el suelo plagado de hojas que camuflan el sendero pero por otro lado claro, y la neblina por todas partes dando un aspecto mágico y envolviéndolo todo. Yo me paré simplemente a escuchar, a mirar, a cerrar los ojos… a percibir sensaciones. Este tramo de bosque desciende un desnivel apreciable y llegará hasta un arroyo donde, te hayas saltado antes las normas o no, ya no queda otra que patear. Al principio aparece un prado totalmente encharcado. Tras unos primeros pasos uno comprende que va a ser inevitable mojarse hasta los tobillos mínimo, primero de barro, luego de agua… Avanzaremos como mejor entendamos y ojo a posibles percances tipo torceduras de tobillo, enganchones de pies con piedras, etc. A tramos el camino es un fluir de agua entre piedras, como si fuera el cauce de un arroyo, y no hay alternativas de paso. Será divertido si el día no es frio ya que todavía queda mucha etapa y los pies irán mojados hasta Posada.

Al final el sendero se aclara y llegamos a la central de Pio de Sajambre. La niebla ya ha quedado arriba pero estamos completamente empapados. Ya empezaba a llover finamente ascendiendo el collado y la bajada ha terminado humedeciendo todo. Tremendas laderas con vegetación tupida las que veremos bajando ahora ya por pista hacia el pueblo de Pio. Desde allí tomaremos carretera asfaltada que termina su bajada cruzando el arroyo de Fonsella. De aquí al pueblo de Oseja de Sajambre tenemos subida que se hace algo más cómoda por el firme asfaltado. A la entrada del pueblo se ve claramente el Mesón del Arcediano (ver waypoint) que es el 4to punto de control donde tenemos que sellar. Aprovechamos para pedir unos pinchos, beber y comer algo a la vez que nos calentamos y tratamos de que se seque algo la ropa. Lo peor las zapatillas y calcetines que están congelados. A mi juicio esta parada es imprescindible haga mejor o peor tiempo ya que a continuación viene el terrible Panderruedas y si no lo comenzamos bien comidos y repuestos, puede ser un infierno.

Salimos del pueblo con los bidones bien cargados (no olvidarse de esto) y comenzamos con una rampa que trazará dos zetas, la primera de ellas a la izquierda a la salida del pueblo y la 2da a derechas. Terreno roto y porcentaje medio del 12% así que piano piano. El siguiente km y medio suaviza un poco (8,5% de media) dado que pasaremos por una especie de desfiladero precioso (a pesar de la niebla que nos impedía ver los paisajes de arriba sí que se veían las laderas y abajo en los infiernos la carretera que asciende al puerto del Pontón) y en este tramo casi se llanea. Pero de nuevo enseguida la cosa se empina sin remisión ni descanso alguno. A la altura de un cruce, aunque el camino de arriba (izda) aparece mas definido, OJO, tenemos que ir por la derecha por donde indica el cartel hasta la cima. Aquí se termina la pista y se estrechará todo convirtiéndose en sendero rodeado de vegetación (hiper húmeda por cierto). Hay tramos en los que los escobazos de las ramas a nuestro paso, como los llamo yo, serán auténticas duchas de agua fría para las piernas. El frio aumenta con la altitud y la lluvia también. Si vamos por dentro del bosque, el ruido de la lluvia filtrada entre las ramas es sobrecogedor. Si pasamos por un claro resulta que no llueve tanto. Pero lo que cuenta es que estamos empapados y algo fatigados. El ultimo km y medio es a una media del 18%. Queda claro que tarde o temprano en este puerto te toca patear a no ser que tengas muchos watios entre las piernas y tremenda habilidad. La cuestión es cuánto tiempo y con qué actitud lo hagas. Los últimos metros, ciclables, son de euforia y bajo un manto espeso de niebla que no permite ver apenas ni las mesas del merendero de la cima. Según llegas hacia la izda sube una pista unos 300 metros al mirador de Piedrashitas. Si os sale el día soleado no dejéis de ir. Nosotros ni lo intentamos. No se veía ni torta. Nos metimos en una caseta donde se guardan los contenedores de la basura y nos abrigamos como pudimos para acometer la bajada pensando en el frío que íbamos a pasar. (ver waypoint “Puerto de Panderruedas”)

Finalmente la bajada hasta Posada de Valdeón va acompañando el valle del rio Cares faldeando por las laderas de la derecha. Primeros 3-4 km de bajada rápida y sencilla, luego llega un tramo de llaneo con alguna subida pero generalmente favorable (aunque quien vaya tocado se le hará pestoso) y un tramo final de bajada con algún montículo en la pista que le da un punto de diversión. Todo ello siempre por pistas entre mucha vegetación y pinares espléndidos. El pueblo de Posada se adivina abajo y tras un bajadón final lo alcanzamos y llegamos a la Pensión Begoña, muy fácilmente localizable en una plazuela justo en la carretera principal que atraviesa el pueblo. Cuando llegamos y después de la ducha de agua caliente reparadora, tomaremos conciencia del peazo etapón que hemos disfrutado hoy, todo ello regado con birras y una generosa ración a capricho de queso azul de Valdeón.

Os dejo fotos en el enlace que veis a continuación. Espero que os gusten!!