Peralejos de las Truchas - Molina de Aragón, por los ríos Tajo y Gallo
near Peralejos de las Truchas, Castilla-La Mancha (España)
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Itinerary description
Salimos de Peralejos de Las Truchas con un cielo lloviznando pero, al menos, nada de viento. La carretera recién asfaltada nos baja hasta el mismo Tajo, pero en vez de cruzarlo tomamos un desvío por buena pista, en la margen derecha, y empezamos a descubrir los murallones que se asoman al cauce del río, de unas aguas color turquesa, y esos árboles de hojas amarillas que son una postal de otoño.
Al llegar a la laguna de Taravilla, y a su embarcadero - salto de bañistas, giramos a la izquierda, hacia abajo. En verano, con el calor, vaya baño hubiera caído, pero ahora... ahora no.
Ya en el cauce del Tajo pasamos al otro lado por un puente colgante. En la zona hay un vado, un lugar en el cauce que se podía vadear en carro, a caballo, o a pie con la bici sobre la cabeza... eso último no hará falta hacerlo nunca mas. Y tras el puente, un sendero poco ciclcble nos devuelve a una pista en la zona de las casas del Salto.
El Salto de Poveda fue una presa inacabada que ahora luce como cascada. Ya que está al lado de la pista del cañón del Tajo, merece la pena echarle un ojo. Cerca de la presa se construyeron unas casas para los constructores, ahora son alojamiento rural. Pero lo nuestro es seguir camino. Y la pista, ahora por el margen derecho, pica para abajo pero es un continuo rompepiernas.
El recorrido por el fondo del valle, lo más bonito del finde, pasa por unas cuantas áreas recreativas; algunas sólo tienen bancos, otras incorporan barbacoas, o fuentes, o refugios con chimeneas,; en uno de estos aprovechamos para calentarnos un poco mientras comíamos. Está prohibido hacer fuego hasta el 30 de Septiembre.
Calmada el hambre del estómago, el de la vista nunca se sacia: el puente de Peñalén, la cascada de la Escaleruela, los farallones rocosos y el río, siempre el río, como espina dorsal de nuestro viaje. Hasta que, por una carretera local lo cruzamos por última vez. Toca subir hasta Molina.
Un poco de mala carretera y otro poco de mala pista forestal, todo para arriba, y la lluvia que empieza a castigar en serio. Un panel informativo estratégicamente situado nos evita un chubasco, pero vinieron más... Desde Cuevas Labradas la carretera empieza a estar recién asfaltada de nuevo, y el rompepiernas ha dejado paso a una subida constante, pero suave. Tras cargar agua en Torete y ver más rodenos moldeados como templos antiguos, llegamos a uno más moderno; la Virgen de la Hoz, una ermita debajo de una montaña. Espectacular. Pero los cuerpos necesitan descanso. Y apoyados por un viento de culo llegamos a Molina de Aragón.
Al llegar a la laguna de Taravilla, y a su embarcadero - salto de bañistas, giramos a la izquierda, hacia abajo. En verano, con el calor, vaya baño hubiera caído, pero ahora... ahora no.
Ya en el cauce del Tajo pasamos al otro lado por un puente colgante. En la zona hay un vado, un lugar en el cauce que se podía vadear en carro, a caballo, o a pie con la bici sobre la cabeza... eso último no hará falta hacerlo nunca mas. Y tras el puente, un sendero poco ciclcble nos devuelve a una pista en la zona de las casas del Salto.
El Salto de Poveda fue una presa inacabada que ahora luce como cascada. Ya que está al lado de la pista del cañón del Tajo, merece la pena echarle un ojo. Cerca de la presa se construyeron unas casas para los constructores, ahora son alojamiento rural. Pero lo nuestro es seguir camino. Y la pista, ahora por el margen derecho, pica para abajo pero es un continuo rompepiernas.
El recorrido por el fondo del valle, lo más bonito del finde, pasa por unas cuantas áreas recreativas; algunas sólo tienen bancos, otras incorporan barbacoas, o fuentes, o refugios con chimeneas,; en uno de estos aprovechamos para calentarnos un poco mientras comíamos. Está prohibido hacer fuego hasta el 30 de Septiembre.
Calmada el hambre del estómago, el de la vista nunca se sacia: el puente de Peñalén, la cascada de la Escaleruela, los farallones rocosos y el río, siempre el río, como espina dorsal de nuestro viaje. Hasta que, por una carretera local lo cruzamos por última vez. Toca subir hasta Molina.
Un poco de mala carretera y otro poco de mala pista forestal, todo para arriba, y la lluvia que empieza a castigar en serio. Un panel informativo estratégicamente situado nos evita un chubasco, pero vinieron más... Desde Cuevas Labradas la carretera empieza a estar recién asfaltada de nuevo, y el rompepiernas ha dejado paso a una subida constante, pero suave. Tras cargar agua en Torete y ver más rodenos moldeados como templos antiguos, llegamos a uno más moderno; la Virgen de la Hoz, una ermita debajo de una montaña. Espectacular. Pero los cuerpos necesitan descanso. Y apoyados por un viento de culo llegamos a Molina de Aragón.
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