Pereruela-cascadas del cubo (Abelón)

Pues como dice Eugenio, allá voy con el suplemento dominical: el pasado domingo llegamos hasta el puente de las Urrietas y decidimos que como la parte bonita empieza a partir de ahí, teníamos que organizar una salida evitando el primer tramo (el más feo) de la conocida 'ruta mirandesa'. Y acertamos. Empezamos prontito la jornada y a las nueve ya habíamos bajado las bicis del maletero del coche en Pereruela. Avanzábamos entre encinas y cortinas de piedra disfrutando del paisaje sayagués (muy recomendable) hasta que el en km. 6,5 tuvimos que parar porque pinché la rueda trasera (que no era antipinchazos). Un cambio rápido y a seguir. Pasamos tramos de calzadas romanas, tramos con piedras enormes, tramos con barro (había de todo) hasta que llegamos a las casas de la Albañeza (en la dehesa del mismo nombre, como el puente supuestamente romano) donde por lo visto se paraban a descansar los ganaderos en su camino a Zamora (no lo tengo claro). Paramos a comer y beber algo (y hacernos unas...'afotos') y seguimos hacia Abelón (el crucero de la entrada nos daba la bienvenida). En el pueblo preguntamos por las cascadas, pero o nos lo dijeron mal, o no entendimos, porque nos desvíamos y acabamos otra vez en la carretera. Nos salvó el móvil (mi portentosa máquina) y conseguimos encontrar el camino (muy, muy divertido, con bajadas, saltos, piedras...) hasta que nos tuvimos que bajar de la bici para continuar a pie hasta el río. Mereció la pena, las cascadas (ahora secas) bajan por unas paredes espectaculares, y los molinos hacen que uno se pregunte cómo podían vivir en unas condiciones tan duras, teniendo que ir a moler a un lugar tan inaccesible (momento filosófico). De regreso, Domingo estuvo a punto de quedarse sin dientes cuando se le salió la rueda de atrás y él voló por encima de su bici (suerte que era subiendo), pero todo quedó en un susto (y alguna que otra risa) Yo no lo vi pero Jose, que venía detrás, disfrutó en primera fila del espectáculo... Después nos acercamos hasta una curiosa piedra (no me acuerdo del nombre) con unos agujeros en la parte de abajo (el fenómeno se llama taffoni -lo ponía en el cartel-). Y ahora sí, tocaba volver. Se nos ha hecho duro, por la cantidad de subidas y bajadas (con bastantes obstáculos) y yo tuve un momento Carpanta en el que solo pensaba en un bocata de jamón, pero me tuve que conformar con un gel y una barrita y seguir pedaleando...Llegamos por fin a Pereruela por el mismo camino que a la ida, pero esta vez lo celebramos con unos cuantos botellines de 'mahon' y unas cachuelas. Otra vez feliz de la vida.