Ponferrada- San Esteban- Villanueva -subida por el Senegal- Ferradillo - Paradela de Muces- Borrenes- Santalla-Toral- Ponferrada

Ruta circular que exigencia física moderada, y nivel técnico bajo; se circula en todo momento por pistas en buen estado, con dos únicos pasos por tramos de senda, que detallo más adelante.
La grabación del track comienza, en esta ocasión, a las afueras de Ponferrada, en el barrio del puente Boeza, ya de camino a San Lorenzo por la carretera de Sanabria. Al llegar a este pueblo, tras cruzarlo por la mencionada vía, me desvío a la izquierda, para, a través de los caminos de servicio de los viñedos de la zona, alcanzar el alto desde donde ya diviso San Esteban de Valdueza; aquí tomo las espectaculares imágenes que se reflejan en el Waypoint 1, de los picos más altos de los montes Aquilianos, acariciados por los primeros rayos de sol de la mañana. Bajo al centro de la localidad a través del camino conocido como La Calzada, para continuar mi pedaleo acompañando el cauce (hoy seco, en algunos tramos) del Río Oza. Poco más adelante, me desvío a la izquierda, a tomar la senda de los Monjes, con dirección a Villanueva de Valdueza. Ésta, tiene un primer trecho, algo más delicado, con un pequeño escalón de piedra a la entrada, y los primeros 100 mts, con firme rocoso, que es necesario ir sorteando, eligiendo la trazada idónea para continuar montado sobre la bici. En caso de ser necesario, se descabalga, y punto, ya que el resto de la senda, hasta entroncar con la carretera, no tiene mayor dificultad, más allá del esfuerzo que debe hacerse para superar el ligero desnivel positivo con el que cuenta el trazado. Una vez llegado al asfalto, lo piso únicamente para cruzar la carretera y tomar un camino que me pone , atravesando la localidad de Villanueva por su parte más elevada, ya en dirección a la pista que corre paralela al arroyo homónimo, en dirección a San Adrián. Éste último trecho, una vez abandono el casco urbano del pueblo, lo hago pisando un divertido tramo de senda, sin ninguna dificultad, hasta conectar con la mencionada pista.
Tras recorrer sólo unos centenares de metros, llego al Waypoint 2, punto de inicio de la exigente subida que me ha de llevar a las cercanías de los Doce Apóstoles. En este punto, según me indica el GPS, me encuentro a 709 msnm, y llevo 291 m de desnivel positivo. En la subida a la que me enfrento, cuando llegue al final de la parte más dura, señalada con el Waypoint 6, estaré a 1284 msnm, y llevaré ya acumulados 915 m de desnivel positivo. Todo esto, en aproximadamente 7 kms.
Tras tomar aire, inicio el ascenso, intentando aplicarme un ritmo constante, pero que me sea lo suficientemente cómodo para mantenerlo durante toda la subida. Al llegar al Waypoint 3, tengo una fantástica panorámica de Villanueva de Valdueza, semiescondido entre la sombra que los montes que rodean el pueblo proyectan sobre él. Antes de llegar al Waypoint 4, donde me desvío a la izquierda, para disfrutar de un pequeño tramo de desnivel a mi favor, llego a ver, en la pantalla del GPS, una inclinación del 22%, en una pequeña rampa, de (afortunadamente) no más de 100 mts. Llegado a este punto, me meto ya en la zona que fue pasto de las llamas este pasado verano; la pista por la que circulo, fue claramente, la usada por las brigadas contraincendios como cortafuegos para impedir el avance de las llamas:
A mi derecha todo es negro, con la vegetación arrasada, estando el suelo visible y desnudo; a mi izquierda, (la zona más cercana a los núcleos habitados de Villanueva y San Adrián de Valdueza) la vegetación sigue espesa, en su estado natural.
Tras el pequeño descanso que acabo de indicar, vuelvo a engranar los piñones más grandes del desarrollo de la bici, para seguir ganando altitud. Poco más adelante, me detengo a tomar la imagen del Waypoint 5, donde se observa ya como la naturaleza comienza a regenerarse tras el incendio.
Como decía al principio, con un ritmo constante, alcanzo el Waypoint 6, donde finaliza la parte más dura de la subida. Me queda todavía alrededor de 1 km para llegar a la cota más alta de la ruta, pero este tramo se hace ya mucho más liviano, con desniveles del 6-8%.
Me lanzo ya hacia abajo, a entroncar con la carretera que va a morir en el Campo de las Danzas; conecto con ella, unos centenares de metros más arriba del área recreativa de Ferradillo, a donde no bajo, en vista de que el consumo de agua no ha sido elevado, ya que la temperatura matutina no me hace perder grandes cantidades de líquidos, y continúo unos centenares de metros por asfalto, hacia arriba.
Llego al Waypoint 7, donde abandono la carretera, para tomar un tramo de senda que me hará conectar directamente con la pista que viene del Campo de las Danzas, con dirección a Ferradillo. Ésta, tiene como hándicap, no su dificultad técnica, sino su estrechez en algunos puntos, que resulta más evidente (e imponente) al atravesar una zona quemada, donde la vegetación a la que asirse en caso de fallo al trazar, o resbalón de un neumático, ha desaparecido. El barranco, a la derecha, como digo, impone bastante. Precaución, y máxima concentración, sin levantar la vista de donde meto la rueda delantera de la bici. Llego a la pista mencionada, tras no más de 500-600 mts de senda, y ya puedo volver a rodar echando un vistazo al entorno que me rodea.
Tras una fulgurante bajada, llego a Ferradillo; me encuentro la fuente, a la entrada del pueblo, completamente seca, así que no me detengo más que a tomar la foto del Waypoint 8. Desde aquí, me lanzo hacia Paradela de Muces, rodando por el trazado de los 101 kms Peregrinos, disfrutando de la preciosa bajada, por un estrecho camino, una vez que me desvío de la pista principal.
En este pueblo, tomo la imagen del Waypoint 9, y continúo perdiendo altitud, para llegar a Borrenes, atravesando una senda entre robles y castaños, en la que hay que ir atento, ya que las piedras del suelo se encuentran semiocultas entre las hojas caídas de los árboles.
En este pueblo, me desvío a la izquierda en cuanto toco asfalto (cemento, en este caso) para poner rumbo al Castro que toma el nombre de la localidad. No tiene pérdida, ya que se encuentra perfectamente señalizado, con balizas indicadoras.
En esta atalaya, tomo las imágenes del Waypoint 10, con vistas a Carucedo y San Juan de Paluezas, además del panel explicativo de la arquitectura típica de este tipo de ruinas arqueológicas prerromanas.
Sigo mi camino, rodeando la falda del Castro por la vertiente contraria a la que usé cuando ascendí a él. Vuelvo a Borrenes, y tomo las calles que me encaminan hacia la N536, no con intención de rodar por esta vía, sino de reintentar la exploración de un camino que, en invierno, tuvimos que abortar en una ruta anterior, dadas las malas condiciones en las que se encontraba, intransitable por el barro.
Hoy sí, consigo llegar a lo alto del cerro desde el que tomo la imagen del Waypoint 11, frente a la Pizarrera Vidal Voces. En esta panorámica tengo una visión privilegiada del Castillo de Cornatel, en un primer término, y de las peñas de Ferradillo, debajo de las cuales se encuentra el pueblo, donde estaba hace escasamente una hora. Bajo hasta la carretera, y ojo, me toca cruzarla en una línea continua, así que lo hago, con precaución, y como peatón, no vaya a llevarme la "alegría" del día...
Bajo hasta el inicio de la senda que se sube (los últimos 50 mts, a empujón, que se le va a hacer...), el día de la prueba de los 101 Peregrinos; en esta ocasión, hacia abajo, y en seco, se convierte en una delicia. Ojo únicamente a dos detalles: las roderas (hoy secas, y profundas) hechas por el discurrir del agua, en el trazado de la propia senda, y el cruce de la N536, en otras dos ocasiones, ambas en línea continua. Sin comentarios.
Llegado a la ermita de Rioferreiros, enlazo con el Camino de Santiago de Invierno, para llegar a Santalla. Aquí tomo la imagen del Waypoint 12, junto a la fuente del pueblo, construida hace la friolera de 122 años. Impresionante.
Bajo, por el camino que me indica la dirección hacia Las Barrancas, (ojo, una vez más a.las roderas -salvajes-) y me desvío a la derecha, para, entre las plantaciones hortícolas de Priaranza, alcanzar una vez más la N536, a la altura de Villalibre de la Jurisdicción, y desviarme, tras no más de 300 mts, de su trazado, hacia Toral de Merayo. Llego al pueblo, tras cruzar en un par de ocasiones el escaso caudal del cauce del Río Oza, casi sin mojarme los pies. Desde aquí, terreno ya más que conocido, el "tubo" del Pajariel, y a través de la falda del monte guardián de Ponferrada, alcanzo el paseo del Sil, y la zona alta, subiendo al barrio de Las Quintas. Me dirijo al punto donde inicié la grabación del track, el puente Boeza, aprovechando para hacer una parada en las carpas de la Fiesta de la cosecha, instaladas en el campo de fútbol de este barrio.
Desde aquí, a cumplir con el obligatorio lavado y engrase de la niña, que hoy, como siempre, se lo ha ganado, y para casa.
Mañana hecha!!!