Por el sedero del río Lea

Recorrido de ida y vuelta por el sendero del río Lea que une Munitibar con Lekeitio.
Este hermoso paseo puede hacerse a pie o en bici. El sendero está en perfectas condiciones pero habrá que tener cuidado en algunos tramos donde las pasarelas de madera están un poco viejas. Sobre todo con la bici, ya que la humedad del entorno hace que la madera resbale mucho. En general, y salvo algunos tramos bastante llanos y con buen suelo, hay que ir despacio y con cuidado. Sobre todo porque es un single-track y hay que respetar en primer lugar a los senderistas.
Empezamos el camino en Munitibar donde hay mucho lugar para aparcar. Siempre paralelos al río Lea, a veces las indicaciones brillan por su ausencia y uno acaba visitando una de las múltiples granjas que hay por allí, o errando el camino y teniendo que rectificar. Así que más por intuición y algo de ensayo error (se agradecería una mejor demarcación) vamos serpenteando hacia el norte. Hay que aclarar que si bien seguimos el cauce de un río, el sendero se adentra constantemente en las laderas convirtiéndolo en un espectacular sube y baja. Los tramos llanos son pocos y cortos. Y las rampas, aunque cortas también, son un desafío que como dijo alguien por ahí, 'quitan el hipo'. Pasando los 6 km más o menos llegamos a Aulesti. Aquí el río se ensancha creando un balneario donde hay merenderos. Es un lugar idílico que me sorprendió muchísimo. Continuamos nuestro viaje hacia el norte. En cierto punto, desde la margen derecha (el camino va alternando las márgenes del río) debemos subir y avanzar por un sendero en plena ladera bastante alejados del agua. Las vistas del valle son increíbles. Poco nos alejamos del Lea y todo lo que sube tiene que bajar. Y estas rampas, repito, son de aúpa el Erandio (o aúpa lo que uno quiera). Casi sin darnos cuenta divisamos el mar. Primero el río se ensancha muchísimo en su desembocadura y atravesamos una pasarela (atención, no entran dos bicis juntas) rodeados de agua antes de alcanzar el puente sobre el río Lea que une las playas de Isuntza y Karraspio. Luego de dar un paseo y admirar las vistas emprendí la vuelta. A pesar de que acababa de hacer el camino, volví a perderme en algún cruce. Pero lo más reseñable fue una caída muy tonta, casi sin velocidad en una de las pasarelas de madera. Acabé hundido en un campo de ortigas y zarzas. Muy bueno para la circulación dicen... La cuestión es que la sensación de las ortigas en mi brazo y pierna izquierdos me duraron hasta bien entrada la noche. La vuelta la hice casi sin detenerme, aprovechando a tope las posibilidades que me daba el sendero y la verdad es que la disfruté muchísimo a pesar de la caída. Sobre todo al alejarme de Lekeitio, ya que cerca de las playas, domingo y soleado, había mucha gente por el camino. Pero a partir del barrio de Oleta más o menos la cosa cambia y casi no me crucé con nadie más hasta Munitibar. Sólo una pareja de cicloturistas con las alforjas hasta los topes que parecían dudar antes de encarar una de las múltiples y temibles rampas. "¿Hacia Aulesti?" Me preguntaron con cara de susto. Luego de confirmar sus temores les dí ánimos y les aseguré que la recompensa vale con creces el esfuerzo.
Es un recorrido bastante duro en algunos tramos, pero que vale la pena disfrutar. El entorno es increíble y el sendero está muy bien. Las pasarelas de madera, a veces suspendidas desde las rocas, le dan un aire especial y requieren toda nuestra atención. ¡Realmente es muy divertido!

El recorrido animado lo tenéis en el enlace: Por el sedero del río Lea