Puebla de Naciados - El Gordo
near Puebla de Naciados, Extremadura (España)
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Itinerary description
Aunque este despoblado se encuentra actualmente en la provincia de Cáceres, podemos situarlo en el ámbito del Campo Arañuelo, y más si tenemos en cuenta que era la posición más avanzada de las tierras abulenses en la Edad Media y que Valdeverdeja y otros lugares dependieron de esta villa, que por tal condición conserva en pie el rollo jurisdiccional de estilo gótico, aunque bastante deteriorado. Solamente quedan de la antigua población unas cuantas casas en ruinas, los cimientos de otras y restos de los muros de la iglesia y del antiguo convento que aquí tenían los monjes jerónimos de Yuste.
En el entorno se han hallado restos paleolíticos, calcolíticos y romanos, así como la importante calzada que por aquí discurría, además de algún sepulcro, un ara votiva y una bonita fuente con una columnilla en el centro del arco que la forma y que algunos llaman fuente romana. También podemos ver en el arroyo de Naciados los tajamares de un viejo puente construido por la casa de Miranda, a cuyo señorío perteneció la Puebla desde el siglo XVI.
Últimamente se la citó como “Puebla de Naciados lugar de el Gordo”, ya que sus últimos vecinos se trasladaron a este último pueblo.
Se daba el caso de estar enclavada en una encrucijada de provincias y términos, ya que los pueblos de Valdeverdejas y El Torrico pertenecen a Toledo, y El Gordo a Cáceres, siendo todos ellos de la diócesis de Ávila, lo que no deja de ser curioso y produjo complicaciones en el pasado.
No obstante, el enclave entre territorios distintos, aun desde la época romana, fue la razón de su nacimiento y a cuenta de ello voy a referir lo que oí contar en tiempos al sabio profesor, ya desaparecido, don Miguel Ángel Orti Belmonte.
El verdadero nombre de ese lugar, en época romana, fue “Nacias” o “Puebla de Naciacos”. Según él decía —yo no lo sé— los “naciacos” (no “naciados” como se dijo posteriormente) eran una especie de espías mercenarios, de la época romana, que servían información al mejor postor, o efectuaban rapiñas por parte de quien los pagaba. Este carácter aventurero de estas gentes lo heredó el pueblo cacereño de El Gordo, del que se dice por toda aquella comarca: “Recoger el hato, que vienen gordeños”, para señalar que son gentes de poco fiar, como deberían serlo sus antecesores los “naciacos”, por lo que ya referimos, puesto que en las guerras de romanos, iberos y celtas, ellos fueron un enclave de espías al servicio de Roma… Como me lo contaron se lo cuento a ustedes.
En el entorno se han hallado restos paleolíticos, calcolíticos y romanos, así como la importante calzada que por aquí discurría, además de algún sepulcro, un ara votiva y una bonita fuente con una columnilla en el centro del arco que la forma y que algunos llaman fuente romana. También podemos ver en el arroyo de Naciados los tajamares de un viejo puente construido por la casa de Miranda, a cuyo señorío perteneció la Puebla desde el siglo XVI.
Últimamente se la citó como “Puebla de Naciados lugar de el Gordo”, ya que sus últimos vecinos se trasladaron a este último pueblo.
Se daba el caso de estar enclavada en una encrucijada de provincias y términos, ya que los pueblos de Valdeverdejas y El Torrico pertenecen a Toledo, y El Gordo a Cáceres, siendo todos ellos de la diócesis de Ávila, lo que no deja de ser curioso y produjo complicaciones en el pasado.
No obstante, el enclave entre territorios distintos, aun desde la época romana, fue la razón de su nacimiento y a cuenta de ello voy a referir lo que oí contar en tiempos al sabio profesor, ya desaparecido, don Miguel Ángel Orti Belmonte.
El verdadero nombre de ese lugar, en época romana, fue “Nacias” o “Puebla de Naciacos”. Según él decía —yo no lo sé— los “naciacos” (no “naciados” como se dijo posteriormente) eran una especie de espías mercenarios, de la época romana, que servían información al mejor postor, o efectuaban rapiñas por parte de quien los pagaba. Este carácter aventurero de estas gentes lo heredó el pueblo cacereño de El Gordo, del que se dice por toda aquella comarca: “Recoger el hato, que vienen gordeños”, para señalar que son gentes de poco fiar, como deberían serlo sus antecesores los “naciacos”, por lo que ya referimos, puesto que en las guerras de romanos, iberos y celtas, ellos fueron un enclave de espías al servicio de Roma… Como me lo contaron se lo cuento a ustedes.
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