Puente Agustines - Collado ojuelo - Cueva buena - Canalón del Toro - Fuente negra - Puente Agustines

Impresionante ruta por la Sierra de las Villas. Tiene asfalto, pistas, carriles, senderos, empujing del bueno y, por supuesto, de las mejores vistas de todo el parque natural. Durante todo el trayecto nos vamos a encontrar numerosas fuentes por lo que no tendremos ningún problema de agua. Salimos desde el puente de los Agustines por la carretera transversal de la Sierra de las Villas en busca del collado del ojuelo. La subida es prácticamente constante y con un buen desnivel hasta llegar al desvío de la pista que va al cerro de la albarda. A partir de aquí, un descansillo que se agradece. Seguimos subiendo en busca del mirador del "Tapaero", pero nos lo encontramos totalmente ocupado por ovejas y un par de mastines, así que decidimos continuar. Durante todo el trayecto las vistas son fabulosas. En el collado del ojuelo paramos un ratito y llenamos los botes en la fuente. Aquí dejamos el asfalto y tomamos una pista a la izquierda. Seguimos subiendo y poco a poco nos vamos adentrando en el corazón de esta sierra. Además, nos encontramos un rebaño de vacas en la pista que le da su puntillo de "gracia". Una vez coronado el puertecillo, bajada por una pista preciosa en la que paramos multitud de veces para disfrutar del paisaje y observar a algunos ciervos que correteaban por los pinos. En una curva a la derecha nos salimos de la pista para acercarnos a un sitio donde hay una pista empedrada (con un desnivel tremendo) que si la coges recortaría la ruta bastante. Unas fotillos y retomamos nuestra ruta, que ahora se acerca a los tremendos farallones que tenemos a nuestra derecha. Uff! entre el día que estaba nublado y amenazaba lluvia y la visión de los enormes picos que forman toda la cuerda del Almagreros, el espectáculo era sobrecogedor. Seguimos descendiendo cómodamente por la pista en la que de vez en cuando nos encontramos algunos desprendimientos de piedras. Nos encontramos una intersección y cogemos la de la derecha (la idea original era llegar hasta Cueva Buena, volver y bajar por la pista de la izquierda). Seguimos absolutamente alucinados por los paisajes, pasamos la fuente de Prao Chortales, el cortijo homónimo y después de unas tremendas subidas y bajadas llegamos al cortijo derruido de Cueva Buena. La pista sigue un poco más y posteriormente se convierte en un carril con una inclinación tremenda. Este carril te lleva hasta la Hospedería Las Cañadillas. He bajado sólo una vez por ahí y tengo clarísimo que no voy a repetir. Es una auténtica tortura china. Así que hacemos un descansillo en el collado y además aprovechamos para visitar Cueva Buena, una bonita cueva que está muy cerca del cortijo. Unos cuantos cientos metros más abajo se ve el carril por el que pensamos bajar hasta el Guadalquivir. Valoramos las dos opciones que teníamos, volver por la pista y enfrentarnos a cuestas con más del 22% de desnivel o "atrochar" campo a través con las bicis a cuestas por trazas de animales muy enmatojadas y con bastante pendiente. Mi compañero de fatigas iba con eléctrica....Tomamos esta segunda opción y allí que nos lanzamos. En fin...después de un "penaero" simpático llegamos a la pista justo donde estaba arreglada porque unos metros antes estaba completamente destrozada por desprendimientos. Las vistas seguían siendo alucinantes. Una vez en la pista, sólo tenemos que descender e ir parando para tomar fotos porque el sitio es absolutamente flipante. Pasamos por la senda que nos llevaría a la Cueva de Camarilla (otro de los objetivos de esta ruta) y que por la hora decidimos dejarla para otro día. Llegamos a la zona donde la pista está empedrada y que nos daba bastante respeto porque no teníamos ni idea de las pendientes y del estado. La bajamos con mucho cuidado pero sin ningún problema. Las pendientes superaron en ocasiones el 32%. Hay una barrera y poco después llegamos a un olivar donde tenemos que abrir y cerrar 4 puertas. Poco después estábamos en frente del Guadalquivir decidiendo si pasábamos montados o andando...Después del remojón, tenemos una pista muy bonita que posteriormente se convierte en un sendero precioso (con trozos no ciclables) y que te lleva directo al Charco del Aceite y al puente de los Agustines. La ruta es, sin duda, inolvidable y una auténtica maravilla. Aprovecho, además, para darle las gracias a mi compañero de fatigas que lo aguanta todo.