Quesada - Larva - Huesa - Quesada

Desde Quesada, salimos en dirección norte (Úbeda) y descendemos un par de kilómetros hasta encontrar el cruce mal señalizado con la A-322 después de una curva a la derecha. Ojo, el cruce es peligroso, pues aparece a nuestra izquierda y no hay espacio para apartarse si viene alguien de frente.

Tras un curveo más o menos llano, afrontamos la primera dificultad del día, el kilómetro y medio largo para coronar un puertecillo que supera el extremo sur de la Sierra de Toya. Descendemos entre badlands y olivares (con un buen repecho tras un puente a media bajada) y llegamos a la carretera que viene desde Huesa hacia Úbeda. Giramos a la derecha y, con diligencia (no hay arcén, mejor apretar), cubrimos los escasos kilómetros que nos separan del cruce de Larva, pasando sobre el río Guadiana Menor.

Giramos a la izquierda hacia Larva, siguiendo las señales, y afrontamos 12 kilómetros básicamente de subida. Los cuatro primeros son bastante constantes (a excepción de una bajadita), los dos siguientes son algo más duros y, tras un llaneo de tres kilómetros, la última subida hasta Larva se antoja larguísima. Superadas un par de curvas, llegamos a la plaza del pueblo e, ignorando las señales que nos dan a elegir varias direcciones (Úbeda, Huesa, Cabra del Santo Cristo), continuamos en dirección sur por una calle estrecha en la que se encuentran la farmacia, un bar y una tienda. Seguimos siempre de frente hasta salir del pueblo, viendo al fondo, tras el valle del Guadiana Menor, los Picos del Guadiana.

Tras salir de Larva, pasamos por el cementerio y por una área recreativa y comienza un largo y complicado descenso por una carretera cada vez más estrecha, con el firme en mal estado (chinos sueltos), curvas cerradas y una vegetación que invade la carretera. A cambio de este panorama, las vistas de Huesa y las sierras de alrededor son magníficas. Al finalizar el descenso, pasamos un puente y un breve repecho en torno al 18% pone a prueba nuestros fríos muslos. Es tan solo el preludio del rompepiernas entre pinares que se sucede: bajada a un barranco, subida, curva, bajada, etcétera.

Al cabo de unos kilómetros, la carretera deja paso al carril (si girásemos a la derecha, en subida, llegaríamos a la estación de Huesa). Tras una bajada prolongada y complicada por el firme resbaladizo del carril, volvemos al asfalto en el Puente de los Royos. Desde aquí, prácticamente todo será subida hasta nuestro destino final.

Comenzamos con unos cinco kilómetros con un firme terrible que nos aproximan, entre olivares, a los Picos del Guadiana, curiosa formación geológica. En el único cruce que encontramos en la subida, podíamos optar por haber girado a la izquierda para recortar camino, pero la carretera más directa a Huesa está cortada (diciembre de 2013). Tras pasar junto a los Picos, bajamos unos cientos de metros y desembocamos en la A-315, donde giramos a la izquierda para alcanzar la ya cercana y visible Huesa. El firme mejora drásticamente, pero no hay arcén.

Al entrar en Huesa, nos limitamos a seguir en línea recta para atravesar completamente el pueblo. En el cruce principal hay alojamiento y comida, por si las moscas. Salimos de Huesa girando a la izquierda y, con una carretera mucho más ancha y con buen arcén en casi todo el trazado, cubrimos los 12 kilómetros restantes hasta Quesada, casi todos en subida y con una panorámica de la ruta recorrida a nuestra izquierda. Merece la pena acercarse a disfrutar de las vistas del Paso del Aire, al comienzo de la bajada hacia Quesada.