Sad Hill - Lerma. 09-09-19
near Contreras, Castilla y León (España)
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Trail photos
Itinerary description
Tomamos como partida la localidad burgalesa de Contreras. De esta población nos desplazamos 3 km con la furgoneta por una pista de grava, hasta un paraje, sito en el término municipal de Santo Domingo de Silos, que antaño sirvió de pastos para el ganado y hoy alberga los restos de lo que fue el cementerio de Sad Hill
“Allá por 1.966 el director de cine Sergio Lione convirtió estos campos en un gran cementerio, en el que cientos de cruces, fueron testigos del duelo que mantuvieron Clint Eastwood (el bueno), Eli Wallace (el feo) y Lee Van Cleef (el malo) en una mítica escena final de la película de El bueno, el feo y el malo. Cinco minutos que mantuvieron al espectador en el suspense y que se convirtieron en una de las películas del oeste más famosas de la historia del cine”.
Montados en nuestros caballos de metal con sus patas rodantes bajamos de nuevo a Contreras, son tres kilómetros de rápido descenso hasta entrar en el pueblo.
Salimos de Contreras por las antiguas explotaciones del carbón y subimos hasta el alto de los Huecos. Una bajada, con bastante grava suelta, nos deja en un cruce de caminos. Tomamos el de la izquierda, que nos sube por Fuentetablada y, en otra rápida bajada, ésta mejor, nos adentramos en el pueblo de Retuerta.
Es aquí donde tenemos el primer contacto con el río Arlanza, que será nuestro guía hasta la meta. Lo abandonamos a los pocos metros para comenzar una fuerte subida, ésta con buen firme, que nos sube hasta el alto del Garapito. Una cómoda bajada nos vuelve a dejar a la orilla del Arlanza. Seguimos su cauce hasta los pies de Covarrubias. Es este uno de esos pueblos considerados como “los más bonitos de España”. Declarado Conjunto Histórico-Artístico Nacional en el año 1965 y Conjunto Histórico en el 2001, recoge en sus casas, calles, monumentos y entorno natural esencias celtíberas, romanas, visigodas, medievales y barrocas, que lo convierten en un lugar más que interesante.
Después de recorrer sus calles, buscamos de nuevo el Arlanza para seguir su curso, en unos kilómetros nos alejamos brevemente de él, para visitar los exteriores de la ermita de Redonda. Volvemos por un breve espacio al Arlanza y una buena pista nos conduce hasta Puentedura. Por su puente cruzamos el Arlanza y nos alejamos de él para llegar a Quintanilla del Agua.
Quintanilla nos depara un par de sorpresas. La primera, la visita al llamado Territorio Artlanza, obra del escultor Félix Yáñez. Este, en un terreno de unos 10.000 metros cuadrados, ha ido construyendo, con materiales de construcción típicos, un pueblo en el que ha recreado todos los modos de vida tradicionales de esta comarca burgalesa. En su interior podemos contemplar varios espacios: museo etnográfico, taberna, bodega, ermita, botica, escuela, dos corrales de comedias donde tienen lugar las actividades de los veranos culturales: un certamen de teatro de cámara, noches de flamenco, cine y por último, una sala de exposiciones y taller artesano, que alberga las esculturas de cerámica que caracterizan al autor.
Salimos del lugar con la sensación de haber encontrado un lugar que se escapaba de nuestra imaginación y que nos ha dejado un buen recuerdo del lugar. Nos adentramos en el pueblo y, al paso por la calle Del Río, nos encontramos con la segunda sorpresa. En una pared, situada junto a la fuente llamada Cuesta del Campo, hay un impresionante mural de más de 25 metros por 2 de alto. Realizamos una parada obligada para contemplar la pintura, obra de Raquel Lázaro, y dedicada a todos aquellos segadores, que en los días de calor se esforzaban en la recogida del el cereal.
Un puente medieval nos vuelve a cruzar al otro lado del río, cuya orilla no la dejaremos hasta entrar en Lerma. Aquí terminamos la ruta y colgamos la bici. Recorremos sus calles observando sus monumentos, sus vistas y probando su gastronomía. Casa Antón nos agasaja con un impresionante cordero asado en sus hornos de leña. Atrás dejamos las aguas del Arlanza, que llegarán al Atlántico a través del Arlanzón, el Pisuerga y Duero.
Nosotros con el buen sabor de la ruta en nuestro interior y del cordero en el paladar, damos por cerrada esta ruta en la que se mezcla la cultura del cine, la urbana, artística, histórica…. todo ello unido a un bello paisaje, invitando a todo aquel, que nos quiera copiar, a disfrutar de este recorrido, que no le dejara indiferente.
“Allá por 1.966 el director de cine Sergio Lione convirtió estos campos en un gran cementerio, en el que cientos de cruces, fueron testigos del duelo que mantuvieron Clint Eastwood (el bueno), Eli Wallace (el feo) y Lee Van Cleef (el malo) en una mítica escena final de la película de El bueno, el feo y el malo. Cinco minutos que mantuvieron al espectador en el suspense y que se convirtieron en una de las películas del oeste más famosas de la historia del cine”.
Montados en nuestros caballos de metal con sus patas rodantes bajamos de nuevo a Contreras, son tres kilómetros de rápido descenso hasta entrar en el pueblo.
Salimos de Contreras por las antiguas explotaciones del carbón y subimos hasta el alto de los Huecos. Una bajada, con bastante grava suelta, nos deja en un cruce de caminos. Tomamos el de la izquierda, que nos sube por Fuentetablada y, en otra rápida bajada, ésta mejor, nos adentramos en el pueblo de Retuerta.
Es aquí donde tenemos el primer contacto con el río Arlanza, que será nuestro guía hasta la meta. Lo abandonamos a los pocos metros para comenzar una fuerte subida, ésta con buen firme, que nos sube hasta el alto del Garapito. Una cómoda bajada nos vuelve a dejar a la orilla del Arlanza. Seguimos su cauce hasta los pies de Covarrubias. Es este uno de esos pueblos considerados como “los más bonitos de España”. Declarado Conjunto Histórico-Artístico Nacional en el año 1965 y Conjunto Histórico en el 2001, recoge en sus casas, calles, monumentos y entorno natural esencias celtíberas, romanas, visigodas, medievales y barrocas, que lo convierten en un lugar más que interesante.
Después de recorrer sus calles, buscamos de nuevo el Arlanza para seguir su curso, en unos kilómetros nos alejamos brevemente de él, para visitar los exteriores de la ermita de Redonda. Volvemos por un breve espacio al Arlanza y una buena pista nos conduce hasta Puentedura. Por su puente cruzamos el Arlanza y nos alejamos de él para llegar a Quintanilla del Agua.
Quintanilla nos depara un par de sorpresas. La primera, la visita al llamado Territorio Artlanza, obra del escultor Félix Yáñez. Este, en un terreno de unos 10.000 metros cuadrados, ha ido construyendo, con materiales de construcción típicos, un pueblo en el que ha recreado todos los modos de vida tradicionales de esta comarca burgalesa. En su interior podemos contemplar varios espacios: museo etnográfico, taberna, bodega, ermita, botica, escuela, dos corrales de comedias donde tienen lugar las actividades de los veranos culturales: un certamen de teatro de cámara, noches de flamenco, cine y por último, una sala de exposiciones y taller artesano, que alberga las esculturas de cerámica que caracterizan al autor.
Salimos del lugar con la sensación de haber encontrado un lugar que se escapaba de nuestra imaginación y que nos ha dejado un buen recuerdo del lugar. Nos adentramos en el pueblo y, al paso por la calle Del Río, nos encontramos con la segunda sorpresa. En una pared, situada junto a la fuente llamada Cuesta del Campo, hay un impresionante mural de más de 25 metros por 2 de alto. Realizamos una parada obligada para contemplar la pintura, obra de Raquel Lázaro, y dedicada a todos aquellos segadores, que en los días de calor se esforzaban en la recogida del el cereal.
Un puente medieval nos vuelve a cruzar al otro lado del río, cuya orilla no la dejaremos hasta entrar en Lerma. Aquí terminamos la ruta y colgamos la bici. Recorremos sus calles observando sus monumentos, sus vistas y probando su gastronomía. Casa Antón nos agasaja con un impresionante cordero asado en sus hornos de leña. Atrás dejamos las aguas del Arlanza, que llegarán al Atlántico a través del Arlanzón, el Pisuerga y Duero.
Nosotros con el buen sabor de la ruta en nuestro interior y del cordero en el paladar, damos por cerrada esta ruta en la que se mezcla la cultura del cine, la urbana, artística, histórica…. todo ello unido a un bello paisaje, invitando a todo aquel, que nos quiera copiar, a disfrutar de este recorrido, que no le dejara indiferente.
Waypoints
Geocache
3,794 ft
Sad Hill
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