Santiago de La Espada, P. Las Buitreras, Sendero a Miller, Los Cenajos, Calares de Marchena.

Desde Santiago de la Espada, partimos a uno de los recorridos más salvajes de la Sierra de Segura, por su riqueza paisajista llena de riqueza vegetal, con bosques interminables donde los profundos y enormes escenarios naturales que contemplamos embarga el sentimiento de todo aquel que ama la Naturaleza.

En esta ocasión iniciamos el recorrido por el Sendero de Santiago a Pontones paralelo al cauce del aún joven Río Zumeta, por su margen izquierdo, dejando atrás el Molino de Santiago y la Alameda del Zapatero para una vez abandonado el Zumeta en fuerte subida a los Torcales de Sopa, y continuar por él hasta desviamos a la izquierda por un carril muy perdido que lleva a la Tenada de Los Torcales. Antes de la Tenada giramos a la derecha y por una gran Nava nos dirigimos al Puntal de las Buitreras.
Desde esta Cumbre comenzamos a divisar unas panorámicas de excepcional belleza. Desandamos el camino para continuar al Puerto Marchena. Una vez aquí, llama la atención (no olvidemos que estamos en los Calares de Marchena) la diferencia paisajística y cromática del ecosistema por el que hemos transitado (desnudo, seco y árido, pero aún así, bello) con el que vamos a entrar....

Esto es el valle del río Segura, con el embalse de Anchuricas en el centro, visto a vista de pájaro desde las alturas, coronado por gran cantidad de Calares, Poyos y Trancos y por el imponente Puntal de La Misa justo frente a nosotros, además de las innumerables aldeas diseminadas en las dos vertientes del valle y a distintas alturas. Aquí la vegetación es tan intensa cerrada y feraz que la lucha por colonizar cualquier resquicio u oquedad es permanente. En los mismos Farallones de los Cantiles Poyos y Trancos, los quejigos chaparros y pinares se afanan y aferran por afianzar sus raíces en las mismas grietas que ofrece la debilidad de la piedra por pequeña que esta sea, hasta los mismos voladeros de las cornisas.

Todo el valle es como una selva o una jungla tupida de un verdor intenso y penetrante. La belleza cromática de los verdes, el azul del agua embalsada, los blancos de las aldeas a distintas alturas en las laderas del valle, los ocres, y grises de los Calares...... No sabes dónde mirar.... La borrachera y embriaguez es intensa.

Queda el sendero, La Toba-Miller: posiblemente, muy posiblemente uno de los senderos más impactantes y bellos del Parque Natural de Cazorla Segura Las Villas.

El sendero lo cogemos en el Puerto Marchena. El puerto o Collado es como una frontera donde la vida es el agua, y la muerte la falta de ella. Es como si hubiésemos atravesado un desierto, y entramos en un oasis diez veces más grande que el mismo desierto. Decir, que nadie se engañe, es muy, muy, técnico y aéreo. Exigirá más de una, dos, tres, etc etc bajada de peana.... patear una vez, otra y otra y otra.... Descompuesto en algunos sectores y puede ser peligroso (QUE LO ES) en otros. Por tanto no hay que perderle el respeto en esos tramos y parar siempre que queramos echar un vistazo. Recomiendo no perder la concentración en las zonas voladas y en los embudos de entrada y salida en los barrancos. Toda la traza del sendero es ¡¡¡ALUCINANTE!!!, pero especialmente, y sin ninguna duda las panorámicas desde el Puntal de los Canteros, Puntal de la Escalera y el Puntalón. sin olvidar el tramo del barranco del Pilón, es....¡¡¡ el no va más!!!. Contemplar un enorme Farallón abombado y cóncavo cuya pared presenta colores como grises, amarillos y azules y de la misma pared nace agua como para formar un pequeño Arroyo, es algo que impacta, y mucho más aun: tiene una caída de unos 700 metros. Casi nada.... Aunque estemos acostumbrados a contemplar y ver preciosidades de la naturaleza, algo así, no te deja indiferente. (Hay que precisar que el aforamiento del agua es estacionaria en función de la cantidad de precipitaciones del año hidrológico)

El sendero, desde Puerto Marchena, hasta Miller, tiene unos once kilómetros, intensos, llenos de sensaciones que a nadie dejara indiferente. El sendero finaliza en el carril que sube desde Miller en un pequeño Collado.

Desde Miller a la Hospedería del Río Zumeta lo hacemos por el sendero de la Tiná de los Panizares, los Escalones y Boca de la Breña. En la Hospedería un breve tercer tiempo, que observando la piscina el cuerpo te pide encamarte dentro del agua.

Comentar, que en este rincón tan bellísimo, se juntan y se aproximan las provincias de Granada, Jaén, Murcia y Albacete. Andalucía y Castilla La Mancha.

Toca regresar a Santiago de la Espada. La carretera es monótona y cansina. Optamos por hacerlo por un camino (para nosotros) inédito desde las inmediaciones de la Venta Ticiano siguiendo el enlace a la Aldea de la Muela y Marchenica.
Próximo a Marchenica abandonamos el tramo de asfalto a la izquierda y seguir el sendero de La Molata de Los Cenajos hasta acceder al carril de acceso a Prado Moro. En las inmediaciones de esta Aldea continuar el carril que faldea los Calares de Marchena bajo la mirada de Peña Bermeja, coronando en el Collado del Pelao, Las Perdices y Collado del Retozar a los Torcales de Sopa y descender a la Tejera, y por carretera nuevamente a Santiago de la Espada.

Una vez más, una satisfacción pedalear, disfrutar y penar (en esta ocasión, más de la cuenta) con mi socio chiken y nuestro inestimable compañero y amigo secobike.

NOTA: Para los seguidores y visitadores del recorrido, pensaran que más de diez horas en un recorrido de sesenta kilómetros es una barbaridad. Y posiblemente lo sea, pero aparte de un mal día (que lo tiene cualquiera) animo a que descubran los inmensos y grandes que pueden ser sesenta kilómetros en estos ¡¡ESCENARIOS!!. Senderos poco ciclables. Las bajadas de peana son constantes, y la maleza, vegetación y arbustos espinosos se están apoderando de ellos, por el abandono y desia de quien tiene la obligación de mantenerlos. Llámese Ayuntamiento, Diputaciones, Medio Ambiente, Junta de Andalucía o a quien corresponda.