Sevilla - Torre de San Antonio - Fuente de la Coriana

Finca La Fuentecilla

Fuente de la Coriana

La Fuente de la Coriana o también llamada Abrevadero de la Coriana era un descansadero para el ganado situado en la intersección de varias vías pecuarias constituidas por el Cordel de los Carboneros, del Cutón Grande y la Colada de la Atalaya. Situada a dos kilómetros de Olivares en dirección norte La Coriana se ha convertido en una zona de recreo, con merenderos y barbacoas al aire libre. Se trata de una fuente singular sobre una base circular de ladrillo cubierto por un edificio abovedado y coronado por una cruz de hierro forjado, aunque prácticamente ha desaparecido en la actualidad, dos caños de agua potable que parecen provenir de la zona alta de los entornos cercanos conocidos como Montijo y Las Landrías dan salida a un pilar abrevadero de unos 20 metros de longitud que comunica con otro a distinto nivel y más estrecho de otros 10 metros de longitud. Las huellas arquitectónicas son varias, quizás algunas de ellas sean de la época islámica, hasta la más reciente realizada en los años ochenta del siglo XX, a los lados del abrevadero hay dos pilas de piedras de distintos tamaños colocadas en vertical, muchas de ellas son claramente sillares de la época romana, en base a estas piedras se ha creado la hipótesis de que fuera una zona de descanso y esparcimiento al estar en el posible trazado de la calzada romana que unía Onuba e Hispalis pasando por Tejada. La vía transcurría cercana a la Fuente de la Coriana buscando el ascenso por la zona conocida como Las Landrias. Esta fuente debió ser la más cercana a dicha vía en su recorrido en dirección a Hispalis. El lugar es esencial en la ruta, sitio de descanso cuando se está a punto de alcanzar la zona alta del Aljarafe o bien, en sentido contrario, ya hecho el descenso desde el Aljarafe, para seguir el camino hacia el Campo de Tejeda.

Torre de San Antonio

Es una de las denominadas en el Aljarafe sevillano como Torres Mochas, que no tienen almenas, las otras se encuentran en Albaida del Aljarafe, Benacazón y Espartinas. Estas torres fueron construidas para vigilar y proteger estas tierras conformándose como una cadena que rodeaba y protegía Sevilla por el oeste convirtiéndose de esta forma en el primer recinto o primera línea defensiva de la ciudad. Pero una vez terminada la reconquista y desaparecida la amenaza de los ataques musulmanes sus almenas fueron demolidas como una medida más de control de los poderes locales por parte de los reyes que en este caso eran los Católicos. Esta torre se levanta junto al camino que unía Albaida con Gerena y por su ubicación hace suponer que controlaba este camino, pues desde aquí se enlaza visualmente con la torre de D. Fadrique en Albaida, población cuyo origen es anterior al de Olivares; también controlaba el curso del arroyo de la Torre que desemboca en el río Guadiamar. Su posición, ya vemos, era muy acertada ante las posible incursiones cristianas, dominando hacia el norte toda la vega, y quedando protegida al sur por la ligera elevación del Aljarafe. Es una torre atalaya de la época almohade, probablemente del siglo XII, se emplazaba junto a un pequeño poblado, una alquería islámica, que dejó de tener entidad cuando es conquistada por los cristianos. En 1.248 pasa a ser propiedad de D. Alfonso de Molina, hermano del rey Fernando III, cuando este conquista la ciudad de Sevilla y sus alrededores. En aquella época a la torre le llamaban Torre del Alpechín. De D. Alfonso pasa a la Orden de Alcántara en el año 1.261, y de ésta pasa al cabildo de Sevilla en el 1.277 mediante privilegio que otorgó Alfonso X. La torre es de planta cuadrada y 80 metros de altura, actualmente, sus muros son de tapial y ladrillos. Fue construida completamente en tapial, pero la reconstrucción que se realizó a principios del siglo XX la dejó tal y como se ve. Originalmente sólo tuvo ladrillos enmarcando las ventanas de la última planta, las únicas de que dispone, y la puerta de acceso, adintelada bajo un arco de descarga. Está formada por tres plantas y terraza, en la segunda planta se abren saeteras defensivas en todas sus caras, al igual que numerosos mechinales, huecos dejados por las agujas del andamiaje utilizado durante la construcción de la torre, que hoy son nidos de la colonia de pájaros que allí residen, fuera y dentro de la torre. En la tercera planta existen ventanas. Como no se pueden ver las bóvedas de arista de cada una de sus plantas, sí se pueden ver los arranques de ellas. También ha desparecido la escalera que las unía, aunque probablemente y al no apreciarse ningún resto de apoyo, hace suponer que dicha escalera fuera de madera. A pesar de ello, su reconstrucción y los pájaros, la torre sigue siendo un excelente ejemplar de la arquitectura militar almohade.