Sierra Pelada desde el Refugio de los Cazadores

Ruta muy dura, por una zona fantástica, con vegetación muy variada, grandes subidas, ríos y arroyos de buen porte, por zonas muy aisladas.
DESCRIPCIÓN DE LA RUTA
Comenzamos por una buena pista con porte de cortafuegos, con bosque de eucaliptos a un lado y de pinos al otro, acompañados los primeros por numerosos ejemplares de aromos. Vamos en paralelo al cordal de Sierra Pelada, que se nos aparece al fondo, tras numerosos cerros, entre nubes en este caso.
Tras unos kilómetros de calentamiento, tras un puente, nos unimos a la pista principal de la zona, que une San Telmo con un puerto de montaña cercano a El Mustio. Obviamos esta subida por ser una pista principal, para en 1 km (5 desde la salida) tomar un sendero junto a un arroyo (Rivera de la Fresneda), totalmente ciclable, en una de las zonas más agradables de la ruta, tanto por el fantástico arroyo que acompaña como por lo frondoso de la vegetación.
Tras cruzar varias veces el arroyo sin problemas, y pasar varios restos de puentes (foto 1), nos alejamos de la Rivera y empezamos ya un claro ascenso que combina tramos empinados por una bonita pista poco transitada de porte mediano, con tramos más llanos compartidos con cortafuegos. Conforme ganamos altura gozamos de estupendas vistas de sus laderas cubiertas de pinar. Este primer tramo de ascenso es de unos 4,2 km al 6,5% de pendiente media.
Tras este tramo durillo, aunque con algunos descansos, la pendiente baja bastante hasta llevarnos a la pista principal que ignoramos antes y que alcanza un puerto cercano a El Mustio, donde seguimos un ascenso más pausado, aunque con alguna pendiente dura, por una gran pista hasta llegar casi a la cima de un cerro denominado Mármol, junto al nacimiento de la Rivera del Aserrador, en el cordal de la Sierra Pelada.
Desde el puerto empezamos un largo descenso por esta pista en buen estado, más tendido que la subida pero de similar desnivel (366 m de desnivel al 4,3% en 8,5 km), lo que nos permite correr un poco (el GPS me marca 52 km/h de velocidad sostenida máxima) hasta la Ribera de la Alcalaboza, que se cruza por un puente (foto 2) en un agradable valle.
Poco después de este puente dejamos finalmente la gran pista que traemos, cruzamos la Rivera anteriormente mencionada rodando algunos y haciendo ingeniería de construcción con un tronco otros, y empieza de nuevo un duro ascenso; unos 170 m de desnivel de subida en 1,9 km al 9% de pendiente media, pero con tramos muy empinados, por una pequeña pista en no mal estado, entre eucaliptos.
Cuando parece que la cosa se estabiliza, la pista empieza a recorrer una zona de cresta que tras unos 3,5 km nos deja en un alto, donde el bosque se abre mucho al monte bajo, y se aprecian amplias vistas de las sierras y valles cercanos. En este punto hay un track que permite recortar bastante la ruta (como también parece que se puede hacer antes del último puente cruzado, por la Rivera de Ciries, si no hay vallas), acercándonos directamente hacia la cresta principal de Sierra Pelada y San Telmo, pero decidimos probar a seguir un poco más, lo que se convirtió en mucho más al final …
Así seguimos por este terreno rompepiernas, por zona de monte bajo, unos 8 km más, en terreno eminentemente ascendente, hasta llegar cerca de la carretera de Gil Márquez a Cortegana, a unos 6 km de esta localidad, momento en que finalmente asumimos que nos hemos liado más de la cuenta, y empezamos a buscar en el GPS el camino de vuelta más directo.
Y este comienza por el ascenso al pico más alto de toda la zona, denominado La Caba, y con 741 sobre el nivel del mar (empezamos la cresta rompepiernas a unos 430 m). Esta zona alterna algún bosquete de eucalipto con zonas peladas por la explotación de este árbol, y alguna zona de monte bajo y pinar poco denso, en general con buenas pistas, alguna de ellas incluso con porte de antigua carretera, al contar incluso con toscos quitamiedos de bloques de hormigón.
Pasamos junto al Cortijo de la Venta, donde en un prado observamos que nos encaminamos de nuevo a ascender hacia el cordal principal de Sierra Pelada, desde este punto menos imponente (pues estamos a unos 520 m sobre el nivel del mar).
En fin, que llegamos al cordal, subimos hasta unos 627 m de altura y seguimos la cresta, de nuevo rompepiernas al subir y bajar constantemente entre los 540 y los 610 m sobre el nivel del mar, con algún repecho entre medias por encima de los 650, cerca del cerro llamado Pelada. Este crestear es nada más y nada menos que 20 km con un desnivel acumulado que no quiero ni saber, aunque por aquel momento ya me fallaba la cabeza y de todo, por lo que quizá no fuera tan malo como lo recuerdo.
Como alternativa a esto, poco antes del Cerro Pelada se podría haber bajado directamente a la corta de San Telmo por un track de Tricerator, y luego tomar una pista hacia el punto de partida, pero creo que sin grandes desniveles acumulados.
En fin, que completada la cresta tras cruzarnos con algunos ciervos más, alcanzamos el alto del primer puerto subido en la jornada, junto al Pico Marmol. Empezamos el descenso, en principio moderado, y aunque al llegar al desvío hacia El Mustio nos planteamos tomarlo buscando una bajada directa al Refugio de los Cazadores que alguien conocía, por los errores cometidos precedentemente y por el estado en el que estábamos, decidimos tirar recto para abajo, por la misma pista que tenemos, en muy buen estado (el GPS me marca 57 km/h de velocidad máxima sostenida). Esto de nuevo fue un error, porque aunque desde el desvío arriba se apreciaba una cuesta arriba terrible hacia El Mustio, en el plano se aprecia que al cuesta es corta, y que además el desvío al Refugio es bastante antes de El Mustio.
Este nuevo error nos lleva de nuevo a hacer más kilómetros y más desnivel, al retornar a la pista por la que iniciamos la ruta y tener que recorrer por ella unos 4 kilómetros más en llano, con repechos, hasta los coches.
En total, 72,3 km y 2.246 m de desnivel acumulado, en una ruta muy variada, con zonas espectaculares para montar en bici, y con aparentemente muchas alternativas a la ruta realizada.
CRÓNICA DE LA JORNADA
No puedo pasar esta ruta sin dejar constancia de la crónica de lo acontecido en la misma, porque fue una larga y espectacular jornada donde pasó un poco de todo.
Buen ambiente en el Refugio, y varios de los cazadores nos indican por qué zonas van a moverse y qué zonas no, así que nos ponemos en marcha, sin novedades, salvo la ya habitual parada de alivio mañanero de algún compañero.
En las primeras rampas tras dejar atrás la Rivera de la Fresneda se confirma como primer hecho del día lo que me temía: hoy no estoy para muchos trotes. Me lo tomo con calma …
Bajada, algo de comida sobre el puente sobre la Rivera de Alcalaboza, el cachondeo habitual de estas paradas, y entre esto y que veo que “el Gurú” apunta a uno de los tracks que llevo, cojo ánimos para seguir, empezando la siguiente gran subida con ganas … que me duran pocos metros. Vuelvo a poner ritmo cansino, y ya dejo de ver definitivamente a mis compañeros, sin preocuparme por ello, pues nada podía hacer. Estos se lo toman con deportividad y no se preocupan por ello, hasta tal punto que aunque les indico que el track manda por otro sitio, “el Gurú” sigue firme con su idea, en un rumbo que claramente nos aleja de iniciar la vuelta que tanto esperaba.
Tras los 8 km del rompepiernas algo debe haber cambiado por delante, porque ya “el Gurú” no se cachondea de mi “gipiese” y hasta pregunta por este camino y el otro … (alguna vez tendría que fallar el hombre …, lo que calificaré como segundo acontecimiento que marcó el día).
En fin, en las cercanías del pico La Caba, con unos 38 km recorridos, y tras breve debate, decidimos tomar la pista más corta de vuelta, aunque ya algunas cuestas las hago a ratos andando a ver si se me pasa el mal cuerpo.
Des de ahí hasta el final, lo pasé fatal. Al poco de iniciar una nueva subida a la cresta principal de Sierra Pelada (cuando yo pensaba que bajaríamos hacia San Telmo) me vuelven a esperar y deciden aplicar la táctica del remolque. Fran pone cambio para ritmo de ascenso cansino y me empuja a la vez que yo pedaleo como si yo empujara algo también. De esta guisa, prácticamente seguimos el ritmo del grupo, aunque no consigo quitarme las nauseas ni el mal cuerpo de encima, en una sensación curiosa, puesto que de pulmones, piernas y pulso no me notaba demasiado mal. Vamos, quería y no podía, y en cuanto picaba algo para arriba o venía viento en contra, si no me estaban empujando, otra vez nauseas y mal cuerpo. Fran se zampa todas las subidas de los más de 20 km de la cresta de esta guisa.
Abajo del puerto, ya en la ruta inicial, son más de las 3 de la tarde, por lo que tocan corneta por delante al son de nos vemos en el coche. Llego al coche como puedo pero sin que José Luis me pase al quedarse rezagado en la bajada, a pesar de que voy a ritmo de viandante.
Mientras unos inician la vuelta a Huelva, otros se lanzan a la desesperada a la búsqueda de un bocado en Cabezas Rubias, Michel y yo organizamos el rescate. Camino de San Telmo, ya por la carretera, nos cruzamos con un todo terreno dentro del cual vemos el marco de una bici, que por aquellos lares no podía ser más que el compañero perdido.

En fin, una larga y dura jornada en la que reinó el buen ambiente y la paciencia ante la adversidad, lo que demostró que todos sabemos a lo que vamos y que puede acabar de manera diferente a la esperada, pues esto no deja de ser un deporte de aventura.
Yo me quedo con este espíritu deportivo y de compañerismo, lo que hace que me guarde, a pesar de haberme pegado una paliza con más de 40 kilómetros de medio pájara encima, un buen recuerdo de la ruta.
Y eso sí, disculpas a las “santas” de todos nosotros, porque de nada estuvimos más lejos este día que de cumplir los horarios habituales, y parece que todas se lo tomaron con la misma deportividad que nosotros.