Sotillo de Cabrera -Robledo de Sobrecastro -Yeres- Médulas - Carucedo - Ponferrada

Ruta en línea, no circular, realizada entre Sotillo de Cabrera y Ponferrada, a modo de regreso a la capital del Bierzo, tras disfrutar de la celebración de las fiestas de San Juan en esta pequeña y sorprendente, por su nivel de restauración, localidad.
Inicio el recorrido en la plaza del pueblo (Waypoint 1), e inmediatamente, y sin tiempo a calentar, me enfrento al primer "arreón" del día; antes incluso de salir del casco urbano del pueblo, ya tengo engranado el piñón más grande del desarrollo.
Paso junto a la restaurada (como casi todo el pueblo) fuente de Suso, y salgo ya del mismo, siguiendo las indicaciones de los hitos de pizarra que me señalan la dirección hacia el refugio. Llego a éste (Waypoint 2), tras desviarme escasamente 300 mts de la pista principal por la que circulo. A partir de aquí, sigo ganando altura con vistas a las explotaciones de pizarra que hacen de motor económico de la zona, sin olvidar, eso sí, la irreparable destrucción a la que someten a los montes del entorno.
Llego al Waypoint 3 donde, como se ve en las imágenes he acumulado casi 400 metros de desnivel en algo más de 3'5 kms. Desde este punto, me tiro ya hacia abajo, hasta llegar a Robledo de Sobrecastro (Waypoint 4). Sigo descendiendo, ahora por asfalto, hasta Castroquilame. Al llegar al pueblo, cruzo la carretera que vertebra todo este valle, e inmediatamente vuelvo a tener el desnivel en contra, para poner rumbo a Yeres, que será mi siguiente punto de paso. Al llegar a este pueblo, hago una parada en la plaza del mismo, para tomar un avituallamiento sólido, y reponer líquidos en la fuente. Continúo mi camino, con la idea inicial de buscar la senda perimetral de Las Médulas; ante el ya intenso calor del mediodía, decido acortar un poco el recorrido, tomando un camino que nace justo frente al Waypoint 5, para llegar antes a la última parte de la subida hacia el Campo de la Braña; ello, lógicamente, a cambio de hacer que el grado de inclinación de la subida de este tramo, sea mucho más agudo que de haber seguido por la pista principal. Así, llego al mencionado Campo de la Braña, y desciendo hacia el mirador de Orellán (Waypoint 6). Tras visitar una vez más este impresionante balcón a la explotación aurífera, desando un breve trecho del camino para tomar el serpenteante y divertidísimo trazado de la senda que me conducirá hasta el pueblo de Las Médulas. Una vez en el mismo, busco la salida hacia el Lago Somido, siguiendo las indicaciones de las balizas que encuentro. Me lanzo hacia abajo hasta alcanzar la N536, por la que accedo a Carucedo, casi sin esfuerzo. Hago otra breve parada en esta localidad, para tomar un refrigerio, pues el calor ya no da tregua, y me pongo una vez más en marcha. Cruzo la carretera, y me dirijo hacia la antigua cantera de caliza. Una vez corono el cerro sobre el que se asienta este paraje, me lanzo a buscar el inicio de la senda del Kaiman ( Waypoint 7). Desciendo por este divertidísimo y "juguetón" trazado, que me lleva, serpenteando, hasta la ribera del Sil. Aquí continúo, siguiendo las indicaciones de las balizas de la Ruta de los Puentes Colgantes, que me lleva hasta el Waypoint 8, donde se ubica el de Villaverde de la Abadía. Salgo a la pista que bordea el paraje de Las Barrancas de Santalla, y aprovecho la sombra que me ofrece la tupida chopera que se extiende a la ribera del Sil, para alcanzar, de nuevo, la N536. Círculo por esta vía poco más de 500 mts., desviandome de ella a la izquierda, hacia Toral de Merayo, a donde llego, otra vez buscando la sombra, a través de la chopera que rodea en esta ocasión el Río Oza.
Desde este pueblo, tomo un trecho de la carretera que lo une con Ponferrada, abandonando una vez más el asfalto, para tomar el recorrido de la senda La Lola, que serpentea por la parte más baja de la falda del Pajariel. Aquí, me encuentro ya a tiro de piedra de Ponferrada, y a través del paseo del Sil, alcanzo la zona alta de la ciudad, cruzando la pasarela sobre el río, y pasando por el barrio de Las Quintas.
Sin más dilación, me dirijo a dar el, como siempre, merecido lavado y engrase a la niña, que, sin duda, una vez más, se lo ha ganado.
Día hecho!!!