Wikiloc | Sto Domingo - Río Nare - Alejandría - Sto Domingo, en Antioquia

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Photo ofSto Domingo - Río Nare - Alejandría - Sto Domingo, en Antioquia - Colombia

Author

liliwhale®

with 2 trail buddies

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Trail stats

Distance: 20.12 mi
Elevation gain: 3,038 ft
Technical difficulty: Difficult
Elevation loss: 3,038 ft
Max elevation: 6,217 ft
TrailRank: 85 4.4
Min elevation: 4,812 ft
Trail type: Loop

Time: 6 hours 49 minutes
Coordinates: 2439
Uploaded: March 29, 2013
Recorded: November 2012

Rating
4.4 6 Reviews
Information
Easy to follow
Scenery

1 Clap 79 comments

near Santo Domingo, Departamento de Antioquia (Republic of Colombia)

Viewed 9133 times, downloaded 67 times

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Itinerary description

Diseño de ruta: Machacho y liliwhale®
Fecha realización ruta: Noviembre de 2012
Terreno: 80% de trocha carreteable y 20% de terreno por potreros y caminos de herradura con tramos donde debe cargarse la bici.

CRÓNICA DE LA RUTA
Esta fue una de las rutas exploratorias más divertidas y extremas que nos propusimos descubrir en el año 2012 para ampliar la bitácora de caminos por nuestras tierras hermosas de Antioquia. Fue una salida muy exigente que nos sacó todas las fuerzas, físicas y mentales, dadas las condiciones técnicas del terreno. A mis compañeros de aventura, quienes disfrutaron al máximo esta ruta, les agradezco la buena energía y la disposición porque sacaron a flote su espíritu de guerreros al momento de sortear los tramos más duros del camino donde muchos, ni los campesinos del sector, se hubieran imaginado que podíamos cruzar con nuestras bicis.

La ruta consiste en un circuito que comienza por carretera sin pavimentar, empalma con caminos de herradura, cruza quebradas, potreros y ríos, y al final empalma otra vez con una carretera destapada para unir dos municipios de la subregión nordeste del Departamento de Antioquia: Santo Domingo y Alejandría. El primero, conocido como “Cuna del Costumbrismo” está ubicado a una altura de 1975 msnm y a una distancia de 69 Km desde Medellín. El segundo, llamado “La Perla del Nare” está ubicado a una altura de 1650 msnm y a una distancia de 94 Km desde Medellín.

Esta ruta para bici de montaña, sin contar el desplazamiento entre Medellín y Santo Domingo que toma unos 90 minutos por trayecto, no es la más extensa en longitud comparada con otras trochas, pero si es exigente y desgastante, así que es importante afrontar el cruce con buena preparación física y con disposición para sortear rocas sueltas, para bajar por terrenos empinados, para arrear ganado en bici, para arrastrar la bici y para embarrarse hasta las rodillas. Claro que la cantidad de pantano depende de la época del año en que se realice el cruce.

Como tantos sábados, nos encontramos temprano y enfilamos el rumbo hacia la autopista norte en busca del sector “Molino Viejo”. Allí giramos a la derecha y subimos por vía pavimentada hasta el municipio de Santo Domingo. Allí cruzamos por el parque principal y avanzamos por carretera sin pavimentar, pero en buen estado, hasta la Vereda El Rosario, donde dejamos el carro en una casita. A partir de aquel sitio continuamos en las bicis e iniciamos el recorrido planeado con base en información obtenida de dos fuentes: mapas satelitales y de otra salida que habíamos intentado en mayo pero que tuvimos que interrumpir por exceso de derrumbes que bloqueaban el paso porque el invierno del momento era muy intenso.

En esta ocasión, con un día adornado con mucho sol, a pocos metros del sitio donde dejamos el carro giramos por el primer desvío a la izquierda y unos kilómetros más adelante encontramos una segunda desviación donde giramos a la derecha. Cruzamos el sector Peñitas que tiene pendientes inclinadas con algunos tramos sobre rieles de concreto (huellas) que facilitan la tracción de las ruedas. Se nos acabó la carretera justo en La Fonda “Los Amigos” y a partir de ese sitio comenzó un camino de herradura, color naranja intenso, y con él, unos de los cruces más divertidos que haya realizado por los caminos de Antioquia.

Sin imaginarlo, estábamos en medio de un camino ancestral, que seguramente fue abierto hace muchísimos años por las etnias indígenas Tahamíes que habitaron esta zona. Era un camino repleto de canalones y descensos exigentes, todos ellos adornados en su superficie con ese limo típico, color naranja, que resalta con el verde de las montañas y las plantas. A medida que avanzábamos, el camino era cada vez más exigente. Había más descensos. Había más piedras y más barro. Incluso, en algunos tramos, tuvimos que llevar nuestras bicis a cuestas porque parecía que el camino producía rocas. La mejor parte fue cuando encontramos unos campesinos que venían por el camino arreando su ganado, en sentido opuesto al nuestro, y al vernos se sorprendieron con nuestra aventura y nuestro propósito de cruzar la montaña. Lo bueno fue que al preguntarles si ese camino nos sacaba al Río Nare nos dijeron que sí, pero todavía nos faltaba un buen trecho.

Continuamos por senderos técnicos hasta que encontramos una finca en medio de la montaña. Allí, un campesino muy particular que hablaba poco nos confundió con sus indicaciones, como a veces sucede, así que decidimos avanzar por donde creíamos que era el camino y, unos metros más adelante, luego de cruzar los potreros de esa finca, tuvimos una vista hermosa del Río Nare. En ese mismo sitio vimos unos canalones de pendiente muy pronunciada que comenzaban a bajar montaña abajo. Comprendios que íbamos bien orientados. En esos momentos es cuando se siente la alegría de descubrir nuevos caminos, de usar las herramientas satelitales y de contar con buenos amigos que nos acompañan para sortear las dificultades.

Aunque veíamos el Río Nare cerca, aún debíamos descender toda esa montaña por un camino espinoso, muy complejo de hacer sobre la bici, así que nos armamos de paciencia y caminamos con los caballitos de aluminio y, en algunos tramos, hasta los llevamos a cuestas. Fuimos descendiendo hasta llegar a otra finca en la base de la montaña. Desde allí avanzamos por un sendero que tenía varios portillos donde nos tocó arrear el ganado sobre nuestras bicis y luego nos metimos en un guadual, con mucho pantano, que se despejó al lado de la rivera de una quebrada que luego cruzamos sobre un puente en concreto.

Sabíamos que ya habíamos bajado bastante, pero la travesía aún continuaba. Todavía nos faltaba el cruce por un pastizal muy alto que nos tapaba todo el cuerpo y nos sofocaba porque hacía mucho sol. A veces avanzábamos sobre la bici, otras veces la arrastrábamos. Así nos mantuvimos por una media hora más hasta que el pastizal se despejó y divisamos, a lo lejos, nuestro destino tan anhelado: “El Puente Colgante sobre El Río Nare”. Lo habíamos logrado !!!. Estábamos empapados de sudar y teníamos pantano suficiente en los zapatos, pero habíamos cruzado la montaña y teníamos en frente aquel puente colgante que, en ese momento, se convertía en el único medio para cruzar el caudaloso río.

Tomamos un respiro y con una felicidad semejante a la que uno siente cuando saca una buena nota en un examen, cruzamos esa reliquia de la ingeniería, todo un vestigio colgante que ha sido paso obligado de comunicación con el nordeste para el transporte del oro. Cuando se cruza el puente se siente un pequeño vaivén que se va confundiendo con la brisa que sopla por el cañón del río. Justo en el centro del puente, con el Río Nare bajo nuestros pies, nos extasiamos con el sonido del agua y disfrutamos con el paisaje majestuoso de aquel lugar. Al salir del puente nos topamos con la carretera que une los municipios de San Roque y Alejandría, giramos a la derecha y avanzamos hacia la Vereda El Pópo (con tilde en la prinmera "O", y no en la segunda, je, je). Al llegar a la carretera que une Alejandría con Santo Domingo, decidimos desviarnos hacia Alejandría, en busca de líquido, comida y un descansito para compensar el esfuerzo después de semejante jornada, de tan sólo 18.4 Km que nos parecieron eternos por la intensidad del camino.

En Alejandría nos hidratamos, terminamos el fiambre que llevábamos y aprovechamos para pasar en frente de la emisora de los Alejandrinos: “Nare Stereo” donde seguramente nuestra amiga Bici Trú se hubiera quedado transmitiendo los programas de rock. Al final de un descanso de 30 minutos visitamos la Iglesia San Pedro Alejandrino, patrono de este municipio antioqueño, y retomamos el pedaleo hacia el municipio de Santo Domingo. Avanzamos unos 6.5 Km hasta la Vereda Remolino, donde cruzamos el Puente Termales y, unos 500 metros más adelante, nos deleitamos con la belleza y la fuerza del agua que cae por el salto natural “El Velo de La Novia”, llamado así por la forma semejante al velo del vestido de una novia que se va a casar. Desde este último sitio recorrimos otros 6.5 Km en ascenso hasta que finalizamos nuestro circuito por las montañas entre Santo Domingo y Alejandría.

Logramos terminar una jornada con un recorrido total que no supera los 33 Km, pero que nos dejó una experiencia más para contar y compartir sobre nuestras bicis de montaña. Una ruta que nos quedó grabada en el espíritu por lo espectacular del cruce y, en todos los músculos del cuerpo, por la exigencia física que nos demandó el esfuerzo físico.

Una ruta muy exigente !!!
Agradezco a Machunflus y al Tortugo, su compañía, su paciencia y su espíritu guerrero durante todo el recorrido.

Buenas trochas, Liliwhale®

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