Titán de la Macha 100 Km. 2022 en familia

Esta ha sido mi cuarta participación en la Titán de la Mancha, la primera vez que lo hago en 100 Km. pero no por ello ha sido mas fácil ni menos agónica que las anteriores. Este año el reto ha sido distinto, he participado junto con mi mujer y mis dos hijas con la única intención de completar la prueba.
El origen de esta participación surgió en Septiembre de 2016, la primera vez que participé en la Titán 200. A mi paso por Puerto Lápice, ya tenía mas o menos claro que terminaría la prueba y llamé a mi mujer para que fuera a recogerme a mi llegada a Alcázar de San Juan. Con ella se vino mi hija pequeña, Elena, que además de hacerme las fotos entrando en meta, se quedó fascinada por el ambiente y la emoción de los participantes que íbamos completando la prueba con cuentagotas. En el viaje de vuelta, Elena me pregúnto si ella podía participar al año siguiente en la Titán de la Mancha. El año que viene no, pero mas adelante, cuando tengas la edad, por supuesto que si, le respondí yo.
Han pasado los años, y aquella promesa seguía en pie, hasta este año, que ya tenia la edad. Para mi sorpresa, mi hija mayor, Paula, tambien se anima y me dice que ella también quiere participar. Pocos días después en una salida, comentamos que nos hemos inscrito en la Titán de la Mancha 100 Km. y mi primo Yete y su mujer, Kirsty se suman al proyecto. Finalmente mi mujer, María José se al grupo. El primer paso ya está dado, ahora queda lo mas complicado, la preparación. Tanto mis hijas como mi mujer son ciclistas ocasionales sin una preparación suficiente para la prueba, si bien Elena es muy deportista, no así Paula y María José. Al principio la fecha queda muy lejana, pero vamos haciendo alguna salida esporádica, hasta que entrando el verano, entre viajes, vacaciones, el calor sofocante y mil compromisos, prácticamente el único que toca la bicicleta soy yo. Entrado Agosto, ante mi insistencia, comenzamos a hacer alguna salida, pero sin continuidad y en ninguna llegamos a coincidir los cuatro. A primeros de Septiembre Paula y Elena se marchan a sus respectivas Universidades, por lo que se acaban sus entrenamientos, así que el día 17 de Septiembre a las 8:00 h. de la mañana nos presentamos en la salida de la Titán de la Mancha habiendo realizado un puñado de salidas en bici como entrenamiento. Conscientes de nuestro nivel nos colocamos al final, aún así en los primeros kilómetros nos adelanta mucha gente. Es impresionante ver esa fila infinita de ciclistas que serpentea por los caminos de la Mancha bajo los primeros rayos del sol del día. Desde el principio Elena y Yete se van por delante y María José, Paula, Kirsty y yo nos quedamos detras, hasta que en el Km. 12,9, a la entrada de un sendero se produce el tapón en el que estamos parados mas de media hora, sin duda un aspecto a revisar por la organización. Reemprendemos la marcha y poco después, a la altura de los molinos de Campo de Criptana, Kirsty sufre una fuerte caida al ir suelta de una mano grabando con el móvil. Tras la limpieza de las heridas y un momento de reposo intenta reemprender la marcha, pero no puede seguir. Van a pasar a recogerla con un vehículo de la organización. Nos insiste para nosotros continuemos y así lo hacemos.
Con un nudo en el estomago pasamos los senderos que bordean Campo de Criptana y enfilamos hacia los molinos de Alcázar de San Juan siendo los últimos. Tras los rampones de subida a los molinos encontramos el primer avituallamiento y en el alcanzamos los primeros participantes rezagados. Comemos algo rápido y continuamos. Por delante tenemos un tramo rodador de mas de 20 Km. por la ribera del Cigüela. En este tramo pasamos a algún otro grupo de participantes. En la aproximación a la subida a los molinos de Herencia me llama Yete que va con Elena y ya estan arriba. Kirsty tiene el codo roto, así que abandona la prueba para irse con ella. Elena nos espera para seguir los cuatro juntos. Hacemos las dos subidas a los molinos, de nuevo con unos rampones tremendos para reagrupamos en la bajada, que por cierto es malísima y además tenemos un tramo en el que nos vamos cruzando con los primeros participantes, que ya vienen de vuelta, ya que el tramo es compartido. Otro aspecto a revisar por la organización.
Tras pasar Herencia nos encontramos un sendero pedregoso y luego una pista en buen estado pero que va picando ligeramente en subida. Elena a su ritmo se nos vuelve a escapar y Paula empieza a dar síntomas de agotamiento. Le insisto en que vaya comiendo e intento animarla y distraerla. Cuando vamos a llegar a Puerto Lapice me llama Elena para preguntarme por donde vamos, ella lleva un rato en el avituallamiento y va a continuar sola, sin esperarnos. A nosotros nos toca afrontar la ultima gran subida del día, los molinos de Puerto Lápice. Se ven muy alto y muy lejos y además hace mucho calor. Poco a poco vamos subiendo (por supuesto a pie empujando las bicicletas) para llegar al segundo avituallamiento. Este nos lo tomamos con mas calma. Después de unos minutos reemprendemos la marcha con ánimos renovados. A ello hay que sumar una larga bajada por asfalto que aún nos anima mas. Cruzamos de nuevo Puerto Lápice para enfilar la vuelta hacia Alcazar. El camino empieza a picar hacia arriba, poco al principio, hasta que tomamos un desvio a la izquierda en el que aumenta la pendiente y además el camino se vuelve mas pedregoso y áspero. Coronamos la Sevillana para afrontar la bajada, que igualmente es mala, hasta que llegamos a las inmediaciones de Herencia, donde tenemos que subir el Picazuelo. Paula y María José lo hacen andando. Mientras hacemos el tramo de sendero por la ladera de los molinos me llama Elena. Ella ya ha terminado. Va a comer algo y nos espera en la llegada para hacernos la foto de entrada. Afrontamos la bajada hacia el último avituallamiento. Aún nos quedan 20 Km. pero prácticamente llanos y la sensación de tenerlo hecho nos invade, se nota en nuestro ánimo. Sin prisa pero sin pausa vamos completando los últimos kilómetros. A lo lejos se ven los molinos de Alcazar y tras superar una suave loma aparece la población. Cruzamos la meta con los brazos en alto para luego fundirnos en un abrazo con Elena. Estamos eufóricos, hemos conseguido terminar los cuatro. Tras el abrazo, lo primero que hago es llamar a Yete. A Kirsty la tienen que operar y le espera una larga recuperación pero en su ánimo está recuperarse bien para completar la Titán de la Mancha el año próximo.
Otra vez quiero dar las gracias desde aquí a todos los miembros de la organización y voluntarios por el ingente trabajo que hacen para permitirnos disfrutar de esta prueba.