Titán de la Mancha 200 Km. 2018 hasta el abandono en el Km. 113

Tercera participación en la Titán de la Mancha y primer abandono.
Este año he participado en solitario. Me fui con la caravana a dormir a Alcázar. Pase a recoger el dorsal poco antes de las 9:00h. y me volví para prepararlo todo. Al día siguiente me levante y tras un buen desayuno me fui a la salida. Cuando llego son las 06:20 h. y la salida esta ya abarrotada de participantes. Me coloco al final, y en los 10 minutos que quedan aún llegan muchos mas. Hace buena temperatura. Llevo puestos los manguitos, pero no van a hacer falta. A las 6:30 en punto dan la salida. Este años somos mas que en anteriores ocasiones (me parece recordar que 650 en la 200 Km). Durante los primeros metros por las calles de Alcazar ya se nota el viento, aunque en la primera mitad de la prueba no molestará mucho. Los primeros kilómetros son de adaptación al ritmo. El pelotón se va estirando y pronto se hacen los primeros cortes. Es totalmente de noche, pero rodando en grupo, todos con faro, se ve perfectamente. En una bajada me pasa un participante con un piloto con destellos muy potentes de los que se utilizan para circular de día por carretera. Me deslumbra completamente y estoy a punto de irme al suelo. Considero que estos dispositivos son un elemento de seguridad estupendo para los ciclistas, pero que no tienen sentido para rodar en un pelotón tan numeroso de noche, porque vas cegando a los que te siguen, con el peligro que ello conlleva. Poco a poco nos vamos aproximando a Campo de Criptana, con el espectacular paso por sus molinos de noche. Después viene una sucesión de tramos rodadores junto a la vía del tren, la autovía (donde esta el primer avituallamiento, aunque yo no paro) y el Canal del Cigüela. Intento seguir a un par de grupos pero su ritmo es demasiado fuerte para mi, así que los dejo pasar, para engancharme a dos participantes que por los comentarios parecen de la zona. Poco a poco se van uniendo mas miembros al grupo hasta el punto de que cuando me quedo descolgado al iniciar la subida a los molinos de Herencia somos unos 20 ó 25 los integrantes. No he tenido la sensación de rodar muy forzado, pero en los primeros 46 Km. llevo una media de 22,9 Km/h. Algunos tramos de la subida a los molinos son por sendero por lo que no queda mas remedio que ir en fila de a uno, esquivando a algún participante que echa pie a tierra. Tras la bajada pasamos el segundo avituallamiento, en el que tampoco paro. Una vez superado el sendero que hay después de Herencia me integro en un grupo de andaluces, con los que ruedo hasta Puertolápice, donde hago la primera parada, en el Km. 70,5. Saludo a Jesus, como algo rápido, relleno agua e isotónico y continuo. La subida hasta el cruce de caminos se me hace larga y me pasan varios participantes, pero luego viene la bajada para disfrutar. Nueva parada en la Casa de los Forestales, donde aprovecho también para engrasar cadena. Al reemprender la marcha vuelvo a coincidir con el grupo de andaluces, con los que ruedo hasta el inicio del Reventón. Alguno de ellos echan pie a tierra a mitad de la subida. Yo sigo a mi ritmo, dejando atras al grupo. En la subida paso a varios participantes mas que suben a pie y también a algún otro que sube montado. La bajada es mala, pero conocerla bien es una ventaja y me permite adelantar a algún participante mas. Al llegar al final de la bajada se forma un grupo de 7 u 8, pero cuando apenas hemos hecho un par de kilómetros no les puedo seguir. Los dejo pasar y sigo rodando a mi ritmo. Me pasa otro participante al que intento seguir, pero tampoco puedo. Lo intento con alguno mas y tampoco. Me alcanza el grupo de andaluces con los que prácticamente he venido rodando desde hace 50 Km. y tampoco soy capaz de seguirlos, y no solo eso, sino que me pasan y rápidamente desaparecen de mi vista. No soy capaz de mantener un ritmo medianamente decente. El Reventón ha hecho honor a su nombre, o como diría Pedro Delgado, el Tío del Mazo estaba escondido detrás de alguna encina y me ha dado de lleno. Tengo una "pájara de caballo". Son momentos de angustia. Tengo margen, pero a este ritmo es impensable llegar al final de la Titán. Todavía me quedan mas de 100 Km. Me tomo un gel, luego una barrita, pero la cosa no mejora, al contrario, tengo mal cuerpo y ganas de vomitar. Sigo como puedo intentando no pensar, pero no puedo evitar que me venga a la cabeza la idea del abandono. Poco antes de llegar al puente por debajo de la carretera pienso en salirme a la carretera para que me recojan en Fuente el Fresno, sin embargo cuando llego a ese punto me digo que no puedo abandonar. Tengo que intentarlo. Me tomo otro gel e inicio la aproximación hacia la Calderina. La situación no mejora. Un goteo de participantes me alcanza, me pasa y desaparece delante de mis ojos. No puedo con mi alma y tengo por delante nada menos que la subida a la Calderia, la Sierra de la Calderina y el Molino de Fuente el Fresno. Al llegar al punto donde coinciden sin cruzarse los que suben y los que bajan de la Calderina tengo claro que no puedo continuar. Paro para decirle a un voluntario que esta allí situado que voy a abandonar. Me dice que el lo comunica a la organización. Llamo a mi mujer para que vaya a recogerme al restaurante situado en el Km. 145 de la N-401 que esta próximo. Continuo por el trazado de la Titán durante 2,5 Km. para desviarme por un camino que me lleva la la N-401 para luego seguir unos 9 km. mas por carretera hasta el restaurante. Mientras espero que me recoja, sentado en la terraza veo bajar a varios participantes por la Cañada Rea Soriana Oriental para girar a la izquerda a la altura de la carretera y detrás el coche escoba. Ya en casa he querido comprobar con los datos del GPS el margen que tenía respecto al coche escoba: Yo pasé por ese punto a las 12:42 h. y el coche escoba lo hizo a las 14:06 h, es decir que llevaba un margen de 1 hora y 24 minutos. También he comprobado el tiempo invertido en mis tres participaciones en el tramo desde el cruce de la TO-2000-V (carretera de Villarrúbia de los Ojos a Urda) hasta el punto del abandono (15 Km.): este año hice ese tramo en 1 hora y 18 minutos, en 2017 en 1 hora y 3 minutos y en 2016 en 57 minutos.
Me sorprende que pasan por la carretera al menos 8 ó 10 participantes, que evidentemente también han abandonado. Al día siguiente me entere del problema surgido por la falta de líquido en el avituallamiento de la Calderina.
Otro factor que fue determinante en esta Titán fue el viento, que si bien yo apenas lo su sufrí, en la segunda mitad de la prueba castigo a los participantes dándoles de frente con rachas de 35 km/h. por lo que el final de la prueba fue autenticamente dantesco.
Llevo unos días dándole vueltas a la posible causa de mi pájara y he llegado a la conclusión de que ha sido motivada por varios factores: el haber terminado las dos ediciones anteriores me ha hecho confiarme. Este año por diversos motivos he hecho menos kilómetros y con menos tiradas largas que otros años. Por otra parte durante las vacaciones familiares de mediados de agosto a primeros de septiembre tenia planeado hacer varias salidas, pero practicamente no pude tocar la bici y cuando volví, a falta de 10 días para la Titán tal vez me pase en un intento desesperado de recuperar la forma, gastando unas fuerzas que luego me faltarón en la Titán. El ritmo durante los primeros kilómetros no me pareció excesivo, pero lo cierto es que salio una media bastante alta para mi y por último el no parar hasta el Km. 70 también debió afectarme. En fin una serie de factores y/o errores que convenientemente mezclados me llevaron al abandono.
Solo me queda dar las gracias a la organización y voluntarios por darnos la posibilidad de participar y disfrutar (a la par que sufrir) una prueba tan fantástica como esta con algún error que a buen seguro no volverán a cometer y muchos aciertos. Gracias.