TOTES LES ERMITES DEL MONTSANT

El viernes las previsiones de lluvia eran claras. Tormenta sí o sí. Pero 4 hombres de “fe” tenían que visitar a 12 santo/as ese fin de semana. Así que cargados de ilusión salieron con sus bicis de montaña a hacer camino.

Sin dudar que no sea cierto una vez visto los avisos que íbamos recibiendo por Whatsup, por SMS y llamadas de la lluvia torrencial que caía en Alcover, Valls, Reus, Tarragona,… podríamos decir que el frente tormentoso que venía en nuestra dirección se abrió para dejarnos pasar. No es que no nos mojásemos, que sí, pero no en la medida que nos iban describiendo. Rayos y truenos caían delante, al lado, detrás pero no encima de nuestro camino.

Después de 35 km nos esperaba el alto de la jornada que nos hizo pedalear fuerte sobre el suelo mojado y poner la máxima atención en el descenso.

Al final llegamos con un sol q asomaba en Cornudella dándonos la bienvenida a pies de la Sierra de Montsant (Monte Santo).

La cena del albergue resultó mejor de lo esperado.

Descanso y a reponer fuerzas para el sía siguiente.


El día nos recibió con un generoso almuerzo. Cargados de energía nos dirigimos a coronar la primera ermita donde tuvimos la suerte de intercambiar unas palabras con la ermitaña de la misma.

Nos esperaba uno de los 2 ascensos más duros de la jornada q nos regaló unas vistas espléndidas. Descenso vertiginoso y vuelta a subir para coleccionar 3 ermitas más. En una de ellas comimos, donde perdimos un par de horas que a larga echaríamos de menos. Nos adentramos en la zona más inhóspita de todo el reto. Bici al cuello, senderos estrechos, vegetación frondosa, etc. muy duro llegando a la zona de los 200 escalones no ciclable. Tanta belleza en tan pocas horas hacía q nuestra mente no lo pudiera digerir. Un par de caídas, coca-cola para reponer fuerzas porque nos quedaba el segundo ascenso duro de la jornada. Nos cogió la noche y el último tramo nos pusimos las luces. 12 horas de bici, ducha, cena, copichuela y a dormir.





Salimos de la Bisbal DF hacía la cuerva d Sta. Llúcia, cumpliendo con la tradición de mojarse los ojos con el agua para protegernos la vista. Llegamos tras fuertes pendientes a La Foia y rápidamente descendimos a Sant Roc (de las más bonitas) y Sant Joan. Unos Km. de carretera y nos enfrentamos a una tremenda subida para alcanzar el pueblo de la Figuera y volver a subir hasta Sant Pau.Este nos regala unas inmensas vistas, Ebro incluido. En este punto tuvimos la gran suerte de q Jordi, conocedor del territorio nos cambió el recorrido previsto para disfrutar de unos de los tramos más exigentes, técnicos y bonitos de la ruta. Un regalo inesperado, la guinda al proyecto. Ya muy cansados, refresco en el bar de 1931 de La Vilella Alta y a subir por la pendiente más acusada de los 3 días, menos mal q tb era la más corta.

Llegando al pueblo de Scala-Dei comunicamos al grupo q la última “ermita”, la Cartuja no estaba situada en el pueblo sino q faltaba una última subida sin importancia ;-)

Fin de la salida en la Cartoixa de Scala-Dei (escalera hacia Dios), origen del nombre de la comarca del Priorato debido a pertenecía al padre Prior.

Un final q nos llenó de alegría.