Trabadelo -Canteijeira- Balboa- Villariños-Fuente de Oliva-Castañeiras-Parajís- Valverde-Trabadelo.

Fantástica ruta alrededor de los valles que hacen de entrada a los Ancares, en su vertiente limítrofe con la provincia de Lugo.
En esta ocasión la ruta la califico de difícil, porque, como se ve en los números referentes a altimetría y kilometraje, a pesar de que este último dato entra dentro de lo que podría ser una ruta "normal", es el desnivel lo que marca la diferencia:
Tenemos varios "arreones" de subida a lo largo del recorrido, muy acusados, con desniveles mantenidos de alrededor del 15% durante varios kilómetros, lo que hace que la capacidad física del biker deba estar bien puesta a punto, para poder afrontar esta ruta con garantías de que no se convierta en un mal recuerdo.
Por otro lado, el apartado técnico cuenta también con varios tramos, tanto en subida (algo menos) como en bajada, en los que se hace necesario contar con un buen control del manejo de la bici, para no llevarse sustos. Más adelante lo comento con más detalle.
El recorrido lo iniciamos en esta ocasión en la localidad de Trabadelo, donde aparcamos los coches, en la amplia zona de parking de la estación de servicio, junto a la A6. Tomamos el trazado del Camino de Santiago, y poco después de salir del casco urbano del pueblo, nos desviamos a la derecha, por un recorrido alternativo de esta misma vía de peregrinación, señalizada con balizas que nos indican la dirección hacia Paradela y Canteijeira. Tomamos ya este camino que, en un primer tramo, siempre en ascenso, no entraña gran dificultad: camino ancho, mojado por las lluvias de las jornadas previas, pero con buen firme en prácticamente todo su trazado, salvo algunas pequeñas zonas pedregosas que exigen un plus de pericia para superarlas, con un mix de fuerza y habilidad técnica. Pasamos junto a un pequeño salto de agua, en el arroyo que discurre en paralelo al camino, que inmortalizo en la imagen del Waypoint 1.
Llegamos a Paradela (Waypoint 2), población deshabitada, y con sus construcciones muy abandonadas; continuamos tomando la dirección que nos marca la señal de la foto, siguiendo el grado de inclinación y dificultad del trazado, en el mismo nivel que veníamos "sufriendo" hasta este punto.
Cruzamos el citado curso de agua, (Waypoint 3) que hemos llevado hasta ese momento a nuestra izquierda, y a partir de aquí la cosa se va endureciendo conforme avanzamos.
Camino más estrecho, con un compendio de hojas, piedras y barro, todo ello perfectamente revuelto por los jabalís que, indudablemente, campan a sus anchas por la zona. Este panorama exige sacar todo lo que se lleva dentro para superar pequeños tramos de mayor dificultad que, encadenados uno tras otro, hacen la subida bastante exigente (Waypoint 4). Habiendo transitado ya en ocasiones anteriores por este trazado, en seco y con altas temperaturas veraniegas, no sabría decir cuál de las dos opciones me parece más liviana...
Haciendo paradas para reagrupar a los atrevid@s participantes de la jornada, y recuperar el resuello, tras superar un arreón final de 400 mts aproximadamente, conseguimos llegar al punto en el que esta subida conecta con una pista más ancha, en mucho mejor estado, y con menos desnivel, así que, con todas estas ventajas, continuar el camino, estando ya Canteijeira a la vista, se nos hace mucho más llevadero.
Llegamos al pueblo, que atravesamos en esta ocasión, sin hacer la parada que acostumbramos en su conocida palloza, y salimos del casco urbano de la localidad, en busca del inicio de la bajada hacia Balboa, siguiendo en este tramo, el recorrido de la Mirada Circular (Waypoint 5). Tras un breve ascenso, llegamos a Pumarín, e inmediatamente nos internamos en una bajada que yo, personalmente, tengo en mi "Top 5" particular de zonas de paso con mayor encanto de El Bierzo: un increíble sendero, atravesando un soto de castaños, que han de contar su longevidad por siglos, en vista de su envergadura; la belleza del entorno casi obliga a hacer una parada a medio camino, para poder observarlo en todo su esplendor, mayor si cabe en pleno otoño, como es el caso. Una delicia.
Así, alcanzamos Balboa, siendo el lugar elegido para retratar en el Waypoint 6, el castillo de la localidad.
A partir de aquí , a pesar de que el track no deja ver con claridad el recorrido seguido, (cosas de la conectividad) hacemos una parte de la subida hasta Villariños por asfalto, y otro trecho por un sendero, cuya mayor complicación es el estado de la vegetación a los lados del mismo, bastante espesa, que dificulta un tanto el avance, que debe hacerse con decisión para vencer la resistencia de las escobas y los brezos que amenazan con invadir el camino.
De este modo, llegamos a esta localidad (Waypoints 7 y 8), y sin más, seguimos, ahora sí, abandonando el asfalto definitivamente, por otro de los tramos que describía en la calificación inicial de la ruta: aproximadamente 4 kms de ascenso (sumados a los 4 que llevábamos ya desde Balboa), con un desnivel constante, con la pantalla del GPS señalando en todo momento un 15 ~16%, con una sucesión de curvas suaves, que, al salir de cada una de ellas, no dejan ver más que otro tramo de subida del mismo rango.
Alcanzamos el Waypoint 9, cercanos ya a la cota más alta de la ruta, desde donde obtenemos una fantástica vista panorámica del valle que acabamos de ascender, con Balboa al fondo del mismo. En este punto, curiosamente, rodamos a caballo en la frontera entre Galicia y El Bierzo.
Poco más adelante, encontramos un refugio (Waypoint 10) al que no accedemos en vista del cercado con el que cuenta a su alrededor con indicaciones expresas de "Propiedad privada". No siendo necesario ni caso de urgencia, respetamos las señales y continuamos nuestro camino. Por pista en buen estado alcanzamos, perdiendo altitud, por fin, Fuente de Oliva (Waypoint 11). Pequeña población, cuyos habitantes subsistieron seguramente en su día, gracias a la ganaderia. Encontramos el pueblo vacío, solo ocupado por una pareja que está rehabilitando una de las casas, que nos explican, han comprado recientemente. Mucho trabajo por delante, coincidimos en nuestra charla, es lo que les queda. No me importaría volver pasado un tiempo, para ver los progresos de la reconstrucción.
Allí, cómodamente sentados al sol en la terraza de una de las casas, con fantásticas vistas al valle que se extiende bajo el pueblo, nos comemos el bocata acompañados de "Epi", el enorme perro de la pareja de la que hablaba antes.
Continuamos nuestro camino, por la pista que une el pueblo con el resto de la civilización, que en esta época, antes de lluvias y nevadas, se encuentra en muy buen estado. Rápidamente alcanzamos Castañeiras (Waypoint 12), donde lo único que hacemos es atravesar su breve casco urbano (no más de una decena de casas), y volvemos a la ruta, que nos pone rumbo hacia el siguiente pueblo, al que llegamos, este sí, a través de carretera asfaltada, que es Villanueva. Lo cruzamos por su calle central, e iniciamos un acusado descenso, por un estrecho camino que no entraña gran dificultad, hasta que alcanzamos el recodo donde cruza el arroyo que baja por la ladera. Desde aquí, nos encontramos el tramo (breve, eso sí) más "sucio" de la ruta (recuérdese que he mencionado las lluvias de las jornadas previas), con un trecho de sólo unas pocas decenas de metros, embarrado y bastante blando. Con esfuerzo, y con el estado del sendero mejorando conforme avanzamos, llegamos a Parajís.
Desde aquí, por otro tramo de asfalto, volvemos a ascender hasta entroncar con otra vía, la LU-723. Justo en este punto, tomamos un estrecho camino que, con balizas de La Mirada Circular, nos lleva, otra vez en exigente ascenso, en primer término a Villamarin, y más adelante, a Valverde. Aquí repostamos agua a la salida del pueblo, frente a una casa con una inscripción sobre una de sus ventanas, que señala lo que suponemos, es su año de construcción: ¡¡1841!!.
Continuamos, y nos toca todavía seguir otro trecho con los piñones más grandes del desarrollo de las bicis engranados, hasta alcanzar lo alto de un cerro, desde donde ya divisamos otra vez la A6 y Vega de Valcarce al fondo del valle. Descendemos rápidamente, al principio por una pista ancha y sin complicaciones, pero encontramos un tramo final de mayor dificultad, primero por una pista más rota, y después, tras un giro a la derecha que encontramos cerrado con un pastor eléctrico, por un cortafuegos algo más complicado, por su inclinación negativa y lo sueltas que están las piedras que pisamos. Máxima atención y concentración, para no llevarnos sustos.
Por fin, alcanzamos el paso elevado sobre la A6, también cerrado por un pastor para el ganado, que, en ambos casos, volvemos a dejar perfectamente enganchados en la posición en la que los encontramos.
Bajamos ya a la N6, y tras rodar un trecho por la misma, decidimos buscar el acceso a la N6a (antigua) para esquivar el tráfico más veloz. El último tramo, ahora sí, ya lo hacemos por la carretera de mayor capacidad, para alcanzar Trabadelo a buena velocidad.
Llegados al punto de inicio (y final) de la ruta, acordamos por unanimidad, regalarnos un buen refrigerio cómodamente sentados disfrutando del sol de otoño, para, acto seguido, montar de nuevo la bici en el coche y regresar a Ponferrada, a, por supuesto, dar el merecidísimo lavado y engrase a la niña, que, como siempre, se lo ha ganado.
Día hecho!!!