TRACK IV TROFEO MIRA 2011 - 04.09.2011

IV TROFEO MTB VILLA DE MIRA
El pueblo de Mira está situado en la falda de la ladera de un monte, en la comarca de la Serranía Baja de Cuenca, en el límite con la provincia de Valencia. Su término municipal es bastante agreste y con un desnivel de 808 m. La elevación más importante es el Pico Cabero (1398 msnm) y el punto más bajo se sitúa en el Pajazo (590 msnm), en la ribera del río Cabriel. El río Ojos de Moya/Mira atraviesa prácticamente el término de Norte a Sur; entra en el territorio muy cerca del lugar conocido como la peña del carro, cruza el casco urbano de la población (denominándose a partir de ahí como río Mira) y finaliza su vida en el sur, tributando sus aguas en el Cabriel. Cerca del Molino de Fermín, a unos 2 Km. río abajo de la población, se inicia una hoz de gran belleza (por sus márgenes ha transcurrido parte de la prueba) que puede ser visitada siguiendo un agradable paseo botánico señalizado. Si queréis más información [http://es.wikipedia.org/wiki/Mira_(Cuenca)]

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¡Un día más de disfrute en el Circuito de Cuenca!

Este domingo día 4 de septiembre, tal y como viene siendo habitual se ha disputado una de las pruebas del Circuito de Cuenca. En esta ocasión nos hemos desplazado hasta Mira para disputar la IVª edición del Trofeo MTB Villa de Mira. Los intrépidos “Comando Cobra”, Alberto (apodado “el huracán”), Manolo (más conocido como “el rey de las cuestas”) y el que escribe la crónica (de mote “ésta la acabo”) hemos disfrutado de un maravilloso día de MTB, ruta completa donde las haya y con cervezas fresquitas de colofón final, ¡ah! la sandía estaba de escándalo.

Todo ha comenzado por la mañana, estábamos a las siete y media como relojes en la cochera de Manolo y hemos partido hacia Mira con ayuda de la mujer del gps, que se ha portado bien en todos los cruces.

Ya hemos comenzado adelantando hasta en la autovía, con ritmo frenético y ganas de pa,pa,pa,pa. Cuando hemos llegado al desvío de la autovía, aprovechando la parada técnica de rigor para poner gas-oil, nos hemos estacado los cafés y unos cuantos “croissants”, y algunos también se han comido incluso un plátano justo antes de la carrera. Como podéis observar, bien “alimentadicos” íbamos.

Bueno, una vez en el pueblo, del cual ya habéis tenido una detallada descripción de su orografía gracias a Manolo, el Comando Cobra se ha acicalado convenientemente, pañuelos, cascos, maillot, culotte, camel-baks gafas y rímel del bueno. Cabalgando las burras hemos pasado el control de chip, y después de calentar un poco, estudiando la salida (estrategia pura e inteligente) hemos tomado posiciones en el pelotón. Se da la salida y los dos máquinas Alberto y Manolo salen tranquilos pero a buen ritmo, yo como siempre cubriendo la retaguardia. Primer kilómetro tranquilo con alguna leve subida y comienza la primera ascensión alrededor del kilómetro y medio, sin apenas tapones ya que éramos tan solo 167 inscritos (una gozada). Después de coronar la primera cima, ya no veo a mis compañeros y doy por hecho que van a dejar el pabellón bien alto, se augura una buena participación. La primera trialera de bajada ha sido un poco lenta pero muy bonita, y me imagino que tomos hemos pensado que a la segunda vuelta se bajaría y disfrutaría mucho, y de hecho así ha sido. En cuanto hemos hecho el descenso de la primera trialera, apenas da tiempo a respirar y tras breves metros de llaneo llega la segunda cuesta, más técnica y con más pendiente (un 10% de media según San Google Earth), pero bonita y divertida. A estas alturas me pego a rueda de varios corredores que tenían más o menos mi ritmo, aunque seguro que yo les ganaba a pulsaciones, jejejeje.

Uno de los tramos más divertidos y además rápidos ha sido el que transcurre paralelo al río, senda muy bien pisada y fresquita por su cercanía al agua, daban ganas de darse un chapuzón en la segunda vuelta. Tras el paso en el puente había una pequeña sorpresa y es que de pronto, picaba hacia arriba, obligando a pedalear más duro, pero ha sido corto. Un poco más de llaneo y ratoneo por los chopos y comenzamos la última de las subidas de la primera vuelta, es aquí cuando diviso el precioso maillot de la peña, era mi ídolo “el rey de las cuestas”, y como era de esperar le pierdo la pista en cuanto comienza mi calvario de subida, pero en la bajada lo he podido pillar, no por falta de fuerza sino más bien por sentido común (Manuel es un tío muy cabal y sereno en las bajadas peligrosas). Después de la última cuesta, bastante dura por cierto, ha llegado otro tramo de mucha diversión, con sube y baja continuo pero no pesado, y llaneo como colofón de la primera vuelta. El resto de la carrera os lo podéis imaginar, lo mismo pero más divertido porque ya conocíamos el terreno, la verdad es que hemos disfrutado como niños pequeños.

Al final nuestro “huracán” ha llegado en el puesto 108, lo cual no está nada, pero que nada mal después de no haber tocado la bici en diez días, tomarse unas cuantas cervezas, salir a cenar la noche anterior, no dormir apenas esa noche y sobrevivir a un terremoto y un huracán en New York, ¡ahí es nada!.

Para remate de fiesta, nos hemos duchado cual gráciles doncellas en las duchas femeninas (a ver si pillábamos algo, pero no ha habido suerte, jejejeje, solo había otro tío ciclista que por lo visto habrá tenido la misma idea). Una vez duchaditos y acicalados nos hemos “estacao” la típica jarra escarchada de cerveza y un plato combinado de pescado que ha sabido a gloria.

¡EL AÑO QUE VIENE REPETIMOS SEGURO!

Ya de vuelta a casa, y para alimentar y trabajar todo el cuerpo, hemos desarrollado el cerebro, aprendiendo sobre la cultura americana, clase magistral del señor Alberto mientras conducía. Día completo y muy gratificante, esperamos ya ansiosos la carrera de Sisante, que también promete.
Hemos echado de menos a todos nuestros compañeros de penurias de nuestro club, seguro que a la próxima estamos unos pocos más.