UBEDA - CAZORLA

ÚBEDA – CAZORLA.

Se siguen las principales calles hasta llegar al sur de la población.

La vereda del Puente de la Reina cruza inicialmente el trazado del ferrocarril y sigue hacia el sureste entre miles de olivos. Cuando se cruza la carretera J-3130 el camino se corta al cruzar el arroyo de las Chozas por lo que debemos cruzar los campos de olivos y finalmente enlazar con la carretera J-320.

Durante 12 kilómetros la seguiremos, cercanos al Guadalquivir, dejando atrás incontables cortijos, hasta llegar a la presa del Embalse Puente de la Cerrada.

Abandonamos por ahora las carreteras y tomamos el camino de la Arena, que sigue la misma tónica. Olivos, cortijos y lomas suaves. A mitad de camino, antes de llegar a Peal de Becerro, pasa junto a una fábrica de Yeso abandonada.

Entraremos en Peal de Becerro, localidad de 5000 habitantes aproximadamente, para salir hacia el sur por carretera. Los primeros 7 kilómetros por la A-322 hasta el Cortijo de Santa Cruz, luego por la JV-7107, 12 kilómetros más. Cuando hayan transcurrido los primeros cuatro de esta vía iniciaremos la entrada en lo que, ya por fin, puede considerarse Sierra de Cazorla. Pasaremos de los 850 metros de altitud hasta llegar, en el momento de abandonar la carretera, a 1.310 metros, en un sin fin de vueltas y revueltas.

El Parque Natural Sierras de Cazorla, Segura y Las Villas es el espacio protegido de mayor superficie de España (más de 200.000 ha.), siendo uno de los núcleos de biodiversidad más importantes de Europa.

Geológicamente, estas sierras están formadas por grandes espesores de rocas calcáreas, en las que los procesos erosivos han tenido una componente química destacada, dando relieves kársticos muy característicos y abundantes: simas, poljes, cuevas subterráneas, lapiaces, formaciones de travertinos.

Extensos bosques de pinares y frondosas cubren todo el espacio, albergando especies únicas como la violeta de Cazorla, el narciso más pequeño del mundo y una singular planta carnívora. Entre las fisuras de las rocas habita un pequeño reptil: la lagartija de Valverde, mientras que en cortados y roquedos de las zonas más altas se encuentra la cabra montés. Otras especies cinegéticas son el ciervo, el jabalí y el muflón. Encontramos también mamíferos predadores y oportunistas como el zorro, la gineta y la garduña, aves rapaces como el buitre leonado, el águila real y el quebrantahuesos y una de las mayores riquezas de invertebrados de la Península Ibérica.

Dos grandes ríos nacen en el Parque Natural. En la Cañada de las Fuentes, a más de 1.330 metros de altitud, nace el río Guadalquivir, y en Fuente Segura, a 1.430 metros, el río Segura. Ambos recogen las generosas aportaciones de caudal de numerosos afluentes (ríos Guadalentín, Tus, Borosa, Guadalimar, Madera, Aguascebas.). Esta importante y caudalosa red hidrográfica ha favorecido la existencia de especies acuáticas como la trucha común, la nutria, el cangrejo de río y muchas otras.

De los casi 400 años de dominación árabe y de la época de la Reconquista se conservan en el Parque Natural los conjuntos histórico-artísticos de Segura de la Sierra, Hornos y Cazorla y construcciones como el Castillo de San Miguel de Bujaraiza, la Atalaya de la Iruela y el Castillo y Atalaya de Tíscar.

Justo donde dejamos la carretera se encuentra un observatorio de aves con vistas al arroyo del Chorro y la Casa Forestal. Un poco más adelante está el punto culminante de la subida.

La pista se deja 1.500 metros después, tomando una senda a la izquierda, hasta llegar al Monasterio de Monte Sión.

Su nombre religioso es el de desierto de Montesión, tal y como denomina la Orden de San Pablo y San Antonio Abad a estos lares. Fue creado, según reza su placa de fundación por san Julián Ferrer, después de aparecérsele la Virgen María en una cueva cercana a la capilla. Su construcción es bastante desigual en cuanto a calidad y terminación, destacando sobre todo la parte sur, donde se encuentra la capilla. El resto ha sufrido importantes remodelaciones, sobre todo a partir de la desamortización de Mendizabal, y más recientemente tras los años 60 con la vuelta de los hermanos ermitaños, que acondicionaron algunas de sus partes.

Desde el punto de vista arquitectónico destaca la capilla, siendo el resto del edificio relevante para comprender el modo de vida austero de los ermitaños. La belleza de estos lugares radica en su simplicidad y falta de comodidades. Podemos trasladarnos a otro tiempo en estos parajes y comprender esta forma de vida que, a nuestros ojos modernos, puede resultarnos impensable o cuanto menos curiosa. Está habitado actualmente por un solo monje de la Orden de San Pablo y San Antonio Abad. Este monje se resistió a integrarse a los franciscanos al desaparecer su orden, permaneciendo aquí.

Desde allí hasta Cazorla nos encontraremos rodeados de roquedos, monte y olivares. El parque natural lo tendremos a la derecha con unas impresionantes vistas de la campiña. Pero habrá que prestar mucha atención ya que la senda puede resultar complicada en ocasiones.

Bajo las ruinas del Castillo de las Cinco Esquinas primero y del Castillo de la Yedra después, llegaremos a Cazorla.

Cazorla, con sus 8.000 habitantes, dispone de una amplia gama de servicios, pero, sobre todo, es un lugar para recorrerlo despacio, callejeando por su Conjunto Histórico-Artístico, contemplando sus monumentos y su trama urbana de hechura tradicional.

Olivarera y serrana, Cazorla funde armónicamente dos universos: hacia abajo, el pueblo mira a las lomas cubiertas de olivos, con cuyos frutos se elabora un excelente aceite virgen extra con denominación de origen; hacia arriba, los ojos se llenan de bosque, de roca, de casi intacta naturaleza.

Cazorla, estratégicamente situada, permite contemplar esos dos mundos desde sus ventanas llenas de flores, desde sus miradores, desde sus blancas calles. No hay que perderse el castillo de La Yedra, sin duda la construcción histórica más señera de Cazorla, que alberga el Museo de Artes y Costumbres Populares del Alto Guadalquivir, donde puede conocerse la historia del Adelantamiento de Cazorla y contemplarse una estupenda colección de útiles agrícolas y herramientas tradicionales, además de una recreación de la típica cocina cazorleña y varias maquetas que muestran cómo se elaboraba el aceite en las antiguas almazaras. El propio edificio del castillo, con sus mazmorras y su recia torre del homenaje, es en sí mismo un viaje en el tiempo.

Entre los muchos lugares que sorprenden gratamente en Cazorla destaca la plaza de Santa María. En ella, y en su entorno inmediato, se dan cita el patrimonio histórico, la gastronomía y el ambiente de los barrios más tradicionales. En la misma plaza y en sus aledaños hay dos espacios de imprescindible visita. El primero es el Centro Temático de Especies Amenazadas, junto al río Cerezuelo, que nos acerca a los ecosistemas más representativos de Andalucía y a la situación de algunas de sus especies más emblemáticas, como el alimoche y el quebrantahuesos. El segundo es el Centro Temático Frondosa Naturaleza, una excelente exposición sobre el parque natura.

En Cazorla sobresalen eventos tan consolidados como sus festivales de teatro y de blues.