V Carrera de orientacion Agrupación Montañera Zamorana.

Pues en primer lugar tengo que dar las gracias a Toño, que me cedió el dorsal porque él no iba a poder asistir por lesión (recupérate). Había domido francamente mal, y me levante con mucho esfuerzo y sin ningunas ganas de montar en bicicleta. Una vez vencida esa pereza inicial, me acerqué con el coche hasta las cercanías del teso de las Contiendas (sitio muy recomendable). Había bastante barro (y de los pegajosos) por lo que la mañana se presentaba difícil. A los treinta valientes que nos acercamos a correr por allí nos dieron un mapa que contenía unos puntos donde estaban escondidas las balizas (27+1 en meta, que resultaron ser 26+1, porque alguien se encargó -con muy mala uva, por cierto- de hacer desaparecer la 27 (que no tiene que ser la última, porque el orden lo eliges tú). Había que coger las que pudieras con la condición de estar en meta al cabo de tres horas. Salimos disparados y empezamos a buscar. La primera fue fácil. Después fui organizando mi recorrido para hacer la menor distancia posible (teniendo en cuenta también el desnivel). El el km 2 perdí bastante tiempo buscando, hasta que comprendí que me estaba confundiendo y decidí pasar del asunto. Luego todo fue bien hasta el km 7, donde unos cuantos perdimos otro buen rato buscando algo que, sencillamente, había desaparecido. Estas dos pérdidas de tiempo me costarían caro. Las siguientes ocho balizas las encontré con bastante rapidez (por lo menos sin dudas) en solitario. En el km. 13 me reencontré con Ceferino (lo había visto en la salida y luego ocasionalmente) y decidimos continuar la búsqueda juntos. Alguna se nos resistió algo más de la cuenta, pero en general lo hicimos aceptablemente bien. Cuando llegó la hora de volver intnetamos hacerlo a toda prisa, pero primero tuvimos unas subidas tremendas y luego una bajada muy peligrosa (de hecho, Ceferino hundío media rueda en un charco de barro y salió por encima de la bici. Sin consecuencias). El último kilómetro lo hicimos campo a través (unos 200 m.) y luego atravesando una tierra (no os podéis imaginar cómo se ponen las ruedas de barro y cómo cuesta pedalear). Llegué a meta un minuto antes que Cefe, que había optado por correr con la bici de la mano, pero daba igual: tres minutos tarde. Ooohhhhh. no me importó demasiado, la verdad: me lo había pasado genial. En meta un poco de chorizo, queso, empanada y bebidas varias. Francamente contento con la organización (y tiene mucho mérito porque eran muy poquitos) de la AMZ. ¡Gracias Antonio!