V marcha 'Arroz a la zamorana'. Carbajales 2015.
near Carbajales de Alba, Castilla y León (España)
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Itinerary description
Un año más hemos venido a disfrutar de la marcha de Carbajales. En principio estábamos Joserra, Sergio, Carlos, Moisés... pero el mogollón de gente nos obligó a separanos enseguida. Cada uno iba a su rito y acabamos Sergio Moisés y yo en una grupeta (aaaaaaahhhhhh). Los primeros 30 km. son muy duros, con subidas tremendas y bajadas importantes. En una de éstas poco después de salir (km. 5) alguien se ha caído y se ha debido romper algo, porque no paraba de gemir de dolor. Y es que, y este es el principal inconveniente de esta marcha, el pelotón es muy grande y te obliga a estar con mil ojos. Nosotros hemos ido subiendo a buen ritmo y bajando como podíamos, porque casi siempre se hacía algún tapón en los puntos más peligrosos. Nos encontrábamos bien, salvo Moisés, que tenía un dolor de espalda que finalemente le obligaría a retirarse. En una de las subidas tuve la mala suerte de pinchar (hacía mucho) pero el líquido no taponaba y me tocó cambiar la cámara (qué pereza). Había sido un palito que seguía clavado, por eso no paraba de salir el aire. Continuamos a lo nuestro hasta la plaza mayor, donde estaba el primer avituallamiento. Notábamos el cansancio en la piernas, pero todavía nos quedaban 25 km. -íbamos a hacer la media- así que seguimos. Hasta ahora el pasisaje había sido muy bonito, con sus arbustos y sus senderitos. A partir de aquí, la zona es más abierta, con muchos tramos entre hierbas altas que, por mucho que estuvieran aplastadas, frenan de lo lindo. Aún así, también tiene su encanto. Tocaba viento en contra hasta los aerogeneradores. Una barrita, un gel y seguimos. Después, llegamos al cruce que separaba la ruta media de la larga y el loco de Sergio decidió que es la que íbamos a hacer, así que en lugar de 20, nos quedaban 35 km. más. Todo controlado hasta el km. 50 donde mis piernas empezaron a flojear, me dolían y no podía acelerar ni en el terreno más fácil, le dije a Sergio que tirara él (es una máquina), pero tuvo paciencia y me esperó un par de veces. Me tomé un gel, pero parecía que no funcionaba, luego un plátano y... bueno, algo hizo clic en mi cuerpo y se recuperó milagrosamente. Unos 7 quilómetros después (se me hicieron eternos, me hubiera bajado de la bici allí mismo, en mitad de ningún sitio) del bajón pude continuar y mantener un buen ritmo. Hay que decir que seguía habiendo subidas, pero ya no eran tan brutales como al principio, así que conseguimos llegar a meta bastante pronto y mucho más enteros de lo que pensaba tras ese momento flojera tan horrible. En la meta nos esperaba cerveza fresca, que entraba divinamente, mientras llegaban los valientes senderistas que se metieron 25 km. a pie. Comida de hermandad (arroz a la zamorana, claro) y a Andavías a tomar el café. Feliz. Fenomenal.
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