V Marcha Mas Caña-da. Alaejos 2015.

Pues también se podía haber titulado gorilas en la niebla, porque desde que salí de casa a las 8 hasta que he vuelto, la niebla ha sido la compañera. Ya sabéis que eso supone ir sin gafas, por lo que no ves lo suficiente para anticiparte a lo que viene (cosa importante para evitar caídas, por ejemplo). Y, por otra parte, en una marcha con tanta gente, la arena (que había para dar y tomar) y el barro se meten en los ojos con bastante facilidad (salvo que vayas con cara de Fary comiendo limón, o de frutero como dirían Toño y Eugenio). Aunque la ruta está bien en general, no es de las que pasarán a la historia y hay algunas cosas que no me han gustado. En primer lugar, en la salida la gente estaba un poco alterada y ha empezado a adelantar en sitios donde no se debería, con un solo sendero estrecho, porque luego vienen los frenazos. Ahí faltó la educación y sobró testosterona. Después, motos y quads de la organización nos adelantaban para situarse en los cruces. Bien, pero peligroso con la niebla y con la velocidad que llevaban (sobre todo el quad que iba con pasajera y tenía que hacer el macho alfa). En cuanto al terreno no está mal, pero hay demasiados quilómetros de caminos anchos y llanos y muchos menos de senderos, bajadas y subidas (claro que esto ya va en gustos, porque hay a gente que piensa exactamente lo contrario que yo). Sí que es verdad que hay algunas zonas muy chulas, con bosques, hoyas, rampones... En este sentido, la estrella de la ruta es la llamada cuesta del Horno Cazo (km. 29), un rampón termendo que muy poca gente subió sobre la bici (regalaban un jamón al primero que lo hiciera). Yo no lo conseguí, porque las piedras sueltas te hacen perder enseguida tracción y poner el pie en el suelo, aunque hay cuestas más duras (la Carba, sin ir más lejos). Como tengo mucha raza y mucho pundonor (como dicen los comentaristas de la selección) cada vez que ponía el pie en el suelo paraba y me montaba de nuevo en la bici. Así que subí, sí, pero con paradas. Aquí también influye bastante que la gente que sube andando pasa de todo y no deja pasar a los que quieren intentar subir sobre la bici (y no me estorbaron solo a mí, que lo intenté dos veces sin éxito, sino a un montón de gente). Y después de la subida llegó el avituallamiento, dobde el agua se había acabado ante el cabreo natural de la gente -yo tuve suerte y llevé suficiente-. Y hasta aquí lo negativo. Lo positivo es que hoy, siguiendo los consejos de un experto -Rubén- he comido mucho más a menudo y me he encontrado con fuerzas durante los 60 quilómetros. También me ha gustado disponer de abundante agua caliente y unas instalaciones bien acondicionadas. La comida también me ha gustado mucho, porque los tres o cuatro bares de la plaza de Alaejos han sacado pinchos de chorizo asado y torreznos, caldo caliente, tortilla, queso, jamón serrano (muy rico, la verdad), vino, agua y cerveza. Si el tiempo hubiera acompañado se estaría allí estupendamente. Aunque en principio pensé que no, a lo mejor repito para otro año para ver los paisajes que hoy me he perdido. Y ya no os aburro más, pero podría ¿eh?.  ¡¡¡Hasta la semana que viene, amigos!!!