Valdeganga, las mariquillas, Bolinches y vuelta. 30 km de las mejores sendas limpias. Un disfrute¡¡

Con lo cerca que la tenemos y lo poco que la aprovechamos. Valdeganga es un paraíso continuo de sendas limpias, con preciosos paisajes y al lado de Albacete. Los fines de semana nos liamos la manta a la cabeza y salimos a la sierra en busca de lo que tenemos en Valdeganga. Cierto es que ir pedaleando se hace un poco pesado, pero si metemos la bici en el coche tenemos tiempo para hacer 60km de sendas rodeando el pueblo y llegar con tiempo a casa antes de comer.
La pasada tarde Sergio y un servidor no teníamos tanto tiempo, pero en poco más de dos horas nos dio para hacer 30 km de sendas limpias una tras otra que hacen que esta etapa sea un auténtica delicia.
Comenzamos bajando del pueblo por carretera y nos desviamos a la senda de toboganes entre pinos, que con las tareas de poda ahora estaba un poco desdibujada en algunos tramos.
Seguimos por camino siguiendo el cauce del río hasta llegar a la primera senda de subida, que seguramente nos pillará fríos y quizás no toque subir a pié.
Unos metros de camino y enlazamos con la senda que termina en una gran antena y que es una delicia, con curvas cerradas franqueadas por pinos jóvenes y suave sube-baja del terreno. Merece la pena parar a media senda y mirar el valle y el pueblo que dejamos a la espalda.
Un par de km de pista, que por cierto está recién arreglada con máquina, igual que la que sigue el río y enseguida tenemos una senda corta y rápida a la derecha que nos baja al río.
Seguimos el camino del rio cobijados por choperas y demás vegetación de ribera y disfrutando de sus colores otoñales llegamos hasta las mariquillas.
Aquí hacemos una pequeña senda de subida a la izquierda y regresamos por pista de nuevo al camino unos metros más adelante. Seguimos el camino paralelo al río y encontramos algunas pasarelas de madera que bajan al río.
Llegaremos a una obra hidráulica con un puente metálico con dos puertas con candado que debemos saltar para cruzar, sin demasiada complicación y seguir hacia la izquierda.
Cuidado con este tramo ya que la senda está demasiado pegada al terraplén del río y la vegetación casi crece en falso. También hay algún desprendimiento de la senda y algún hoyo, por lo que casi mejor hacerla andando ya que un traspié tonto nos puede complicar el día.
Subimos por pista hasta un camino elevado que tiene pinta de ser una vía de tren que no llegó a funcionar y salimos por la derecha hacia una senda que llamaremos de la cueva del lobo.
De aquí a Bolinches iremos uniendo sendas una tras otra con pequeños tramos de camino. Hay que estar atentos al track para no saltarnos ninguna senda.
No llegamos a la central de Bolinches y subimos directamente una senda empinada en su comienzo y que prácticamente nos lleva hasta Valdeganga. Senda larga de unos 6 km en suave descenso en la que disfrutaremos como críos. Lo más parecido a la senda del agua. No hay sustos ni pasos complicados, quizás uno o dos, pero poca cosa por lo que el disfrute y la conjunción con la bicicleta y la senda es total, casi catártica.
La parte final de esta senda es divertidísima con un par de grandes toboganes. Un poco de cuidado en el último pues hay tierra suelta y podemos clavar la rueda delantera.
Nos queda la subida final a Valdeganga por carretera y en poco más de dos horas nos hemos metido 30 km de sendas que nos hacen irnos con la promesa de no tardar en volver y completar esta etapa.
¡!Pura vida¡¡