Valdeganga Pura Vida¡¡ Ensalada de sendas con la rambla del Vallejo del Pavo. Para disfrutar¡¡

Valdeganga es un paraíso de sendas que nos hará disfrutar kilómetro tras kilómetro de nuestra bicicleta de montaña. Si además vamos acompañados de buenos amigos, entre las bromas y el buen ambiente la mañana es de esas que a uno le dibujan una sonrisa en la boca al recordarlas.
Además de Juanto, Jose, Carlos y un servidor del equipo Pura Vida¡¡ se nos unió Antonio (yellowSub en kikiloc) de pedaladas globeras, con el que fuimos charlando toda la mañana y disfrutando de su compañía y conocimientos, pues es un gran conocedor de la zona y nos iba cantando los desvío en las sendas. Así da gusto.
Comenzamos la mañana al filo de las 8 y como veréis en las fotos en esos momentos aún estaba helando. El termómetro marcaba -6 grados centígrados y tanto pistas como sendas estaban congeladas por lo que se imponía la prudencia para no tener caídas.
Comenzamos bajando del pueblo por carretera y nos desviamos a la senda de toboganes entre pinos, que parece que está de nuevo un poco más sentada que hace un mes que estaba un poco desdibujada en algunos tramos. Eso sí, mucho hielo y mucho cuidado, al menos un servidor.
Seguimos por camino siguiendo el cauce del río hasta llegar a la primera senda de subida, que con su primer rampón comienza a calentarnos y se nos va el frío rápido.
Unos metros de camino y enlazamos con la larga senda que termina en una gran antena y que es una delicia, con curvas cerradas franqueadas por pinos jóvenes y suaves toboganes. Merece la pena parar a media senda y mirar el valle y el pueblo que dejamos a la espalda.
Un par de km de pista, y enseguida tenemos una senda corta y rápida a la derecha que nos baja al río, don de Carlos comienza a disfrutar como un loco y ya va haciéndonos partícipes de su emoción en cada curva.
Seguimos el camino del rio cobijados por choperas y demás vegetación de ribera y disfrutando de sus colores otoñales y pasando un poco de frío nos cruzamos con otro grupo de ciclistas. Pasamos bajo el árbol que hace puente natural en el camino y llegamos hasta las mariquillas.
Aquí hacemos una pequeña senda de subida a la izquierda y regresamos por pista de nuevo al camino unos metros más adelante, no tiene nada, pero nos entretenemos. Seguimos el camino paralelo al río y encontramos algunas pasarelas de madera que bajan al cauce.
Llegaremos a una obra hidráulica con un puente metálico con dos puertas con candado que debemos saltar para cruzar, sin demasiada complicación y seguir hacia la izquierda.



Cuidado con este tramo ya que la senda está demasiado pegada al terraplén del río y la vegetación casi crece en falso. También hay algún desprendimiento de la senda y algún hoyo, por lo que casi mejor hacerla andando ya que un traspié tonto nos puede complicar el día.
Aquí hemos subido por una rambla rota que está cerrada por la vegetación. Por verla, pero quizás no merezca la pena hacerla de subida y es fácil enganchar la ropa por lo cerrado de las ramas. Casi mejor seguir el camino y enseguida a la derecha para retomar el track.
Nos deja en un camino elevado que no es sino la vía de tren Baeza –Utiel que no llegó a funcionar y tras unos minutos salimos por la derecha hacia una senda que llamaremos de la cueva del lobo.
A estas altura decido beber agua de la mochila con el tubo y… tubo congelado¡¡ La primera vez que me pasa esto y me quedo realmente alucinado. Antonio me explica que para evitar esto en días tan fríos, es recomendable una vez has bebido soplar por el tubo para que el agua regrese de nuevo a la mochila donde va más protegida. Buen truco.
De aquí a Bolinches iremos uniendo sendas una tras otra con pequeños tramos de camino. Hay que estar atentos al track para no saltarnos ninguna senda y es trazado sencillo y ameno donde ir rápidos atentos al terreno. Solo tenemos una bajada pronunciada sin mayor complicación donde meter culo atrás y poco más, como podéis ver en el video.



A estas alturas el grado de disfrute con los compañeros era máximo, continuas risas y buen humor nos hacían ir fresquitos pero felices.
La idea era almorzar en la central de Bolinches, pero encontramos un agradable claro donde el sol nos animó a parar y tomar algo. Buena idea pues al bajar al río, la umbría y la humedad bajaron la temperatura unos cuantos grados.
No llegamos a la central de Bolinches y subimos directamente una senda empinada en su comienzo y que prácticamente nos lleva hasta Valdeganga. En este punto nos encontramos de nuevo al grupo ciclista que venía haciendo un trazado similar al nuestro, paro en sentido contrario. Tras un tramo de suave subida, la larga senda de unos 6 km va serpenteando siguiendo a cierta altura el valle en suave descenso, con un trazado limpio y sin brusquedades, lo más parecido a la senda del agua. No hay sustos ni pasos complicados, quizás uno o dos, pero poca cosa por lo que el disfrute y la conjunción con la bicicleta y la senda es total, para disfrutarla a tope.
Llegaremos a un camino y prácticamente la senda continúa bajando y nos deja al pié de la subida al pueblo. Esta parte final es más rápida y divertidísima, con algún paso donde tener cuidado, pero en general muy intuitiva, con un par de grandes toboganes en la parte final. Un poco de cuidado en la última rampa pues hay tierra suelta y podemos clavar la rueda delantera.
Aquí Antonio decide continuar hacia Valdeganga y enfilar Albacete por la vía verde pues tiene compromisos al final de la mañana. Una pena perder un compañero a media ruta, pero un disfrute gozar de su compañía.
Seguimos la ruta subiendo en dirección a Mahora, primero por asfalto, luego camino y de nuevo asfalto, para una vez arriba bajar como locos por una senda que trascurre entre terrazas con giros más o menos cerrados y muy divertida para los más técnicos. Juanto, Carlos y Jose la disfrutan de lo lindo y luego ya… llego yo.
Nos deja en un camino roto que debemos subir y luego se torna en senda de subida donde debemos tirar de riñones. Llegamos a un camino y enseguida a la derecha sale una senda difuminada que además han labrado. Veremos una casa de aperos, pues sale antes de esa casa a la derecha. Cuidado con esta senda porque tras unos matorrales hay un paso técnico. No tiene mucha complicación, pero debemos corregir a la derecha justo tras la bajada o nos salimos del camino, y la posible caída es puñetera. Nos deja en una rambla y luego iremos enlazando pequeñas sendas con caminos. Nos queda un poco de pista y subida suave para buscar el comienzo de la rambla del Vallejo del pavo.
Esta rambla es la segunda vez que la hago y comentar que no la ví documentada en wikiloc la primera vez que la hice, que fue con mi buen amigo Adolfo hace cosa de un mes.
Comentar que es ciclable quizás al 60% el resto deberemos cargar con la bici, pero no es larga ni se hace pesada y es bonita de ver. Tenemos una zona al principio de rocas, un poco más incómoda y después distintos pasos de arena que ahora están muy sueltos, pero que en verano seguro que se hacen bien y podremos pasarlos bien sobre la bici. Todo el rato debemos ir buscando las posibles trazadas pues en ocasione es recomendable buscar las laderas, en otras la arena del cauce seco y en otras …. Aventura ¡¡ El paisaje es interesante y en zonas encajonadas las paredes de arenisca dejan al descubierto gran cantidad de caracoles fosilizados.
Llegamos a una zona donde se une algo parecido a un camino por la izquierda y veremos un pequeño murete hecho con piedas. Es el momento de dejar la rambla por la derecha. Sale una senda que va paralela al cauce por la derecha y subiendo. Debemos seguirla pues tras ese punto la rambla se encajona demasiado. Por esa senda llegaremos paralelos a la rambla y sin problemas a la carretera.
La idea era seguir hasta Puente Torre y hacer algunas sendas en la otra parte del rio antes de subir a Valdeganga, pero no sé quien dijo no se que de unas cervezas, y con unos incluso calurosos 12 grados de temperatura, decidimos regresar al pueblo.
Nos queda la subida final a Valdeganga por carretera, donde paramos en la fuente para reponer algo de líquido previo a la cerveza y seguimos hasta los coches.
Nos vamos con una gran sonrisa en la boca deseosos de repetir la experiencia cuanto antes.
Pura vida¡¡