Valle del Badiel Xtrem 2021

Esta ruta por el valle del Badiel, en la provincia de Guadalajara, nace con el propósito de enlazar cuatro sendas en descenso que requieren de una buena técnica en ciertos puntos pero que sin duda poseen una gran belleza. La época ideal para realizarla es la primavera ya que así podremos disfrutar del intenso verde de los campos de cereal que tapizan el valle. Transitaremos, además de por las citadas sendas, por caminos y pistas que recorren las vegas y por bosques de encinas que se extienden en sus laderas. Comencemos:
Partimos de la localidad de Gajanejos, situada a unos 25 minutos de Guadalajara por la A2 en dirección Zaragoza. Este pueblo fue destruido totalmente en la Batalla de Guadalajara, en marzo de 1937, y el actual es fruto de una reconstrucción a cargo de la Dirección General de Regiones Devastadas. Desde un mirador que da vistas al valle nace la primera senda en descenso: la senda del Monasterio. Un primer tramo con rocas que nacen del suelo y manto herboso hasta llegar a una fuente y desde aquí un segundo tramo que recorre la falda del cerro. Sendero limpio y muy disfrutón hasta bajar al camino cercano al monasterio vivo más antiguo de la provincia de Guadalajara: el monasterio benedictino de Valfermoso de las Monjas. Esta zona es un auténtico vergel con abundante vegetación y agua, un oasis verde. Nada más bajar nosotros tomamos el camino que por la vega nos dirige de nuevo a Gajanejos pero es recomendable desviarse un momento para visitar el entorno del monasterio. Ascendemos de nuevo a Gajanejos por una pista con buen firme y llegamos hasta la vía de servicio de la A2 donde nos encontramos al toro de Osborne. Inmediatamente salimos de la vía para afrontar un bosque de encinas que nos dirige a la segunda senda de la ruta: senda del Molino que nos baja hasta la localidad de Utande. Esta senda es más técnica que la anterior. Tiene dos puntos complicados: el inicio con mucha piedra suelta que te hace botar como un balón y un hundimiento en el terreno en su parte final que nos obliga a desmontar. Sin embargo, su tramo medio es más noble y conforma un bonito túnel vegetal. Llegamos así a Utande y tomamos una pista que circula por el fondo del valle atravesando un verde océano cerealista que se mece suave al compás del viento. Ascendemos hasta coronar el alto cercano a la localidad de Villanueva de Argecilla y sin llegar a ella, tomamos otro camino que nos deja en el bosque por el que desciende la tercera senda: senda de la Nava. Esta, junto a la primera, es una joya. Salvo un par de escalones al inicio en los que hay que tener cuidado, esta vereda es una concatenación de giros divertidísimos enmarcados por una exuberante frondosidad que te obliga a pegar la cabeza al manillar en más de una ocasión para no golpear el casco con las ramas. Una delicia. Llegamos de nuevo a Utande y tras reponer agua en su fuente tomamos otra pista que nos dirige por el centro del valle hasta Muduex primero y después Valdearenas. Justo al llegar a esta segunda localidad afrontamos un camino que deviene en senda: la senda de la Icedra, en fuerte ascenso muy incómodo por la cantidad de arbustos espinosos. Atención en este punto porque nosotros cometimos un error y tuvimos que descender un tramo, en el track se aprecia bien el equívoco. La senda sigue subiendo, pasa por la fuente de la Icedra, que nos permitió aliviarnos un poco del sofocón del ascenso, y luego continúa convirtiéndose en un surco muy empinado que nos obligó a descender de nuestras monturas. Con bicicleta eléctrica o estando muy fino se podría subir pero es muy duro. Además, esta senda de ascenso no es muy transitada y la vegetación arbustiva se ha adueñado de ella lo que complica aún más la cosa. Finalmente coronamos hasta un nuevo mirador del valle y tras un breve llaneo afrontamos la cuarta y última senda de la jornada :senda del Borrico. Se desarrolla también por bosque de encinas y esta era la única que no conocía previamente. Es una senda con bastante piedra suelta en muchos tramos y algún surco técnico, yo diría que la más compleja de las cuatro. A pesar de ello te sumerge otra vez en una fantástica bóveda vegetal. Legamos hasta el frontón de Muduex, con rocódromo incluido, y desde aquí comienza la última subida: es una amplia pista, con algo de gravilla suelta que en su parte media es atravesada por la carretera pero con un desnivel tan continuo y en ocasiones tan brutal que te saca el corazón por la boca. Mucha paciencia, cabeza gacha y molinillo. Al llegar arriba último tramo por bosque hasta regresar a Gajanejos. Una ruta épica, muy completa y variada tanto en tipo de terreno como paisajísticamente que te dejará un gran sabor de boca.
Por último agradecer a mis compañeros de fatigas Luis, Jaime y Emilio por tantos y tan buenos momentos compartidos. A lo largo de muchas rutas como esta nos hemos retorcido encima de las burras, hemos pasado sed, caídas, calor y frio, alguna pájara, nos hemos perdido y hemos sufrido como perros. Pero, por encima de todo, nos hemos reído y hemos sabido disfrutar de todo esto.
GRACIAS AMIGOS.