Valverde Ribera Zahurditas Puya Manzano Peñas Blancas

Ruta que se hace por completo por pistas, con el objetivo de rodar y hacer desnivel. Aparte de eso, afortunadamente, el paisaje acompaña y el grueso de las pistas recorridas son menores, y por tanto, agradables de rodar.

DESCRIPCIÓN DE LA RUTA

Tradicional salida de Valverde por el embalse inferior de Silillos, y los sube - bajas que lo siguen, hasta llegar al Cañamar, que en este caso no vadeamos, buscando la Ribera de Valverde, sino que lo hacemos buscando la subida al Collado de la Legua, duro en su tramo inicial, y con paisaje que varía por la explotación forestal en la zona.

Tras el collado, seguimos por pistas menores y con algún sube-baja hacia el Barranco de las Higueras y el del Buetre, buscando la Ribera de Valverde, la cual acompañamos unos metros, primero por el cauce y luego por pista entre frondosa vegetación y en un profundo desfiladero, hasta llegar a la pasada de hormigón de la Revuelta del Risco.

Allí tomamos la menor de las pistas posibles, que es la que sube hacia las Zahurditas por el Barranco (y embalse) de los Silos, en una larga subida por un bonito paisaje y pista que se va endureciendo para castigarnos al final si fuimos osados en el ritmo.

En las Zahurditas optamos por tomar la bajada más larga hacia el Barranco del Peral (no sé si es el anti Angliru o el contra Angliru), por su mejor paisaje, aunque implica algún pequeño tramo de ascenso y otros de rodar.

Cuando llegamos a dicho barranco, listos para afrontar el ascenso de la Puya con tranquilidad, por lo que aún queda de ruta, nos encontramos con una cacería y nos informan de que sueltan a los perros en 15 minutos. Así que, al no haber otra salida que no fuera volver por donde vinimos, nos pegamos una gran paliza subiendo a tren y en silencio, mientras pasamos más de una decena de puestos de caza, la mayoría en la misma pista, y el menos incorrecto a unos 20 metros de la misma, llegando a la pista de las Cabezas, arriba de la Puya, algunos minutos después de la hora prevista de suelta de los perros (e inicio de los tiros, por tanto), sin resuello y un poco estresados, por lo que nos paramos en plena pista a comer el bocata, para disgusto de los que soltaban los perros (disgusto evidente, aunque no dijeron nada).

Ya más tranquilamente, recorremos unos metros la anodina pista de las Cabezas hasta la zona denominada Los Barreros, donde nos desviamos de la misma en la bajada hacia la Rivera del Manzano, por una rápida pista qúe sólo abandonamos unos metros para catar el antiguo camino, convertido en sendero, mientras nos castigan las jaras que lo han invadido.

Vadeamos la agradable Rivera del Manzano (foto 1) e iniciamos el tercer ascenso largo de la jornada, que discurre junto al Barranco del Algarrobo, con su agradable arroyo y frondosa vegetación, hasta el Collado de los Franceses.

Terminado el ascenso, seguimos por pistas menores, ahora cresteando por zona abierta con amplias vistas hacia Minas de Riotinto y Berrocal, y hasta la Sierra de Aracena, de nuevo por toboganes, claro. Así nos plantamos en breve en la zona denominada Lentiscarejo, que es un remoto mirador privilegiado del río Tinto (foto 2), donde reponemos fuerzas con lo que nos queda mientras admiramos el paisaje y compartimos fotos en un primaveral día (aunque empezó con frío).

Bajamos del mirador por en cortafuegos algo empinado, pero fácil de recorrer, y donde sólo debemos tener cuidado con no lanzar demasiado la bici, pues en el último tercio hay un pequeño escalón y llegamos a la pista de Peñas Blancas, donde tras cruzar de nuevo la Rivera del Manzano, empezamos el cuarto (y último) ascenso largo de la jornada, que nos devuelve a la pista de las Cabezas.

Recorremos esta pista todo lo rápido que podemos, que no es mucho porque ya acumulamos desnivel y kilómetros, y la primera parte de la pista es siempre en falso llano, con algún tramillo de ascenso, y nos plantamos en la cima del Cabezo del Segunderalejo, para abandonar (por fin) la pista y tomar la bajada a las Minas de Masegoso por sendero, que sigue muy dañado y perdido, por los trabajos forestales con máquinas.

De nuevo por anodina pista, salvamos sin ganas la subida y bajada a la Mina de la Ratera, las tediosas cuesta arriba hasta la cola del embalse inferior de los Silillos, y el ya penoso falso llano asfaltado que nos lleva al cementerio de Valverde para completar la ruta, lavar las bicis en el surtidor y tomar una caña en Venta de Eligio, para pasar los 61 km de distancia recorridos y los 1.850 m de desnivel ganados.