Veredas y arrastraderos de Valsaín
near Tabanera del Monte, Castilla y León (España)
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Itinerary description
Álvaro, Armando, Iñaki y Jarri se dieron cita esta mañanita para disfrutar por veredas, arrastraderos y caminos con más barro que el Pantano cuando está bajo.
Partimos del carril bici hacia Robledo a las 9:00 con muchísimo viento (hoy no hacía pá flaca, no). Bordeamos el Pantano hasta subir por Valparaíso hasta el cementerio de Valsaín, Cruz de la Gallega y pista hasta el cruce de los Aleonardos, donde empezó el patapúm pabajo del bueno: un arrastradero con pendientes de infarto, donde hay que tirar bastante de freno, no es momento de dejarse caer a lo loco, el terreno es demasiado empinado y en ocasiones bastante roto.
Una vez abajo, tomamos el primer camino “visible” a la derecha, dirección Fuente de los Linos (que nunca vimos). A partir de aquí, el camino es, desde más o menos bueno, a repechos cortos, lodazales, bajadillas entre rocas, entre zarzas, más lodazales y arroyos varios.
Así hasta que terminamos por llegar al río Eresma y continuamos cerca del cauce, en sentido contrario a su curso.
En vez de tomar el camino que hay a mano derecha nada más pasar donde estuvo el puente de madera que cruzaba el río, seguimos cerca del río: craso error, nos tocó patear un poco y lo peor: Iñaki voló sin bici. Tras los comentarios (in)oportunos de Armando y la réplica de Iñaki: “calla, ostias!!” seguimos hasta dar con el Arroyo Minguete hacia la derecha (una zona chulísima), hasta cruzar dicho arroyo por el puente de madera que hay más arriba.
Después, nos dejamos caer por la pista forestal asfaltada hasta el Puente de la Cantina y la Fuente de la Canaleja (Fuente de los Mosquitos pá los jegovianos, de toa la puta vida). Algo de papeo y a seguir por los “tubos”, camino que va paralelo a la carretera CL-601 del Puerto de Navacerrada. Este camino es disfrute y diversión asegurada. Está escojonao por la maquinaria de explotación de los pinares de Valsaín, pero aún así, es un contínuo tobogán. Hasta que llegamos al Arroyo Peñalara y nos dio por subir, casi a lo mecagüen, hasta encontrar un paso. Así lo hicimos: un puente de madera y luego otro “con felpudo incluido!!”
Y poco más, acabamos en el CENEAM, vereda por detrás de La Pradera, Cosíos, Fuente del Cochero y a darle un manguerazo a las bicis en la gasolinera de La Granja.
Birras con tortilla en el Colle para reponer.
Ha debido gustar tanto que se comenta que ya se está preparando la 2ª edición.
Partimos del carril bici hacia Robledo a las 9:00 con muchísimo viento (hoy no hacía pá flaca, no). Bordeamos el Pantano hasta subir por Valparaíso hasta el cementerio de Valsaín, Cruz de la Gallega y pista hasta el cruce de los Aleonardos, donde empezó el patapúm pabajo del bueno: un arrastradero con pendientes de infarto, donde hay que tirar bastante de freno, no es momento de dejarse caer a lo loco, el terreno es demasiado empinado y en ocasiones bastante roto.
Una vez abajo, tomamos el primer camino “visible” a la derecha, dirección Fuente de los Linos (que nunca vimos). A partir de aquí, el camino es, desde más o menos bueno, a repechos cortos, lodazales, bajadillas entre rocas, entre zarzas, más lodazales y arroyos varios.
Así hasta que terminamos por llegar al río Eresma y continuamos cerca del cauce, en sentido contrario a su curso.
En vez de tomar el camino que hay a mano derecha nada más pasar donde estuvo el puente de madera que cruzaba el río, seguimos cerca del río: craso error, nos tocó patear un poco y lo peor: Iñaki voló sin bici. Tras los comentarios (in)oportunos de Armando y la réplica de Iñaki: “calla, ostias!!” seguimos hasta dar con el Arroyo Minguete hacia la derecha (una zona chulísima), hasta cruzar dicho arroyo por el puente de madera que hay más arriba.
Después, nos dejamos caer por la pista forestal asfaltada hasta el Puente de la Cantina y la Fuente de la Canaleja (Fuente de los Mosquitos pá los jegovianos, de toa la puta vida). Algo de papeo y a seguir por los “tubos”, camino que va paralelo a la carretera CL-601 del Puerto de Navacerrada. Este camino es disfrute y diversión asegurada. Está escojonao por la maquinaria de explotación de los pinares de Valsaín, pero aún así, es un contínuo tobogán. Hasta que llegamos al Arroyo Peñalara y nos dio por subir, casi a lo mecagüen, hasta encontrar un paso. Así lo hicimos: un puente de madera y luego otro “con felpudo incluido!!”
Y poco más, acabamos en el CENEAM, vereda por detrás de La Pradera, Cosíos, Fuente del Cochero y a darle un manguerazo a las bicis en la gasolinera de La Granja.
Birras con tortilla en el Colle para reponer.
Ha debido gustar tanto que se comenta que ya se está preparando la 2ª edición.
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