Vozmediano, Nacimiento río Queiles y Cañón del río Val (Cascada del Pozo de las Truchas), desde Los Fayos

Aparco la furgoneta en la bonita población de Los Fayos (no es fácil, hay pocos sitios), donde comienzo a pedalear por la carretera hacia el embalse del Val, hasta alcanzar un cruce, donde continúo todo recto por el Camino de Vozmediano, que va paralelo a la margen izquierda del río Queiles, represado aguas arriba por el embalse de Queiles, donde el asfalto da paso a un camino de tierra, por el que avanzo siempre en ligero ascenso, más lento de lo esperado, ya que la grava se acumula en algunas partes del camino, agarrando las ruedas.

La mañana es agradable, las vistas poco a poco se amplían, pudiendo disfrutar del Moncayo y la Peña Negrilla, alternando zonas de claros, con un bonito bosque de ribera, que no deja ver el cauce del río Queiles, observando ya a lo lejos, los torreones del castillo de Vozmediano, construido en el S.XII.

Sobre el kilómetro 9, salgo a la carretera de Vozmediano, por la que pedaleo durante medio kilómetro, adentrándome en sus calles, que a estas horas están repletas de motoristas, ciclistas y caminantes almorzando, todo un clásico de la zona, mientras continúo atravesando sus calles, para seguir avanzando por el Camino Natural del Agua Soriano, un camino acondicionado con una larga pasarela de madera, totalmente innecesaria, por la que me desvío durante unos minutos, para visitar el nacedero del Queiles.

Después, regreso sobre mis pasos, para afrontar una corta pero dura subida, con el piso adoquinado, para continuar por terreno llano, disfrutando de las vistas de la Peña Negrilla, hasta cruzar el lecho seco de un barranco, donde afronto una larga y dura subida, donde en los metros finales me toca poner pie a tierra.

Una vez superado, continúo pedaleando disfrutando de la amplia panorámica, en el que destaca la montaña local del Paguillo, donde las nubes, hoy no dejan ver el pirineo oscense y navarro, mientras sigo avanzando ya por terreno llano, atravesando El Gayubar, donde el camino se bifurca en dos, tomando el ramal de la derecha (los dos acaban en Aldehuela de Ágreda), por el que realizo un agradable descenso entre pinos, bordeando la pequeña pedanía de Aldehuela de Ágreda.

En este punto, inicio un largo descenso, con cuidado, ya que el camino está vestido de vegetación quemada por el sol y apenas vislumbro lo que hay debajo, hasta llegar a la altura de un depósito de agua, donde recupero los metros perdidos, aunque el piso mejora considerablemente, haciendo una pequeña pausa para observar el tramo recorrido y echar un trago.

Luego, inicio un largo descenso por un cómodo camino, disfrutando de las vistas del Moncayo y la Peña Negrilla, pasando junto a una granja, donde el camino gira bruscamente a la izquierda, enlazando con la vieja carretera de Ágreda, por la que desciendo durante algo menos de un kilómetro (800 metros), hasta tomar a mano derecha un camino de tierra, por el que bajo a una granja, donde enlazo con el Camino de las Alforjas, que va realizando largos sube y baja, que calientan las piernas.

Tras una ultima subida, el camino empieza a realizar una sucesión de largas lazadas, hasta enlazar con las marcas blancas y amarillas del PR-SO20, que viene desde Ágreda, que en ligero descenso se transforma rápidamente en un bonito sendero, por el que me adentro en el Cañón del río Val, por un sendero acondicionado con una larga barandilla de madera y cadenas, totalmente prescindible que afea el entorno, teniéndome que bajar en una ocasión de la bicicleta, para bajar por una larga escalinata hasta el mismo cauce del río Val.

Ya en la margen izquierda del río, continúo pedaleando tranquilamente disfrutando de un espectacular bosque de ribera, que inunda el entorno, un pequeño vergel tan solo roto por el olor a sulfatos del río Val, debido a los vertidos contaminantes de la Depuradora de Ágreda-Ólvega y a una pequeña subida, acondicionada con unos escalones hechos en la roca, que me obligan a bajar de nuevo de la bicicleta.

Superado este obstáculo, desciendo de nuevo hasta el cauce del río, donde tengo la oportunidad de visitar la Peña del Tío Fresquito, un perfecto mirador del Cañón del río Val que ya visite la vez anterior, así que tras cruzar por una pasarela de madera el cauce del río, prosigo pedaleando observando arriba el peñasco que conforma la peña antes mencionada.

Unos metros más adelante, alcanzo una larga escalinata en forma de L invertida, por la que desciendo bicicleta en hombro. En este lugar, se encuentra el desvío a la cascada del Pozo de las Truchas, donde dejo la bicicleta para subir unos metros caminando por una repisa acondicionada con pasamanos y varias grapas, por la que llego a esta bonita cascada, originada por la formación de rocas de toba calcárea.

Cinco minutos más tarde, regreso al sendero principal, donde continúo pegado al cauce del río, atravesando un precioso bosque de ribera, cambiando de vez en cuando de una margen a otra, por sendas pasarelas de madera, que poco a poco se va abriendo, hasta transformarse en un bonito camino herboso, por el que voy pasando junto a las huertas y campos abandonados de la zona, hasta desembocar en el cauce del río Queiles, que cruzo por una pasarela de madera.

Una vez en la margen derecha, el camino se transforma en una pista de tierra, por la que avanzo rápidamente en ligero ascenso, deteniéndome un instante en la cola del embalse del Val, para disfrutar de las vistas hacia las Peñas Royas, donde se ve blanquean las zonas en las que se posan los buitres.

Mirando el reloj, veo que voy con retraso, he quedado a tomar el vermut en Torrellas, así que me pongo en marcha, rodeando el embalse ya por pista asfaltada, pasando junto a la presa e iniciando el descenso hacia los Fayos, donde cierro está bonita circular, no sin antes dar un pequeño paseo por sus calles, para disfrutar de su castillo rupestre y la cueva del Caco, dejando el mirador que ya lo visite la vez anterior.


Tiempo en movimiento: 2:46 h