Z-Circular Doble Vadeo Oraque

Ruta que permite conectar la zona del Cobujón con San Bartolomé y Alosno, vadeando dos veces el río Oraque, por zonas despobladas muy interesantes.
Pero la vuelta no nos salió como esperábamos y hay que buscar pequeñas variantes para evitar algunos obstáculos artificiales que tuvimos que salvar.

DESCRIPCIÓN DE LA RUTA
Salimos de San Bartolomé por la clásica pista de los toboganes, con bastante polvo por la falta de lluvias.
Seguimos siempre por la pista principal, pasando por el Cortijo Los Millares y rondando siempre la vía abandonada del tren de las Minas de Tharsis, hasta topar con la pista que unía Alosno con la Estación del Cobujón (de la línea férrea de Zafra), que en algunos mapas aún se marca como carretera HU-1427. Al llegar a esta pista la tomamos a la derecha, y tras ligero debate decidimos seguirla hasta vadear el Oraque, junto al antiguo puente de la mencionada carretera, del que sólo quedan restos de pilares y la rampa de entrada.

Paso del vado sin mojarnos un gota (en primavera estuve por aquí y era totalmente inviable cruzar los 50 metros del ancho del tumultuoso cauce), y subida ligera por una agradable pista. Al terminar la subida, tras un cruce, ya se nota que entramos en zona más transitada para llegar hasta el Cobujón, aunque el paisaje de monte bajo con encinas y alcornoques acompaña. Encontramos algunos ciclistas en dirección opuesta y seguimos dirección a la Alcolea, destacando sólo que atravesamos algunas manchas de bosque de eucalipto y de pinar, y que debemos afrontar una rápida bajada hasta un arroyo y una corta pero intensa subida, cerca de la Casa de los Cristales.

Como en la subida cada uno va a su ritmo, y el que ha preparado la ruta no es el más rápido, los primeros se pasan el desvío al coronar el ascenso y siguen hacia la Alcolea. Gritos, silvidos y algo de tiempo es suficiente para hacerles volver, y tras un refrigerio, decidimos seguir investigando en base al plan inicial, tomando una bajada por una pista invadida por las jaras, que desciende directamente hacia el Oraque.
Vadeamos de nuevo el río sin mojarnos y buscamos el valle que forma el arroyo del Guijarral al llegar al Oraque, lo que debe facilitar la salida del encajonado Oraque, al menos en lo que a pendiente se refiere.
El citado arroyo aparece flanqueado por vallas a ambos lados, aunque en el lado que estamos un tramo ha sido completamente eliminado y se aprecia una huella de senda, que podría ser de bicis o de ganado. Como no hay alternativa, tiramos por allí, empezando un ascenso con pendientes ligeras, que en seguida nos coloca en una pequeña pista, con desnivel y rumbo similar.
La zona es de agradables dehesas, algo secas por la falta de lluvia, aunque alegrada por alguna laguna para ganado poblada por ánades, y continuando la presencia constante de ciervos. En esta zona, al avistar a dos de ellos, uno calculó mal y al saltar la pista cayó de bruces, lo que no le afectó mucho si nos atenemos a cómo se levantó y huyó después.
El moderado ascenso termina en las Casas del Guijarral, donde accedemos tras abrir y cerrar una cancela, apareciendo en una gran pista que el plano marca como la cañada real Vereda de Carne de Portugal.
Preguntamos a personal de la finca por dónde salir y nos indica hacia el Sur, por donde teníamos pensado ir de todas maneras, aunque a partir de aquí, en cuanto abandonamos la pista principal, empezamos a toparnos con pistas pequeñas que aparecen y desaparecen, numerosas vallas, algunas cerradas, y todo tipo de obstáculos, dulcificado por un agradable paisaje de dehesa y una espectacular congregación de buitres en lo que debía ser un muladar (comedero).
Así llegamos por agradables pistas pequeñas a un cortafuegos que nos hace ascender empujando la bici unos 450 metros (pendiente del 30% y terreno suelto arado), para luego encontrarnos una alta valla que salvamos tras bajar unos 100 metros al 30% hasta un paso de animales habilitado en la valla. Por ahí conseguimos salir, pues llevábamos dirección opuesta a San Bartolomé, y de nuevo tomamos pistas entre dehesas, con algunos tramos rompepiernas, hasta llegar a la pista que por la mañana nos llevó al Cortijo de los Millares, tras solventar un nuevo paso artificial como podemos.
Desde aquí repetimos trayecto, pero ahora claramente picando para arriba y con viento en contra, para rematar la ruta.

La parte de las vallas y el cortafiegos quizá se pueda evitar si desde las Casas del Guijarral tomamos a la derecha en lugar de a la izquierda, y siempre y cuando alguna de las pistas que salen hacia la izquierda desde la Vereda de Carne de Portugal no esté vallada.

Al final salieron 57 km, con un desnivel acumulado de subida de 1.120 metros