zestoa-atumeta-pagarte-anua-azpeitia-zestoa 31-03-19

Zestoa (Gipuzkoa) situada a los pies del macizo de Izarraitz y a orillas del río Urola, villa de gran tradición termal, es muy conocida por las propiedades curativas de sus manantiales. Su balneario lleva en funcionamiento desde 1804 y permite disfrutar del beneficio de sus aguas descubiertas a finales del siglo XVIII.

Al igual que le ocurrió a Ernest Hemingway, que se enamoró de estos territorios en los años veinte del siglo pasado y que mantuvo ese amor durante toda su vida, al que suscribe le pasa algo parecido con esta maravilla de entorno enclavado en el País Vasco.

Tras decidir pasar en familia unos días en el balneario de la Villa, tres fueron los retos que me propuse alcanzar con mi bike. Así que realizando unas consultas con usuarios de Wikiloc, llegué a la conclusión de trazarme unos tracks donde pasar una horas disfrutando de esta impresionante naturaleza, siempre bajo el predominante monte de Erlo y El Xoxote.

Segundo día de ruta por este idílico enclave en el País Vasco, volviendo a salir desde el Balneario de Zestoa, me dirijo al Pueblo por la parte superior de la carretera, y dejándolo a la izquierda, empiezo una subida hasta el cartel que pone Baio, subiendo me adentro a la montaña viendo el Balneario durante un buen rato, curiosamente a la inversa no resulta fácil divisar el camino.



Llego a Igartza y a la tachuela de Trukuman Gaina saludando a unos ejemplares cuadrúpedos y asombrado por las vistas a los valles, vuelvo a divisar el Erlo desde otro punto de vista, no hay prado ni valle que no resalte el esplendor verde de sus laderas. Bajo a Lasao abriendo y cerrando las puertas que me encuentro, al pasar por la casa, dos perros me salen al paso y como voy en descenso pronto los dejo atrás, por si acaso no paro a saludarlos.



Apenas unos metros de carretera me llevan al inicio de la pista de Garatzabal, pronto me encuentro sumido en un amplio corte de pinos donde se apilan bien ordenados, supongo que para su evacuación, un hermoso camino entre pinares donde el silencio solo lo irrumpe el sonido de los pajarillos y los riachuelos; desapareciendo el mundanal estrés y ruidos ajenos a lo natural hasta la llegada a Atumeta.



Donde encuentro el asfalto de la GI-3730, apenas recorro unos metros la abandono para pasar por debajo del pico Pagarte, la cruzaré de nuevo para seguir por debajo del pico anua y descender por un bosque encantador que me embauca al 100% hasta llegar al riachuelo de Seinaras, donde llego a la GI-2634 y me lleva a Azpeitia.

Desde este punto recorro casi el mismo tramo que la ruta anterior pegado al Río Urola y Lasao, con el pensamiento de cual ruta es mejor, la conclusión es que no tiene nada que ver el reto de subir al Xoxote y Erlo, con la explosión de naturaleza de llegar a Atumeta descubriendo estos magníficos caminos. Han sido dos auténticas salidas en la que he disfrutado a lo lindo gracias a la aportación de los usuarios Nihat y Jon Garate.